Al menos treinta personas fallecieron ayer como consecuencia del derrumbe del tramo de un puente en la ciudad italiana de Génova (noroeste), un suceso que ha generado en el país un debate sobre el estado de las infraestructuras. El balance de muertos es provisional. El ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, dijo a los medios desde la isla de Sicilia (sur), donde se encuentra, que hay una treintena de muertos.

Luigi D’Angelo, director operativo de Protección Civil de Italia, confirmó que hay además 16 heridos, diez de ellos en estado grave, y todos están siendo atendidos en diversos hospitales de la zona, que están en alerta máxima e implementaron el mismo protocolo que usan para los casos de terremoto, en previsión de más víctimas.

El suceso ocurrió en torno de las 12, hora local, cuando un tramo del puente Morandi, de un kilómetro de longitud y una altura de 90 metros, se vino abajo, sepultando bajo los escombros a varios vehículos.

Inicialmente se apuntó a las fuertes lluvias como la causa del incidente, aunque momentos después la compañía encargada de la gestión y el mantenimiento de la autopista, que es Autoestrade per l’Italia, filial de Atlantia, informó en un comunicado que estaba trabajando para asegurar el pavimento del viaducto.

La concesionaria subrayó que “tal y como estaba previsto, se había instalado un puente grúa para permitir el desarrollo de actividades de mantenimiento” y que “los trabajos y el estado del puente estaban sujetos a constante observación” por parte de las autoridades locales.

Ahora la prioridad es sacar a las personas que aún puedan estar vivas y atrapadas bajo los escombros, y por eso en el área se encuentran unos mil agentes, entre Policía Estatal, Municipal, equipos de Bomberos, Protección Civil y personal sanitario.

Actúan contrarreloj para limpiar la zona y los esfuerzos continuarán hasta que exista la certeza “de que no queda nadie más”, confirmó D’Angelo.

Por su parte, el jefe de los Bomberos, Bruno Frattasi, manifestó que “las operaciones están siendo complicadas” por las condiciones climáticas, pero garantizó que las labores de búsqueda de posibles supervivientes continuarán.

En la zona también están siendo atendidas las familias de las víctimas, que reciben asistencia psicológica, detalló el coordinador del Departamento de Emergencias, Angelo Gratarola.

Las causas del derrumbe aún se desconocen y serán esclarecidas en una investigación que la Fiscalía de Génova abrirá en las próximas horas, dijo el fiscal de esta ciudad italiana, Francesco Cozzi. “Un puente de este tipo no cae ni por un rayo ni por un temporal, los responsables deben ser identificados”, consideró por su parte el viceministro de Infraestructuras, Edoardo Rixi. El ingeniero Antonio Brencich profesor de la Universidad de Génova, dio una respuesta hace años: “El puente Morandi es un fracaso de ingeniería”.

Brencich, docente de cemento armado en la facultad de Ingeniería de Génova, afirmó en 2016 en una entrevista que “ese puente es un error y debe ser sustituido. No sé cuándo. Pero llegará el momento en el cual el costo del mantenimiento será superior al de la sustitución”. El puente estuvo sometido a trabajos mantenimiento constantemente y los últimos se hicieron en febrero de 2016.

De momento, el gobierno italiano, formado por los antisistema del Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y la ultraderechista Liga, ha señalado que trabajará para que los culpables asuman responsabilidades. “Como italiano haré todo lo que esté en mi mano para tener nombres y apellidos de los responsables pasados y presentes porque es inaceptable que en Italia se muera así”, dijo Salvini.

También el ministro de Infraestructuras, Danilo Toninelli, aseguró que “todos los responsables pagarán” y reiteró que quien gestionaba la manutención de esa autopista es Autostrade per l’Italia.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, se ha trasladado a Génova para visitar la zona de siniestro y reunirse con las autoridades locales en la sede de la Delegación del Gobierno. Mañana está previsto que también se reúnan en Génova el líder del M5S y ministro de Trabajo, el ultraderechista Luigi Di Maio, el líder de la Liga y ministro del Interior, Salvini, y el resto del gabinete del Ejecutivo para valorar la situación y decidir qué medidas tomar.

El puente fue construido entre 1963 y 1967 y une la autopista A10, que llega desde la frontera de Francia, con la A7 hacia Milán (norte). El viaducto transcurre sobre una zona urbana en la que hay centros comerciales, edificios residenciales y áreas industriales. 

Las autoridades italianas ya identificaron a diecinueve de los fallecidos tras el derrumbe y difundieron que de los dieciséis heridos hay diez muy graves.

Las autoridades de Liguria, región a la que pertenece Génova, también indicaron que fueron desalojadas 432 personas de once edificios cercanos a la zona del derrumbe, como medida de prevención para evitar riesgos derivados de posibles desplomes.

Durante el rescate, una fuga de gas obligó a los bomberos a evacuar el área de intervención. Un total de 440 personas obligadas a abandonar sus hogares, una cifra que podría aumentar: el Ayuntamiento de Génova anuncia que todavía están en curso las evaluaciones sobre los desalojos. La Defensa Civil evacuó hasta ahora 11 edificios y la situación está bajo constante vigilancia. 

Se implementaron los mismos procedimientos comprobados de terremoto. Los técnicos de la carretera están comprobando la rigidez del resto del puente. “Existe el riesgo de que otras partes del puente colapsen”, informa uno de los rescatadores en el trabajo cerca del puente derrumbado. “Por esta razón, hemos desplazado a personas de todos los edificios circundantes”.