Parada sobre el escenario del Torquato Tasso, donde hoy dará su segundo show en CABA, Liliana Felipe extiende su largo brazo y señala el Parque Lezama tras el ventanal enorme que da a la calle Defensa. “Exactamente donde tú estás mirando, hubo un mercado de esclavxs. ¿Lo sabías? Ahí mostraban a las personas y las vendían”, dice. Impresiona imaginar que ese espacio arbolado, uno de los grandes pulmones con los que respira nuestra capital, fue sede de semejante crueldad. Una crueldad por entonces tan naturalizada como podría ser en la modernidad la que se ejerce en un frigorífico o un criadero de aves, que son lo más parecido al infierno que hay en la tierra, según Liliana, quien se ha volcado en los últimos años casi absolutamente a la lucha contra el especismo (discriminación por especie). No obstante, el feminismo, del cual nunca dejará de ser una referente artística, la sigue convocando y en Argentina una de sus presentaciones previstas –que lamentablemente se suspendió por mal tiempo– fue en el marco de actividades del 8A. Cuando nos encontramos para hacer esta entrevista el cielo era un manto gris, un día después de que el Senado se negara a la legalización sobre el aborto: “Yo siento desde afuera que esa lucha ya se ganó, es evidente –dice Liliana–. La gente que votó en contra es como si lo hubiera hecho en contra de la abolición de la esclavitud humana. Es algo incomprensible que te opongas a un tema de salud. Yo estoy haciendo el club de fans del Dr. Albino. Es increíble la mente de ese tipo. Pero de ahí a mí se me desprende esto: los senadores o los hombres que creen que pueden opinar sobre lo que las mujeres podemos hacer. Y hay mujeres que mantienen esa maquinaria obsoleta. Yo siento que hay gente que se cree el invento de Dios y usa tanta energía en ese invento que no le queda energía para lo real”. 

Ahora México está dando la vuelta de este tipo de políticas con la asunción de López Obrador…

-Sí, después de 30 años de lucha. Nosotras lo conocimos hace 14 y desde ese momento él decía: vamos a hacer una revolución sin disparar una bala. Y pensábamos: está loco, no es posible. Ahora vemos que sí lo es. Él es un tipo sensible e inteligente y puso en evidencia el sistema político mexicano. 

¿Y será México un faro?

–Para el mundo. Por ejemplo, la representación de las mujeres en su gobierno: son lo mejor que yo he conocido.

Jesusa, por ejemplo, que acaba de ser electa senadora…

–Sí. Jesu. Me parece increíble que una persona como ella con el tipo de información que tiene, que no tiene nada que ver con ese tipo de política, pueda hablar y decir lo que piensa y hacer un voto.

¿A qué tipo de información te referís? ¿Políticas sexuales, de género, situación de las mujeres, cuestión indígena?

–Más antropológica que feminista. Aunque Jesu es naturalmente una feminista, una luchadora. Por el tema donde vayamos, ella estudió mucho lo poderoso de los 5000 años de historia de civilización indígena en México. Es muy fuerte todo lo que sabe (para ellos por ejemplo, los animales eran seres iguales a nosotros en el vínculo con los dioses, o con los elementos). En cada piedra de México están tallados los ancestros, es indestructible. Y a lo mejor está muy vaciado de contenido porque tú ves a los pueblos indígenas embobados, tomando Coca cola, bebiendo el agua contaminada. Pero hay algo en el subtexto que se puede recuperar.

Los últimos años para las mujeres en México han sido demasiado tremendos… ¿Cómo se hace para revertir eso aún teniendo un López Obrador en el poder?

–Siguen siéndolo. No sé cómo se hace. Yo soy muy cuadrada, pero para mí tiene que ver la alimentación. Siempre llego al mismo punto. México tuvo una alimentación sana. Por ejemplo, el tema proteína se soluciona con la milpa, un pedazo de tierra que tienen los campesinos donde se siembra maíz, frijol, tomate, chile, calabaza. Con eso se puede sobrevivir. Yo siento que si tu alimentación es engordar a alguien para comértelo, eso lo vas a reproducir en todos los niveles.

Estás diciendo lo que decía mi abuela: dime qué comes y te diré quién eres. En otras palabras, que la alimentación es política. 

–Exacto. Si aparte de que sos pobre, te dan de comer un pollo al que alimentaron con una información de mierda entonces a parte de pobre vas a estar enfermo y jodido. El negocio de los gobiernos es hacer hospitales, incrementar la industria farmacéutica, no revisar las dietas, ni eliminar la comida chatarra o prohibir la Coca cola. Es decir, todo lo que deberíamos hacer y que nunca hay tiempo. La izquierda dogmática siempre dice que hay muchas cosas más importantes. Yo creo que la violencia comienza en tu plato, que estamos generando esta cantidad de pobres y que con nuestro plato somos los que pusimos a Macri en el poder, porque Macri fue ungido en la Sociedad Rural Argentina. 

NO SE NACE VEGANA

Durante los últimos años, al comenzar sus shows, Felipe toma el tiempo desde el minuto uno hasta el final y lo multiplica por la cantidad de animales muertos en una hora según las estadísticas. La cifra es siempre descomunal. Son millones y millones. Esperemos que en honor a esta lucha, en el recital de esta noche no falten temas como el súper tierno “Los perros”, compuesto para la obra de teatro La mujer que mató a los peces –basada en un cuento de Clarice Lispector y dirigida por Clarissa Malheiros–, que dice: “Nadie nos engaña con mentiras/ sabemos muy bien lo que queremos/ olemos el hueso./ Somos amigos de perros indigentes/ perros rapados/ perros callejeros/ (…) Sacamos a pasear a nuestros dueños/ cuando vemos que están muy impacientes”. “Yo no como conejo”, otra de las canciones veganas de este disco, un año atrás despertó la carcajada avergonzada de gran parte del público y dice: “Yo no como conejos/ porque sería como comerse un amigo/ Yo no como conejo/ no como a mi amigo”.       

Siempre fuiste feminista y en este momento te caracteriza esta militancia, el especismo. ¿Vos pensás que esta lucha es abarcadora de otras, que incluye por ejemplo los intereses ecofeministas?

–Absolutly. En la parte del feminismo siempre confié en mis amigas ideólogas y siempre dije sí, como que daba yo por hecho que todo estaba bien. Pero cuando vi el problema del maltrato y la discriminación animal, le pregunté a una amiga y me dijo que no. Luego llegó a mis manos un artículo de Ángela Davis donde ella cuenta que cuando la detuvieron en 1976 lo primero que le ocurrió fue dejar de comer animales en la cárcel. No lo pudo decir, hizo la conexión directa, pero ella no sabía por qué. Después dio una charla y dijo que la tarea del feminismo era revisar la alimentación. Y ahí empecé a atar cabos. En 1930 en Inglaterra comienzan seis mujeres vegetarianas la lucha contra el viviseccionismo (abrir a los animales en vida para estudiarlos. Descartes fue el que decía que los animales son mecánicos y las universidades son cartesianas aun). Para lograrlo deciden que tienen que tener peso político y en el camino a aquello consiguen antes el voto femenino. 

¿Te definís como vegana?

–Lo que siento es que siempre que violentemos a los animales no podremos vivir en paz. O te vas por la vía vegana o por la explotación animal. No hay una tercera opción. Y cómo es posible que te guste algo que ha provocado tanto dolor y tanto dinero para el esclavista, que te hace infeliz imponiéndote este sistema político. ¿Quién quitó a Dilma? Los ganaderos. ¿Cómo consiguió su dinero Trump? Vendiendo carne, ¡chingada madre! ¿Qué acaba de anunciar Macri? Que venderá carne a Japón. ¡Los agrotóxicos! No puedes hacer la unión si tu cerebro está engrasado… cuando empiezas a desengrasarlo se demuele un edificio aterrador.

Entonces es para vos la verdadera deconstrucción esta…

–Claro que sí. 

Pensaba en la muerte de Berta Cáceres, y las líderes políticas sociales defensoras de la tierra tan perseguidas en los últimos tiempos…

–¡Sí! Santiago Maldonado ya había derrotado al poder desde su cuerpo y su plato. De verdad a mí me encantaría que todos lo entendiéramos. Yo no estoy sola. Somos muchísimos. Hay gente que ha sufrido discriminación y todavía no se atreve a cuestionar el imperativo carnívoro patriarcal capitalista... Yo tantos años luchando por los derechos humanos, y me da culpa y vergüenza porque lo que hacemos con los animales es peor que con los humanos. Con los humanos por lo menos sabemos que es un asesinato, con los animales es legal.

La música sigue siendo para vos una herramienta política, por supuesto. Ahora en defensa de los animales. En una entrevista decís que la música nunca es ingenua…

–Siento que es un arma de control. Los medios masivos siempre contratan a gente que no sabe música para hacerla. La hacen con la compu, con los programas. ¿Porqué no me contratan a mí para hacer la instalación eléctrica de la pileta de la casa de gobierno? Siento que es muy mezquino hacer música sin saberlo. Es algo repetitivo y tonto, repiten lo tonto. La música puede ser una tortura, en el sentido de como se usa en los bares, en los volúmenes que se utilizan. Para mí debiera estar prohibida la amplificación. Es una invasión fatal. Jesusa está empezando a pensar en el derecho al silencio.

¿Para implementar medidas políticas?

–Sí. Me lo dijo porque ve cómo sufro. Cómo me aleja y me obnuvila estar en un sitio donde no podés tener un minuto de silencio.

Ustedes viven en una zona alejada de la ciudad y tienen un burro, ¿verdad?

–Sí, Sancho. Es inteligentísimo. Y está en pareja con Juana Inés (por Juana Inés, la sabia) que está embarazada. Y ahora tenemos también una yegua a la que le pusimos Cristina. Cristina, la yegua, es lo máximo. Es de verdad muy bonita.

Liliana Felipe se presenta el 17, 23, 24 y 25 de agosto a las 22 en Torquato Tasso (Defensa 1575).