“Si se miran con atención los dibujitos, las pelis, los cuentos y juegos, el modelo es siempre el de la heteronormatividad. ¿Cómo construimos una sociedad diferente sino empezamos por los más chiquitos?”, dice Laura Sabino, escritora de libros infantiles e inventora de juguetes. Recientemente, a su línea de juegos reglados Variaciones lúdicas, Laura acaba de incorporar una serie de rompecabezas muy sencillos, de cuatro piezas, con ilustraciones representativas de las familias diversas. Estos mini puzzles están destinados a los más pequeños y se pueden conseguir accediendo a su página de Facebook. No se la pierdan: además de ser muy simpáticos los diseños (de Agustina Solavaggione), la opción que Laura ofrece no es de las más corrientes; todavía en esta época, aunque parezca extemporáneo, las vidrieras siguen saturando con muñecas infinitamente rosas y toda la artillería machirulita de armas y autitos. Difícil para los chicos despegar de semejante inercia. 

Cuando Laura se dispuso a probar el juego con su propio hijo de tres años, se encontró con sorpresas: “Al principio, cuando le mostraba los rompecabezas, veía siempre un papá y una mamá aun cuando eran dos papás (tengamos en cuenta que él tiene dos mamás, así de fuerte es la bajada que llega desde afuera). Luego pudo identificar el género de los integrantes de cada familia. Expresó alegría cuando vio un nene con dos mamás. A partir de ese momento, al ver a la familia típica heterosexual, dijo “tiene un solo papá y una sola mamá”. Si bien en el jardín de infantes al que el hijo de Laura Sabino asiste, no disponen de juegos representativos de su coyuntura familiar, las maestras les ofrecen una serie de láminas intercambiables de mamás y papás que se combinan entre sí como cada chicx quiera. 

Es el mismo concepto que manejan las creadoras de Mey Petit Dolls, que son una serie de muñecos de tela -algunos con hijos a upa y otros no, algunos con género identificable, otros no-, que al venderse por separados, forman coyunturas familiares de acuerdo a lo que los clientes elijan. Mey Petit Dolls (así se los puede encontrar por Facebook), al igual que otra línea, La ovejita negra (laovejitanegrajuguetes. mitiendanube.com), ofrece también una variedad de diseños representativos de las diferentes etnias: muñecos afro, morenos, blancos, chinos, se juntan entre sí para amarse y si quieren, maternar o paternar a sus mulliditos hijos de lino, plush o algodón. La ovejita, además, irrumpió en el mercado para traer la novedad más vieja del mundo: la sexualidad. Entre sus productos figuran los muñecos sexuados y embarazadxs como la muñeca Celina (sí, todavía no llegó a La ovejita la noción de los cuerpos gestantes), cuya presentación reza en la página web: “Es una versión de la clásica muñeca sexuada de La Ovejita Negra tuneada de manera exclusiva con prendas y accesorios para amamantar. Celina tiene a su bebé en la panza, puede parirlo, amamantarlo. Mide 45 cm de altura (…) Ideal para familias, niños, profesionales, instituciones que busquen estimular desde el juego prácticas amorosas de crianza y del reconocimiento de nuestros cuerpos sexuados”. Otra versión de Celina, supera por mucho lo que alguna vez podríamos haber imaginado en materia de muñecos quienes hoy peinamos o despeinamos canas: “Muñeca de tela sexuada embarazada. Nacimiento por cesárea, lleva en la panza a su bebé, lo da a luz por cesárea o parto vaginal”.  Todas estas variedades, pueden conseguirse, no solo a través de la página web sino en jugueterías didácticas como Fort da, en Río de Janeiro y Rivadavia, en el corazoncito de Caballito.