Interpelación

Vengo de la noche con vos. Qué significa. Que vuelvo del abismo. Que caer es un lujo que se dan los que han subido. Que gatear rompe las rodillas y es hermosa esa costra que no termina de sangrar. Porque ahí estuvo tu lengua, materia en discusión. Cuando lame deja de ser tuya. El cuerpo, un atajo para sortear la muerte.

Caída

Aquel primer residuo, la serpiente, también era nocturna.Tuvo que ser bajo un cielo oscuro que secreteó en la oreja de la mujer desnuda. El mal es cenital, baja del árbol en la sombra. La lengua ácida se introduce y despierta el apetito. El saber cabe en una semana. Como regresando de un presentimiento o de una pesadilla, quien vuelve abre los ojos en la mañana con una única aspiración: arruinar el mundo. Acelerar las horas. Cómo. Haciendo una sombra sobre la mañana, inseminando la tarde, para alcanzar con el cuerpo el esplendor de la caída. Giros para volver a la serpiente, esa vieja loca con ideas, que es la espina dorsal de los que sobreviven a la narrativa doméstica de los días.

Licencia

A última hora, cuando se cierran las puertas de la iglesia, los santos se liberan de la rutina de adoración, de su función piadosa. Se arreglan los vestidos, soplan las velas y bajan de los altares. Tienen los huesos secos por las miradas ajenas y les lloran los ojos de no poder cerrarlos. Varios pestañeos simultáneos apagan los cirios más altos. Los templos son fríos y los santos están descalzos. Para entrar en calor hacen rondas frenéticas y palmas. La virgen se chupa el escote, que huele a eternidad. Los años han creado una costra de sudor ahí, donde el vestido hace un pliegue. Toman el vino sacro mientras los angelitos se miran perplejos el ombligo, ese hueco que carece de sentido.