“¡Coño, si esta gente escribe por qué no voy a escribir yo!”, pensó Leonardo Padura (La Habana, 1955) a mediados de los 70, cuando era un joven de 20 años que sólo aspiraba a jugar al béisbol. Después de estudiar en la Universidad de La Habana, ingresó a la redacción de la revista El Caimán Barbudo, una publicación cultural con hambre de renovar el anquilosado trabajo periodístico de la década del 80. Ese primer experimento duró un poco más que un suspiro y al joven Padura lo enviaron al periódico Juventud Rebelde, donde se encargarían de domesticarle “los humos intelectualoides”, corregirle las “desviaciones” y “reencauzarlo ideológicamente”. Pero la lógica de aquel proceso falló y el entonces periodista, junto a otros compañeros castigados, fue convocado a una misión histórica: mejorar la calidad de los artículos que publicarían. En 1988 publicó su primera novela, Fiebre de caballos. La saga del escéptico detective Mario Conde empezó con Pasado perfecto (1991) y se prolongó con Vientos de cuaresma (1994), Máscaras (1997), Paisaje de otoño (1998), La cola de la serpiente (1989), Adiós Hemingway (2001), La neblina del ayer (2005), Herejes (2013) y La transparencia del tiempo (2018). El principio de su proyección internacional llegó promediando los años 90 con el empujoncito del premio Café Gijón y la publicación de su obra por la editorial española Tusquets. Y siguió con el Hammett, que obtuvo tres veces –en 1997, 1998 y 2005–, el Roger Callois en 2011, el Premio Nacional de Literatura 2012, la Orden de las Artes y las Letras en 2013 y el Princesa de Asturias de las Letras en 2015. Además de la saga de Mario Conde, es autor las novelas La novela de mi vida y El hombre que amaba a los perros (2009), una vertiginosa reconstrucción de las vidas de  León Trotsky y Ramón Mercader, traducida a más de diez idiomas.