Las Kamikazes, selección nacional femenina de beach handball, se quedaron ayer con la medalla de oro tras vencer en una emotiva final a su par de Croacia por 2-0 (14-10 y 18-16). Con notables rendimientos de las neuquinas Rosario Soto (arquera) y Gisella Bonomi (pivote), las argentinas cerraron su sólido recorrido por los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018, donde ganaron nueve partidos (cuatro por shoot-out) y perdieron sólo uno. El plantel entrenado por Leticia Brunati está completado por Lucila Balsas (central), Caterina Benedetti (especialista), Fiorella Corimberto (extremo), Belén Aizén (ala), Carolina Ponce (especialista), Zoe Turnes (ala) y Jimena Riadigos (pivote).

Con un Parque Sarmiento repleto como escenario –donde hubo que colocar tres pantallas gigantes para el público que no logró entrar al estadio–, las chicas habían conseguido más temprano su pasaje a la final gracias a un sufrido triunfo ante Hungría por 2-1 (20-18, 12-16 y 7-6), elenco que se quedó luego con el bronce tras superar por 2-0 en el partido por el tercer puesto a Holanda, el único seleccionado que pudo vencer a las argentinas (en primera fase, por 2-0). Aquella semifinal para el infarto, donde la arquera húngara pareció por momentos invencible, poco tuvo que ver con el partido definitorio. Las Kamikazes dominaron a Croacia de inicio a fin con un estilo de juego sustentado en la búsqueda de la gigante neuquina de 1,80 metro, Bonomi, quien se elevó una y otra vez entre las defensores para recibir las asistencias de sus compañeras y definir de fly, tanto que vale doble. Quien también se destacó en su faceta de ataque fue Ponce, autora de cinco tantos. “Es inexplicable todo esto, lo remerecíamos. Disfrutamos muchísimo este partido y esa fue la diferencia”, consideró la ensenadense.

Pero no sólo de ataque vivió el seleccionado. Al buen momento de sus goleadoras, Argentina supo acompañarlo con una sólida actuación en defensa, donde se destacó, por ejemplo, Turnes. “Yo no estoy llorando porque todavía no caí, no sé dónde estamos. Nosotras queríamos ganar 2-0, a quien sea, queríamos la final jugando a lo que sabemos y nuestras herramientas quedaron demostradas en la cancha”, afirmó la porteña, una de las que nunca paró de volar para intentar bloquear los lanzamientos croatas.

Las Kamikazes obtuvieron ayer la máxima recompensa a cuatro años de preparación para un deporte nuevo, que constó de un largo proceso de convencimiento para llevar jugadores del handball indoor a la arena. Mucho de ese esfuerzo fue realizado por Brunati, la entrenadora de las Kamikazes. “Es un premio a un esfuerzo de casi cuatro años, que hicimos con estas chicas, con el cuerpo técnico. A principio de 2015 empezaron trabajando en indoor, después las fui captando para beach. Tras la primera victoria con Hungría, nos dimos cuenta que le podíamos ganar a cualquiera”, aseguró la madre de la criatura tras la consagración.