La organización Amnesty Internacional apuntó que la elección de Jair Bolsonaro en Brasil “podría entrañar un riesgo enorme para los pueblos indígenas y quilombolas, las comunidades rurales tradicionales, la comunidad LGBTI, la juventud negra, las mujeres, las personas que son activistas y las organizaciones de la sociedad civil si su retórica se convierte en política pública”. Por su parte, el diputado del Parlasur Oscar Laborde señaló: “Parece irónico, pero la elección consumó el golpe de Estado. Este domingo se culminó lo comenzado el 31 de agosto del 2016 cuando se destituyó a Dilma Rousseff, sin denuncias de corrupción, por actos administrativos y que se continuó con la persecución y prisión a Lula da Silva, en un juicio totalmente capcioso y sin pruebas”.