La semana pasada Lifetime estrenó la cuarta temporada de Jane The Virgin (va de los miércoles a las 22), la telenovela renovada que sigue la vida de Jane Villanueva (Gina Rodríguez). En el programa, la chica quería mantenerse virgen hasta el matrimonio pero fue inseminada por error durante un chequeo ginecológico. Una católica ferviente, que llevó en su vientre el esperma de su propio jefe, hija de un galán de telenovelas al que desconoció por mucho tiempo, con una madre y abuela de culebrón –sí, todo eso–, y decidió tener ese bebé. Estos episodios apuntarán sobre la maternidad de la protagonista. También se mantiene la lógica de triplicar la apuesta por cada embrollo. ¿Un ejemplo? Ahora Jane es una viuda muy joven como su abuela. También canalizó ese dolor y lo plasmó en un libro en el que cuenta su historia mientras sigue apostando por el amor. Otra de las grandes sorpresas es la incorporación al elenco de Rosario Dawson como una abogada de las recias.

Desde su estreno en 2014, la ficción ha sido bien recibida por la crítica y su protagonista obtuvo un Globo de Oro por el papel. Jane The Virgin sabe jugar con los cánones del género latinoamericano por excelencia. Mejor dicho, los dobla, pero sin partirlos. Incluso aparecen las voces en off y hasta sobreimpresos inéditos para esta clase de programas. El absurdo de las situaciones apela a un espectador que conoce los clisés y artificialidades pero nunca abona el cinismo. ¿Una novela? Sí, pero otra clase de novela.