El español Rafael Nadal recuperó ayer la épica de los cinco sets en el Abierto de tenis de Australia al tumbar al alemán Alexander Zverev por un trepidante 4-6, 6-3, 6-7 (5), 6-3 y 6-2 para alcanzar los octavos de final.

El número nueve del ranking, que desde la segunda ronda de Australia 2015 había perdido sus tres partidos a cinco sets, protagonizó una remontada que recordó por momentos a ese tenista de mente indestructible que conquistó 14 Grand Slam.

“Ganar en tres sets está fantástico porque quiere decir que estás jugando bien, pero a nivel general victorias así son necesarias y muy importantes para tener la confianza y la tranquilidad para que cuando salís a la pista sepas que estás preparado para superar momentos de adversidades”, señaló en rueda de prensa el español, que atravesó periodos de lesiones y ansiedad desde que ganara su último grande en Roland Garros 2014.

Nadal, de 30 años, lució mentalidad de hierro y piernas de acero ante Zverev, la gran promesa del tenis a sus 19 años. El alemán, 24 del ranking, acabó hundido físicamente ante la exigencia de su rival. “Es muy importante. Si esto me dará un ‘click’ o no, ya lo veremos. Es un buen comienzo de año para mí”, dijo visiblemente feliz Nadal. “No sé qué pasará en el siguiente partido, pero de cara al futuro es muy importante”.

Campeón en Australia en 2009, el español se medirá el lunes en octavos de final al francés Gael Monfils, sexto cabeza de serie, que batió por 6-3, 7-6 (1) y 6-4 al alemán Philipp Kohlschreiber.

Zverev, al que Nadal se refirió en la previa como un potencial número uno en el futuro, demandó hasta el límite al español con su tenis de pura fuerza. Esa energía, unida a sus 1,98 metros y a una mente muy bien amueblada para su edad, dan como resultado a un jugador total.

Once años mayor que su rival de ayer, a Nadal le tocó apretar los dientes ante Zverev. Fue un partido peliagudo, de esos en los que el palco del español no dejó de resoplar. “Le ha dado la vuelta como él sabe hacer, todavía tiene esa garra intacta y esa fortaleza mental”, indicó Carlos Moyá, que se incorporó al equipo técnico de Nadal en diciembre. “Fue un partido dramático, de nervios, con mucha tensión”, agregó el ex tenista.

En su primer y único enfrentamiento hasta ayer, hace un año en Indian Wells, Zverev falló una volea fácil con match point y acabó perdiendo.

Ayer no llegó a disponer de una pelota de partido, pero también tuvo a Nadal contra las cuerdas. Pero eso, y hoy quedó demostrado de nuevo, con Nadal no es suficiente. Es un especialista en revivir, en jugar con la cabeza cuando el tenis no alcanza.

“Llevo tiempo luchando y trabajando para momentos así. Es bonito y satisfactorio que las cosas salgan a nivel físico, mental y tenístico”, indicó Nadal, que llevaba tiempo esperando una victoria así, trabajada, ante un rival de altura, a cinco sets y remontando. Era una prueba que de algún modo tenía que superar para sepultar ese 2015 de dudas y ese 2016 de lesiones.

Nadal perdió ante el italiano Fabio Fognini en la tercera ronda del US Open 2015 tras desperdiciar dos sets de ventaja. Hace un año, en Melbourne, se despidió en la primera ronda en cinco parciales ante el español Fernando Verdasco. Y en su último grande, el US Open 2016, cayó con el francés Lucas Pouille pese a ir 4-2 arriba en el set definitivo.

Así fueron los tres últimos encuentros de Nadal a cinco sets. Tres partidos dolorosos para un jugador con una estadística de 18 victorias (con la de ayer) y ocho derrotas en sus duelos a cinco sets. “Puede ser un punto de inflexión. Hay muchos partidos a lo largo del año que son potenciales puntos de inflexión y obviamente ganar a un jugador como éste y de esta manera puede serlo”, celebró Moyá.

En otros resultados de la jornada, el español Roberto Bautista derrotó a su compatriota David Ferrer por 7-5, 6-7 (6), 7-6 (3) y 6-4, y su próximo rival será el canadiense Milos Raonic superó por 6-2, 7-6 (5), 3-6 y 6-3 al francés Gilles Simon; el uzbeko Denis Istomin venció 6-4, 4-6, 6-4, 4-6 y 6-2 al español Pablo Carreño.