Desde Guadalajara

La escritura y la edición cambian el mundo. El secreto mejor guardado de la 32° Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) es un stand colectivo de pequeñas editoriales, integrado por Impronta Casa Editora y Ámbar Cooperativa Editorial –las dos con sede en Guadalajara–, Gato Negro y Acapulco, de la Ciudad de México. Impronta Casa Editora fue creada hace cuatro años, en 2014, por Alexia Halteman, Helena Aldana y José Clemente Orozco Farías, nieto del famoso muralista mexicano. El sello es una rareza por estar alejado de las técnicas convencionales de impresión. En las máquinas que tienen, casi antigüedades, se hacen libros tipográficos con tipos móviles y linotipia. Hay una declaración de principios política y estética que recupera y reinventa lo artesanal en el siglo XXI. Se pretende retomar el arte del libro que se ha dejado de lado en la inmediatez de las manufacturas masivas y así regresarle su cualidad de objeto y la experiencia sensorial que implica la lectura. Aldana dice a PáginaI12 que ahora están haciendo una tirada promedio de 500 ejemplares, pero cuando empezaron publicaban 200 o 300 ejemplares por cada título. La Colección del Semáforo incluye poesía, ensayo y cuento, como los poemas de Vida de living de Tamara Kamenszain. 

El último libro de Impronta Casa Editora es una edición bilingüe de una belleza extraordinaria, El pintor en la vida moderna, de Charles Baudelaire, una impresión tipográfica y risograph; un ensayo en el que Baudelaire señala una nueva forma de ver los bajos mundos citadinos: el flâneur es un paseante que vaga sin rumbo fijo por la ciudad, como un observador atento, cabal y despreocupado. Hay que ver la calidad visual de Noveno piso, de Mario Levrero. Quien quiera leer, que lea la “Breve declaración de intenciones” de Impronta: “1–Creemos que la impresión (en papel o pantalla) es, todavía, un agente transformador. Para nosotros, la escritura sigue cambiando el mundo”. “2–Abogamos por la defensa de las ideas y de la libertad de expresión. Llamamos a la desobediencia, a la incomodidad y reclamamos el derecho universal del ocio. Desde ahí, editamos e imprimimos”. “3–Es indispensable para la edición buscar la independencia, y la autonomía: intentar alejarse de convenciones impuestas por exigencias del mercado, evitar la censura y buscar crear comunidad”. “4–Todo sujeto es (afortunada o desafortunadamente) un sujeto político. Por lo tanto, defendemos que es necesario reapropiarse de los ejercicios y espacios políticos”. “5–Toda revolución, por pequeña e intrascendente que sea, tuvo su génesis en la divulgación de una nueva idea; en la impresión y la circulación de papeles insurrectos”.

Ediciones Acapulco surgió en la ciudad de México en 2011, fundada por la diseñadora editorial Selva Hernández, para hacer libros desde una perspectiva del diseño y del libro como objeto. Los tirajes son limitados –100 a 500 ejemplares– con atención especial en el diseño tipográfico, los materiales de impresión y los acabados de la encuadernación. Impresiona la belleza y la hermandad de estos proyectos, como se puede observar en el poemario Blues, de Gloria Gervitz (Ciudad de México, 1945), con dibujos de Magalí Lara, una voz femenina que le habla a un amante. La creadora escucha el eco de una canción Geisha, de un poema sufí, de Yeats, del Cantar de los cantares y los utiliza para conformar su obra. Otro libro para atesorar es La Guácara Romántica, de Ashauri López (ciudad de México, 1988), una recopilación de basura publicada en internet, entre 2005 y 2015. Gato Negro, un proyecto del artista mexicano Arturo Hernández Alcázar (México, 1978), comenzó hace cinco años. Entre sus títulos se destaca La manzana no espera, del artista argentino Ricardo Carreira (1942–1993), pionero del arte conceptual latinoamericano, una antología de poemas y prosas.

Erika Rivera cuenta que en 2013 nació Ambar Cooperativa Editorial. El colectivo está integrado además por Militza Ledezma, Carlos Armenta, Erandi Barbosa, Alejando González, Karla Preciado, Francisco Estrada y Julio Rivas. “Una de las apuestas es que somos cien por ciento libros editados por licencia copyleft. Nuestros libros se pueden descargar gratuitamente. Yo me integré al proyecto un año después, en 2014, cuando salió el primer título, Bartleby, el escribiente, de Herman Melville, que abrió la primera colección, ‘Dominio Público’, que invita a leer textos literarios que ya estén en dominio público. Comenzamos con Bartleby... porque creemos que es un texto que habla mucho del ideal de la editorial y nos parecía una buena carta para presentarnos”, explica Rivera, encargada del diseño de los libros. “Lo que pretende Ámbar es llegar a nuestra generación –somos contemporáneos y estamos cerca de cumplir 30 años– con una propuesta de empresa cooperativa. Queremos hacer circular la literatura”. En la colección “Dominio Público” también han editado Un lance de dados jamás abolirá el azar, de Stéphane Mallarmé, una edición bilingüe acompañada de dos ensayos y un escolio de Luis Vicente Aguinaga, Samuel Bernal y Angel Ortuño; y La rebelión de los negros, de Javier Raya (Ciudad de México, 1985), una novela que toma la figura del escritor fantasma, también conocido como “negro literario”, para establecer cuestionamientos acerca de la autoría y de la concepción del arte, así como del papel del escritor y la literatura en las dinámicas políticas, sociales y económicas que rigen el presente mexicano. La “Colección 21” publica a escritores contemporáneos con un estilo de escritura por fuera de lo convencional, como Crónicas de un nuevo siglo, de Xel–Ha López Méndez (Guadalajara, 1991), poemas en los que López Méndez narra sus experiencias en el sur del país. “Cabezas colgando de un árbol/ como esferas.// Un siglo nuevo”. Así empieza, con esa potencia descomunal, el libro de esta joven poeta. La tercera colección es “Panfleto”, la “más política” de la editorial, que empezará con Horizonte comunitario, un libro de Raquel Gutiérrez, matemática, filósofa, socióloga y activista mexicana de Puebla, de próxima aparición. Después reeditarán Antígona González, de Sara Uribe. 

“En el mercado editorial hay libros muy caros y bellos, pero el acceso es muy limitado”, advierte Rivera. “Nosotros queremos tener textos padres, pero con un costo más bajo. Que estén bonitos, que tengan un lindo papel. La información se debe compartir. Si creemos en la literatura, te la regalamos. Ya si te gusta nuestro libro, ven y cómpralo. Queremos compartir la información, poder bajar un software de diseño y que no te pidan una licencia carísima”. La editora reconoce que tiene expectativas por la asunción del nuevo presidente Andrés Manuel López Obrador. “Como mexicana espero un cambio para bien; están pasando muchas cosas tristes en mi país y cuando uno piensa que no se puede estar peor siempre está pasando algo peor”, plantea Rivera. “Me gustaría que al menos tuviéramos un poco de paz, de tranquilidad, de seguridad. Y lo digo como mujer; es muy fuerte vivir en México, un país en el que uno no sabe si va a salir de su casa y va a regresar. Me gusta que la editorial sea una voz que pueda contar lo que está pasando. Como editores queremos que el dinero no sea un obstáculo en países como los latinoamericanos, donde los libros son caros. Como ciudadana, como mujer, como editora, me gusta que nuestros libros circulen y generen empatía. Queremos ser parte de ese activismo. No queremos quedarnos sentados como meros espectadores.”