“Humildemente, creo que las brujas nunca han recibido tanta atención como en este 2018. Se habla de ellas como figura política, como símbolo empoderado en una sociedad que sigue oprimiendo a la mujer. La bruja encarna, especialmente a través de la cultura pop, la imagen de la que rompe con los códigos impuestos, que se atreve a tomar y reclamar el poder de acción y creación. Luego, están ellas, las hechiceras que efectivamente practican magia y lanzan conjuros: finalmente han salido del clóset y, sin tapujos, muestran hoy su forma de espiritualidad. El conocimiento sobre brujería nunca ha sido tan accesible, en buena parte, gracias a las redes sociales”. Con tales palabras, dice bonjour, salut!, comment ça va?, el flamante newsletter SpellItOut, creado por una periodista gala que ha querido facilitar a lectoras del globo las novedades mundiales en materia de rituales, neopaganismo, maleficios, demonología; en fin, lo habitual. “Es una herramienta, realmente”, esgrime la joven Arièle Bonte, periodista feminista que lanzó el primer número la semana pasada, y avisa que el newsletter continuará con regularidad, en forma mensual, saliendo “unos días antes de la luna llena”. 

De Francia con amor hereje, entonces, esta web que –aunque modesta en su diseño– trae contenido ciertamente encantador, conjurando su creadora links con novedades en tema… Así, en su sacrílego y exhaustivo monitoreo, Bontere comienda Major Arcana: Witches in America, ultimísima serie de retratos tomados por la fotógrafa estadounidense Frances Denny a brujas modernas, que estuvo expuesta en la galería Clamp Art, de Nueva York, hasta hace pocos días, y ahora puede verse online. Sugiere, entre otros, un artículo de The New York Times sobre la importancia de los aquelarres en la era MeToo; otro de Cheek Magazine sobre cómo la astrología se ha convertido actualmente en una herramienta de resistencia feminista; otro del sitio Vice sobre la práctica de sexo mágico queer (“con otros, con una misma”). Recomienda también un episodio del podcast francés Passion Médiévistes que historiza acerca de los juicios de brujería en la Edad Media tardía, refiere a cuándo surgió la figura de la bruja, cuándo comenzó la caza sistematizada, y así. 

SpellItOut se hace eco, además, de cómo las anónimas brujitas queer del aquelarre feminista Witch Bloc Paris han vuelto a lanzar, como ya es costumbre, un hechizo contra Donald Trump el pasado mes, sumando acción adicional: han trazado un sigilo, un sello mágico protector, de su propia invención, para contener las fuerzas negativas que acechan a la capital gala. Y para que “los opresores sean derrotados”, en palabras de quienes aúnan fuerzas, amén de “lograr el fin de las fuerzas negativas que destruyen a la Tierra y a sus habitantes”. En resumidas cuentas, ¡tiranos, temblad! 

Del otro lado del charco, en Estados Unidos, cuenta el newsletter acerca de propuesta similar: en Brooklyn, munidas de agua de lluvia, barro de camposanto, clavos de ataúd, vidrios rotos, espinas de cactus, azufre y pis, 40 personas celebraron a fines de octubre un ritual para maldecir a Trump; sí, también a Brett Kavanaugh: designado recientemente juez de la Corte Suprema, a pesar de las denuncias en su contra por abuso sexual. “Sabemos que el sistema está roto y que los responsables deben ser derribados por cualquier medio necesario, mágico o de otro tipo”, explicaron las presentes, que realizaron la ceremonia en la parte trasera de una librería de ocultismo. Y que han compartido luego, por redes, instrucciones para que otras se sumen desde sus latitudes a una quema de velas negras mensual, amén de potenciar la mentada estrategia sobrenatural.  

Gracias a las lecturas sugeridas por SpellItOut, nos enteramos además de que una mujer de 32 pirulos –una tal mademoiselle Madeena, autodefinida psíquica– recientemente fue arrestada, acusada de brujería en una pequeña ciudad de Ontario ¿¡Leyes de brujería en el Código Penal de Canadá!? Ajá, pero acaso no se trate de lo primero que a muchos venga a la sesera: se aplican a quienes fraudulentamente reciben dinero por contar fortunas; pretenden usar hechicería, encantamientos, conjuros a cambio de cash…   Triquiñuelas, como le dicen, de quienes aseguran tener conocimiento en ciencias ocultas y, en realidad, no hacen más que estafar a humanos en situación de vulnerabilidad. La ambigua denominación de la ley, empero, está siendo revisada: el muy moderno, muy progre Justin Trudeau quiere barrer con cualquier dejo arcaico…    

En fin, nutrido y nutritivo el contenido de SpellItOut, que aconseja además la lectura de títulos temáticos (por ejemplo, Witches, Sluts, Feminists: Conjuring the Sex Positive, de la joven autora Kristen J. Sollee), y se despacha incluso con las precisas instrucciones para llevar adelante un ritual bonachón que ayude a brujitas iniciadas a encontrar su propia voz. Ojo, aclara el newsletter –previo a pormenorizar ingredientes y paso a paso– que no hay que repetir el conjuro cada semana: “Dejen que la magia suceda. Como la jardinería o el fisicoculturismo, la hechicería también requiere paciencia…”. Y cierra en esta, su primera edición, con aviso de venidero número, al son de “nos reencontramos en la próxima luna llena de diciembre con más información brujeril”. Hasta entonces.