@ El corazón de Buenos Aires sitiado. El microcentro desolado, atestado de vallas. Miles de policías, gendarmes y prefectos, unos apenas identificables, otros pertrechados para la guerra, agazapados para lanzarse sobre la multitud ante el primer disturbio, son el contexto de la masiva movilización protagonizada por organizaciones sociales y partidos de izquierda para repudiar al G20 y lo que simbolizan Trump, Merkel, Macri & Cía. El clima de terror sembrado por el gobierno de Cambiemos en las semanas previas no derivó, como se temía, en provocaciones y represión. Sí hubo detenciones tan aisladas como injustificables (17 detenidos en total) y un insólito operativo para requisar banderas del Frente de Izquierda y revisar sus camionetas durante la desconcentración.

Poco después de las 14, frente al local de Correpi, pibes de Poder Popular, Venceremos, el Frente de Organizaciones en Lucha y Hagamos lo Imposible coordinan puntos de repliegue, apuntan datos para rastrearse si la cacería se concreta y reparten limones para enfrentar los gases. Minutos antes la policía detuvo a pocas cuadras a Guillo Pistonesi (apoderado del PTS) y a Hernán Barrio. “Los llevaron con la excusa de que tenían handys que se compran en una juguetería”, explica María del Carmen Verdú. “El jefe del operativo nos dijo que consultó al juez Bonadio, que ordenó detenerlos porque no tenían autorización para usarlos. Esto es un estado de sitio de hecho”, dice la abogada de Correpi. El operativo le remite a la Cumbre de  Mar del Plata en 2005 aunque “en comparación aquello era un picnic”.

La postal al llegar a San Juan es una cantidad de uniformados nunca vista. En una misma cuadra hay patrulleros, motos, combis, camionetas y camiones hidrantes. A la hora señalada, en la 9 de Julio y bajo un solazo peronista se disponen a arrancar el PTS, Izquierda Socialista, el Partido Obrero, el MTD Aníbal Verón, ATE y las CTA, entre otros. Hay visitantes extranjeros con reclamos puntuales: “Cárcel a Bin Salman”, el príncipe heredero saudita, o “Putin asesino del pueblo sirio. Imperialist go home”. Arriba de la autopista hay más policías y más arriba helicópteros de la Federal.

Entre los manifestantes todo es música y colores. “Fuera el G20, no al FMI”, reclama el Frente Popular Darío Santillán (FPDS). Detrás de la bandera, Patricia Bullrich con la pistola en una mano y una caja de vino en la otra, Trump con un águila en la cabeza, la gobernadora Vidal con pañuelo celeste y tijera para recortar, y Elisa Carrió con cara de asco y crucifijo. La columna de Anticapitalistas en Red y el MST la encabezan mujeres con el torso desnudo, pintadas con banderas de los países que integran el G20 y un mensaje: “Quieren guerra y no les daremos paz”. Delante marchan el PSTU (que pide la libertad de Daniel Ruiz), la Confluencia fuera G-20/FMI, La Poderosa, Patria Grande, la CCC, el PCR, Barrios de Pie, el Movimiento Evita y la CTEP con una virgen a cuestas.

Poco antes de la 17 la cabeza de la marcha llega a Avenida de Mayo. Detrás de un vallado que va de Lima a Bernardo de Irigoyen hay cientos de prefectos. A la cabeza de los insurrectos, la enorme Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. A sus laterales, Beverly Keene de Diálogo 2000, legisladores del FIT como Miryam Bregman, Nicolás del Caño y Néstor Pitrola, Ricardo Peidro (CTA Autónoma), Nacho Levy (La Poderosa), Alejandro Bodart (MST), Claudio Lozano, Verdú y dirigentes del SiPreBA, entre otros.

En Avenida de Mayo la acústica mejora. “A vos te queda poco, Mauricio botón…”. “Avanza que camina, la espada de Bolívar por América Latina”. “No queremos mano dura, no queremos represión, queremos para los pibes, trabajo y educación”. En las calles laterales que dan a Rivadavia, apenas visibles, cientos de gendarmes. Alguna “Fogonera” aislada putea: “mata pueblos, asesinos”. Frente al Congreso, Cortiñas leerá el documento.

La desconcentración es ordenada. En Belgrano al 1400 policías de jean con armas largas y chalecos de la Federal requisan camionetas del PTS y el PO. Bajan sus banderas y demoran a los choferes. “Estamos revisando los traslados”, es toda la explicación a PáginaI12. Abogados y militantes se disponen para liberar a los suyos. En una calle del microcentro convertida en potrero asfaltado, indiferentes a la marea de uniformados en la ciudad sitiada, seis pibes juegan al fútbol y otro baila hip hop.