Todos los años, hace ya más de 20, el grupo teatral El Baldío organiza una fiesta comunitaria en Ciudad Jardín. Y todos los años elige un concepto, una suerte de subtítulo para presentar el Festival de la Víspera. El nombre que el acontecimiento cultural lleva en esta ocasión –la edición número 22– es “Agitares”, y remite a las dificultades y limitaciones que actualmente halla el sector independiente para llevar adelante todo tipo de actividades. “No nos conformamos. No nos resignamos. No nos paralizamos. Cuando la lógica dominante dice que hacer otro festival es imposible, cuando la mirada chata de la realidad dice que es un sinsentido, nosotros nos agitamos”, aseguran mediante un comunicado los integrantes de la emblemática compañía.

 Con propuestas de teatro y música –en esta edición está ausente el circo–, el Festival de la Víspera arranca hoy y se extenderá hasta el domingo. Participarán grupos del conurbano, la Ciudad de Buenos Aires, Jujuy y Entre Ríos. “Hacer un festival hoy es remar mucho. Debatimos bastante entre nosotros y por varias razones decidimos que no teníamos que parar. Lo hemos hecho en 2001, en medio del caos… claro, se resignificó todo lo que hacíamos, porque estábamos en medio del estallido social”, recuerda la actriz Laura Torres, una de las organizadoras. El encuentro cuenta con apoyo del Instituto Nacional del Teatro, la Universidad Nacional de Tres de Febrero y comercios de la zona. No obstante, debido al panorama económico, “hubo que cambiar varias cosas”. “Achicamos el festival un día. Además, la Municipalidad no nos da el sonido y las luces, así que apelamos a la buena voluntad de los grupos que traemos, porque tienen que adaptarse a lo que consigamos. Nos apoyamos mucho en los vecinos y alumnos. Aunque el festival es más chico de lo que soñamos, nos parece importante mantenerlo, desde lo simbólico y la acción”, concluye Torres en diálogo con PáginaI12.

Una de las características del festival es la ocupación del espacio público, hecho que colabora con su espíritu de fiesta comunitaria. Es por esto que la apertura es esta tarde en la Plaza de los Aviadores (Ciudad Jardín) junto a varios invitados, a las 18.30. A las 19, Comediantes de la Legua, compañía porteña, se presentará también allí con Señoritas en concierto. Luego será el turno de la Orquesta Pies Descalzos, con dirección de Fabián Fazio (a las 20). En la sala de El Baldío Teatro (Finca 6577), el Galpón Momo Teatro (La Plata) compartirá Proyecto cero. Será a las 21.30, a la misma hora en que Teatro del Bardo (Entre Ríos) muestre 5438, un policial bien argentino en La Herrería (Sarmiento y Agüero, San Miguel). 

Por otra parte, mañana a las 18 en Plaza de los Aviadores, el Grupo Guarda Atrás ofrecerá una función de La soga al cuello. En la sala del grupo anfitrión se presentarán Panfleto, de la agrupación MPT (a las 19.30); y Pánfilos, de Teatro del Bardo (21.30). Y el domingo, también allí, Las Glosas Teatro (Jujuy)  y La Zancada Colectivo Teatral (CABA) tendrán su momento con Silencio, y que florezcan a tu paso y La vida urgente (a las 20 y 21.30 respectivamente).

“Sentimos que tenemos que agitarnos desde lo personal y lo social para no renunciar a nuestros derechos y deseos, a las cosas que nos hacen transformar nuestra realidad inmediata”, expresa Torres. Y destaca las “casualidades” que se conjugaron en torno a la consigna de “Agitares”: “Una de las obras que viene, Pánfilos, de Entre Ríos, es sobre una marcha y represión a anarquistas en Gualeguaychú. Y La vida urgente está inspirada en la vida de Soledad Rojas. Es decir, son espectáculos que tienen que ver con la historia de personajes que agitan por lo que creen”. La actriz explica que una de las aristas del criterio de selección de los espectáculos incluidos en la grilla tiene que ver, justamente, con lo político, “en sentido amplio”. “Otra línea tiene que ver con la búsqueda de propuestas alternativas al centro teatral, y otra, con la oportunidad que brinda un festival de construcción de relaciones entre grupos y personas. Por último, intentamos en cada edición que haya propuestas en espacios no convencionales, para llegar a distintos barrios aledaños, e incluir materiales pensados también para niños y niñas y familias, en plazas y escuelas”, precisa.

En la calle, el festival continúa con su misión de captar nuevos espectadores. “Cuando surgió queríamos instalar la idea de que no había que ir siempre a Capital para ver cosas interesantes. Los primeros festivales tenían muchísima más presencia en la calle, como estrategia, para atraer a la gente a la sala”, explica Torres. Agrega que, en esta oportunidad, la compañía anfitriona no presentará espectáculo, porque está metido de lleno en la reforma de su sala, proyecto que comenzó hace más de un año. “La tiramos abajo. Este año, como pudimos, porque sale carísimo, pusimos el techo. Y colocamos el viejo piso para el festival”, cuenta la actriz. En marzo de 2019, los talleres que se vienen desarrollando en otras sedes retornarán al edificio original, que seguramente recobrará su vida habitual.