El Gobierno estableció una regulación para que los comercios diferencien los precios de los productos en función del método de pago: contado, cuotas, Ahora 12 o Ahora 18. La medida apunta a desterrar la publicidad de las “cuotas sin interés”. En una economía inflacionaria y con altos costos financieros que benefician a los bancos, las cuotas sin interés son una ficción, dice el Ejecutivo. En cambio, el consumidor que paga al contado es el que asume el costo financiero que las tarjetas le cobran a los comercios por la venta en cuotas. La norma exige que el comercio distinga entre el precio al contado y el precio de las cuotas (que en conjunto van a superar al precio contado) junto al costo financiero. El Gobierno asegura que de esta forma los precios en efectivo van a bajar a partir del 1 de febrero, cuando entre en vigencia la medida. Sin embargo, las asociaciones de consumidores advierten que los precios al contado no van a bajar y que en cambio subirán los precios de venta financiada.

El ejemplo que propuso el Gobierno es el siguiente. Antes de la nueva normativa, un jean de 1200 pesos podía ser abonado en efectivo, en una sola cuota o bien en varias cuotas sin interés. En el caso de Ahora 12 o Ahora 18, en 12 o 18 cuotas de 100 o 66,67 pesos, respectivamente. “La nueva normativa exige diferenciar claramente el precio de contado del de cuotas y explicitar el costo financiero total”, dice la Secretaría de Comercio. En adelante, el Gobierno promete que el precio al contado bajará hasta los 1054,83 pesos. En cambio, el plan financiado sería de doce cuotas de 105,83 pesos, lo que da un total de 1269,9 pesos (costo financiero total del 42,9 por ciento). El plan de Ahora 12 se mantendría en doce cuotas de 100 pesos (costo financiero de 27,88 por ciento), el mismo precio que en la actualidad aunque superior al precio de contado que empezaría a regir con la nueva modalidad. La norma establece que la publicidad del costo financiero total debe colocarse al lado del resto de las variables informadas.

La modalidad de promocionar las cuotas sin interés generó un sesgo en favor de las compras financiadas, con el consiguiente beneficio para las tarjetas de crédito, que están manejadas por el sistema bancario. Las tarjetas cobran comisiones del 1,5 y del 3 por ciento más IVA por las ventas con tarjeta de débito y crédito en una cuota, respectivamente. En el caso de la venta en varias cuotas, el comercio recibe al pago a las 48 horas de realizada la transacción (frente a los 18 días hábiles de la venta con crédito en una cuota) pero se descuenta un coeficiente que guarda relación con la cantidad de cuotas utilizadas. Son porcentajes que pueden llegar hasta el 45 por ciento para la venta en doce cuotas. Los coeficientes son más bajos cuando la venta se realiza en cuotas a través de alguna promoción con un banco específico.

“La medida busca evitar que los intereses de financiamiento se trasladen a quienes pagan al contado. Se transparentan todos los costos involucrados en los pagos financiados. De esta manera se evitará que los comercios eleven el precio de contado para cubrir el costo financiero de ventas en cuotas”, indicó el secretario de Comercio, Miguel Braun, quien aclaró que habrá multas de hasta 5 millones para los incumplidores. 

“Los consumidores van a poder analizar si les conviene financiarse con la tarjeta de crédito o con un préstamo bancario. Nuestros planes Ahora 12 y Ahora 18 continúan sin cambios”, agregó el funcionario. “El coeficiente que cobran las tarjetas y que está vinculado a las cuotas sí impacta en los precios porque es un montón de plata. Ahora bien, es improbable que los precios bajen a partir de la nueva normativa”, explicó a este diario Matías Doublier, fundador de la empresa Increase, que presta a los comercios el servicio de control de los pagos con tarjeta. En la misma línea, Héctor Polino, de Consumidores Libres, puso en duda que bajen los precios al contado.