Unas 38 parejas se casaron el fin de semana pasado en una boda colectiva en San Pablo, la mayor ciudad de Brasil, por miedo a las posibles consecuencias que pueda traer la llegada de Jair Bolsonaro al poder. Con la marcha nupcial de fondo y lanzamiento de arroz a la salida, las parejas homosexuales, de diferentes edades, se dieron el “sí quiero” en una ceremonia civil celebrada en un centro cultural en el corazón de la capital paulista, cuya maestra de ceremonias fue la actriz travesti Renata Carvalho, quien afirmó que el amor había vencido una vez más. El acto fue una iniciativa de Casa 1, una ONG que acoge a personas del colectivo LGTBI en situación de riesgo y que ayudó a estas parejas, en su mayoría de bajos ingresos, a casarse a través de una campaña de financiación popular que recaudó cerca de 50.000 reales (unos 13.000 dólares). “Cuando Bolsonaro fue elegido, muchas personas de la comunidad LGTBI se quedaron preocupadas y con miedo porque hoy en Brasil el matrimonio civil entre personas del mismo sexo está permitido, es legal”, explicó Laís Rissato, coordinadora del grupo de comunicación de Casa 1. “Pero cuando salió el resultado de la elección mucha gente se preocupó pensando: ‘¿Será que el año que viene vamos a continuar pudiendo casarnos? ¿Vamos a tener nuestros derechos garantizados?’. A causa de eso, resolvimos organizar la boda colectiva”, aseguró.