El Ministerio de Trabajo de la provincia de Buenos Aires dictó una nueva conciliación obligatoria en el conflicto que los municipales de Mar del Plata mantienen con el intendente Carlos Arroyo, en reclamo de una recomposición de sus salarios. Los trabajadores cumplieron 29 días haciendo retención de tareas, lo que generó en plena temporada de verano una ciudad colapsada, con tachos de basura desbordados, con servicios de salud mínimos, sin controles de alcoholemia, ni estacionamiento medido. Según admiten los funcionarios, hasta el cementerio entró en crisis por la acumulación de cuerpos.

La cartera que conduce Marcelo Villegas dictó la medida luego de una reunión con las partes, en la que el municipio ofreció llevar al 17 por ciento el aumento de 14 puntos que otorgó por decreto a principios de este mes. Los dirigentes del sindicato (STM) volvieron a rechazar la propuesta y reiteraron su reclamo de 20 puntos de recomposición salarial.

Ante la falta de acuerdo, Trabajo firmó la segunda conciliación, con el argumento de que era necesario “resguardar la integridad general de los vecinos de Mar del Plata y la de los 230 mil turistas que eligieron la ciudad para descansar y pasar sus vacaciones en paz”.

“La falta de acuerdo erosionó la paz social de la ciudad y puso en jaque los servicios básicos e indispensables como Salud, Seguridad Vial, Control Urbano, Higiene en la vía pública y Mantenimiento de los Espacios Verdes. Además, perjudicó la actividad comercial tanto entre los gastronómicos como al comercio, por la proliferación de la venta callejera”, señalaron desde el ministerio.

Las gestiones para destrabar el conflicto incluyeron una intervención de la iglesia. Según el diario La Capital, el obispo Gabriel Mestre recibió, de forma separada, al intendente y al titular del Sindicato de Trabajadores Municipales, Antonio Gilardi, en su oficina del obispado, pero sus gestiones no lograron el entendimiento.

“No quiero endeudar más a los vecinos pagando lo que no puedo pagar”, fue la argumentación pública de Arroyo.

El intendente, conocido por sus gestos benevolentes hacia los represores y sus declaraciones contra las mujeres, está cada vez más aislado políticamente. Llegó al poder desde Cambiemos, pero perdió hace tiempo el apoyo de la gobernadora Vidal, que impulsa para su reemplazo la candidatura del diputado nacional Guillermo Montenegro. Localmente, Arroyo enfrenta una situación social caldeada. Sus últimas decisiones despertaron conflictos importantes: una de ellas fue la firma de un decreto que modificó la metodología de liquidación de los haberes de los docentes municipales, reduciéndoles una bonificación que cobraban desde hacía 20 años, lo que provocó duras críticas gremiales y de la comunidad educativa. En la pelea con los municipales, este es un punto que el sindicato pide sea revisado.

Otros puntos del reclamo son “el pase a planta permanente de los trabajadores temporarios, la puesta en funcionamiento de la comisión de ascensos y promociones, el pago de bonificación por 25 años de servicio y el pago de las vacaciones a los municipales jubilados”.

Gilardi, titular del sindicato, confirmó que acatarán la conciliación. A su vez, el secretario de Gobierno local, Alejandro Vicente, anticipó que la vuelta a la normalidad será “paulatina”. En este sentido, agregó que hoy se comenzará a “motorizar el funcionamiento de la administración pública” y con ella los servicios “de higiene urbana, de estacionamiento medido, salud, la atención del cementerio, la Agencia de Recaudación Municipal, entre otras”.

La conciliación estará vigente por 15 días hábiles. La primera medida de este tipo había regido en diciembre, también por 15 días en los que no fue alcanzada una salida. Además de intentar cerrar la discusión por decreto, la administración de Arroyo amenazó con iniciar una demanda “millonaria” contra el sindicato, al que acusa de haber provocado con la retención de tareas la pérdida de entre 20 y 30 millones de pesos durante diciembre por la falta de recaudación de impuestos, multas y otros instrumentos de ingresos.