No existe evidencia científica de que los registros de delincuentes sexuales tengan alguna utilidad para reducir o prevenir estos crímenes y se observó que pueden incrementar la prevalencia de éstos y otros delitos al empujar a las personas registradas y sus familias a la exclusión social y la marginalidad. En el caso de los delitos sexuales contra menores, sólo un 10 por ciento son cometidos por personas desconocidas contra las que un registro público pudiera alertar. En la mayoría de los países el registro de los agresores sexuales está limitado al uso judicial y policial y no está abierto al público.

En Estados Unidos, existe un registro de delincuentes sexuales y una notificación a la comunidad. Los detalles de lo que se proporciona como parte del registro de delincuentes sexuales y cómo se administra la notificación a la comunidad varían en cada estado.