Parpadeos

Junto a la puerta del baño de La Lupe está Virginia

interminable júbilo bajo la noche eterna

el humo haciendo grises en todos los rincones

la copa hueca una vez y otra vez.

Cierro los ojos y pasan

como el ritmo inalterable de un reggae

un vuelo sobre Irlanda

el río revuelto y el molino rojo

en la ribera del puente el campanario

y en los horrores de la noche un tren.

En un tugurio de la plaza de Callao

el hachís trae las visiones del tesoro perdido

la muralla medieval sobre la roca estrecha

Quevedo en una calle de Madrid

sombras chinescas, fotografía inútil.

Abro los ojos y estás tú, amor mío

confluencia de todos los paisajes

paz de mi alma.

Con un hilo de voz digo tu nombre

dos sílabas se encienden en mis labios

y entonces puedo

una vez más

cerrar los ojos.

 

 


 

 

La Visión

Fue ella quien se metió

tan suave

en mi cabeza

que yo no supe cuándo

dejé de ser yo misma.

Fue ella

quien me vertió su néctar

en los ojos

para que en mi ceguera

sólo hubiera una imagen.

Ella fue

despeinada y rebelde

la que torció mis pasos

hacia el camino único

que marcaba su huella.

Su huella

que mientras avanzaba

iba borrando todo

el principio

y el fin.

 

 


 

 

Instante

Cuando empezó el amor

no sabían si era amor

esa urgencia de ademanes ensayados

de cristales que aún empaña el sudor

de otras mañanas.

Sucedió en un instante

la boca entreabriéndose

el dedo que señala

y se desliza.

La llave hace equilibrios 

los cuerpos flotan.

Lo nuevo les es dado

como el sonido del agua al caer en la vasija.