El “Atlas del Agronegocio” asegura que los sistemas alimentarios influidos por las transnacionales “han fracasado” en garantizar una alimentación segura. “El hambre no se eliminó. Sigue habiendo casi 800 millones de personas desnutridas en el mundo. El problema se relaciona con la distribución desigual de los alimentos, que a su vez se vincula con la pobreza y la exclusión social. Los sistemas alimentarios industriales más bien han agravado esta desigualdad en lugar de resolverla”, destaca. También advierte que el modelo de agronegocio sobreexplota los ecosistemas. A modo de ejemplo, precisa que más del 20 por ciento de las superficies agrícolas sufre degradación del suelo y ese mal avanza a la velocidad alarmante de doce millones de hectáreas por año.