Darío Badaracco, el presunto asesino de Araceli Fulles, joven estrangulada en 2017 en la localidad de José León Suárez, murió tras ser atacado a golpes y quemado con agua caliente por dos compañeros de celda. Según confesó uno de ellos, se trató de un “problema de presos”. El hombre estaba detenido en el penal de Sierra Chica.  

Araceli, que entonces tenía 22 años, fue vista con vida por última vez la madrugada del 2 de abril de 2017, en una plaza cercana a su casa. Su cuerpo fue hallado el 27 de ese mes, gracias a la intervención de perros de Punta Alta, debajo de unos escombros en el patio de la casa de Badaracco, en  José León Suárez. La autopsia determinó que la joven murió por “asfixia mecánica” por “estrangulamiento a lazo”. Badaracco había declarado tres veces como testigo, antes de ser imputado. Luego de mantenerse prófugo por un día, finalmente fue detenido detrás de la villa         1-11-14 del Bajo Flores porteño gracias a una vecina que lo reconoció por la calle.

Por el crimen también había sido detenido un hermano de Darío Badaracco, su patrón y otros dos empleados del corralón de materiales en el que trabajaba este hermano. Sin embargo, estos cuatro sospechosos fueron liberados en septiembre de 2017 por la Sala I de la Cámara de Apelaciones de San Martín, por considerar que hubo fallas en las investigación.