Empezamos la entrevista hablando de nuestrxs hijxs pero a modo de calentar motores. No pensé que empezaría así esta nota si unas horas más tarde –en una mesa que compartimos las dos con Susy Shock y Muriel Villanueva en la Feria del libro– Susy no hubiera dicho que tenemos que hablar de nuestros vínculos amorosos. Susy habló de su hija que justo ese día cumplía años, 28, y hablamos de Crianzas, su libro, y de crianzas a secas. Susy decía que tenemos que mostrar nuestras formas de relacionarnos, de vincularnos amorosamente, de construir familia, pareja, de criar. Otras formas. 

Cuando sos madre el género te cae como un piano en la cabeza, ¿te pasó?

Me pasó muy fuerte porque yo tengo dos hijos, que ahora son dos chicos. Cuando nació el primero creímos que era una chica y entonces yo estuve quince años criando a una niña y a un niño viendo todas las diferencias y las flexibilidades de las normas. Porque mi hijo mayor, que creíamos que era una chica, tenía mucha facilidad para transgredir las normas y tenía mucha presión en el colegio para no salirse de la raya. La experiencia con el género de mis hijos ha sido muy intensa en el sentido de que yo creía que los iba a criar en la igualdad absoluta y después te das cuenta de que crías con el mundo, con la sociedad, con la escuela, con tus compañeros. 

¿A qué edad te contó tu hijo que era varón?

A sus quince años. Lo primero que hice fue llamar a un amigo trans y decirle “mi hijo me acaba de decir que es un hijo y no una hija”. Entonces tuve mi espacio de abrirme en confianza con alguien que podía decirme “tranquila, no pasa nada”.

Desde tu vivencia y militancia, ¿qué cosas te sirvieron?

Primero pensar que la persona es la misma persona, que el hecho de que se identifique con un género que no es el género con el que la has tratado toda su vida, no cambia a la persona. Luego no presionar mucho para nada, dejar que la persona explore porque puede ser algo que sienta ahora y después sienta de otra forma o puede ser que no. Y luego no tener miedo de buscar apoyos. En Cataluña hay grupos de transfamilias que son de familias de personas trans en las que puedes preguntar sin miedo a ofender. A mi hijo, por ejemplo, decido no hacerle ciertas preguntas por miedo a herirle, pero son preguntas que yo necesito resolver. Y después, algo que yo pensé que iba a ser imposible pero no me ha sido tan difícil el cambio de nombre. Llamarle distinto. 

¿Él eligió su nombre?

No, me dijo que le parecía muy raro elegir su propio nombre. Entonces le dije que hiciéramos una lluvia de ideas. Ninguno le acababa de encajar y de golpe se me ocurrió contarle que si hubiéramos sabido que iba a ser un chico le hubiera llamado Gael. Me dijo que le encantaba y quedó Gael. A mí me sorprendió que buscara ayuda para el nombre. Fue muy lindo.

Bel Olid es escritora, traductora y ensayista. Se especializa en género, diversidad y feminismo. En 2011, publicó en catalán Las heroínas contratacan. Modelos literarios contra el universal masculino en la literatura infantil y juvenil, un ensayo sobre los roles de género en la literatura para la infancia y un poco antes en 2008 Estela grita muy fuerte, un libro infantil sobre abuso sexual que vendió miles de ejemplares en todo el mundo. 

Desde Estela grita muy fuerte a hoy, ¿hay más publicaciones de ficción sobre abuso sexual infantil?

Hay más publicaciones pero las compras son institucionales porque las familias aún no se sienten preparadas para leer sobre determinadas cosas con sus hijos. Es el libro mío que ha vendido más copias de todos los que he hecho pero fuera del canal comercial. En México más de 100.000 ejemplares repartidos en escuelas en un programa de prevención contra los abusos. Que es casi una locura si escribes en catalán. Es como mi super éxito que nadie conoce porque no se distribuye en canales comerciales. Hay una necesidad social de hablar de ello pero las familias no se atreven. Se deja en manos de las escuelas e instituciones del gobierno. 

Y también porque el mayor porcentaje de abusos infantiles se da intrafamiliarmente… 

Sí, pero en las familias hay muchos miembros. Entonces el abusador puede ser uno, los encubridores dos o tres, pero el resto de la familia posiblemente no. Yo creo que es más porque piensan que puede ser gafe (piedra). Algunas personas con las que he hablado me dicen que no quieren hablar de ese tema porque es como atraer a la mala suerte, llamar al mal tiempo. Si llevo este libro a mi casa, voy a llevar los abusos a mi casa. O si hablo con mis hijos voy a tener que hablar de temas de sexualidad que no quiero hablar. Y esto hace que los padres lleguen tarde, porque la edad media donde empiezan los abusos es a los seis años y si tu te esperas a los 10, llegas tarde, es muy posible que ya haya pasado. 

¿Cómo surgió la idea del grito fuerte? Porque en general los libros –incluso de ficción– plantean el ir a contárselo a algún mayor de confianza. 

El grito surge de mi propia experiencia como niña abusada. A mí me empezaron a abusar con seis años y con nueve años, tres años más tarde, empecé a gritar cuando esta persona se acercaba a mí. Porque siempre había más gente en la casa. Me ponía a gritar, le pegaba. Entonces venía alguien y preguntaba qué está pasando y él decía: “no, nada, estamos jugando”. Y me dejaba en paz. Cuando descubrí eso me sentí absolutamente idiota, dije, “coño llevo tres años con esta historia y no se me había ocurrido”. A mí me ayudó porque una cosa también es hacer que no lo ves y otra es que esté una niña gritando y tú no hagas nada.  

Bel también publicó los libros de ficción Una tierra solitaria, La mala reputación y los libros infantiles Gigantísima y Aldana y Alada”, entre otros. 

Al principio uno empieza a escribir sus libros sin tener mucha idea de hacia dónde exactamente va, pero vos ya tenés una obra entre tus libros infantiles, tus cuentos, novela, y ensayos. ¿Cuál creés que es la búsqueda de tu obra?

Yo creo que lo que más me preocupa, lo que más pienso, y sobre lo que más trabajo es sobre cómo relacionarnos entre personas sin herirnos. Creo que ese es mi tema. Y eso ha derivado en interés por la violencia, por la desigualdad… Porque me parece muy sorprendente la capacidad que tenemos las personas para herirnos a veces expresamente y a veces sin querer. 

En 2017 publicaste en catalán Feminismo de bolsillo, y unos años más tarde lo tradujiste al castellano, ¿leíste cosas tuyas con las que no estabas tan de acuerdo?

Me pasó. Y me di cuenta cómo en estos últimos tres años había cambiado muchas ideas, había matizado otras que creía que tenía claras. Y ha sido muy satisfactorio para mí. Me obligó a cuestionarme otra vez. 

¿Los modificaste?

Sí, lo modifiqué en castellano y si se reedita en catalán lo modificaré. Por ejemplo con el cruce racismo feminismo, que yo pensaba que lo tenía super claro, leyendo algunas de las afirmaciones que hacía sobre la importancia de la inclusión de cuotas de género, ahora pienso que tiene que ser una cuota de género ponderada también por otros factores, porque si no vamos a ser las blancas las que vamos a llegar, las que tenemos dos brazos y dos piernas, o estudios. 

Estas escribiendo un libro sobre sexualidad. ¿De qué va?

Lo que estoy escribiendo es sobre cómo se nos imponen unas formas de deseo estereotipadas, estándar, tanto en qué cuerpos son deseables, como en qué prácticas son deseables,  que nos impiden explorar qué es lo que nos apetece. Que nos impiden desear lo que deseemos y que nos impiden explorar prácticas que no son normativas. Entonces todo el libro gira en torno a cómo abrirnos a escucharnos a nosotras mismas y también a las personas con las que nos relacionamos sexualmente y a no dar las cosas por sentado. Tenemos que sacar el coito del centro y sacar el pene del centro y explorar más. Creo que tenemos que hacerlo todos, tanto si eres heterosexual o no, tanto si tienes pene como si no lo tienes. 

Leí que dijiste “escribir para conseguir un mundo más habitable, trabajar para ello”. ¿Qué puede el arte?

Cuando lees personajes que no has leído hasta entonces te abre la posibilidad de conocer una realidad nueva. La literatura y arte son como llaves que no solo te abren hacia lo que cuenta el libro sino que te abre espacios en ti que no conocías y que te llevan a otros sitios.  Creo que el arte es el espacio en el que se pueden imaginar mundos posibles, donde podemos ensayarlos. Una cosa que me preocupa es que muchas veces cuando leo obras sobre el futuro las sociedades son desiguales como ahora. Tenemos que lograr imaginar sociedades que no sean desiguales porque si no las imaginamos, ¿cómo las vamos a construirlas?