“Lo que tenemos que hacer es que la codicia supere al pánico”, señaló Mario Blejer en 2002, cuando como presidente del Banco Central buscaba frenar la escalada del dólar tras el estallido de la convertibilidad. Así, desde la autoridad monetaria, se comenzaron a licitar las Lebac con rendimientos del 140 por ciento anual.

Monetaristas al fin, la regla de la codicia fue también la apuesta de la alianza Cambiemos durante el último año, pues luego de llevar adelante una toma de deuda récord por 187.000 millones de dólares y un dólar retrasado, se operó una constante suba de las tasas de interés mediante Lebac primero y Leliqs después para frenar la corridas cambiaria, llegando a abonar tasas del 74 por ciento anual, pese a lo cual no lograron evitar nuevas devaluaciones.

En ambos casos, la sumatoria de devaluación y altas tasas de interés tuvieron resultados ruinosos para la sociedad. Mientras que en 2002 la pobreza llegó a alcanzar el 54 por ciento de la población, en la actualidad la misma ascendió hasta el 32 por ciento, y nada hace prever que la misma se detenga. Sin embargo, aquella corrida de 2002 fue la última en muchos años, tras la cual no solo creció la pobreza, sino que, como en otras etapas de la Argentina, se inició el denominado ciclo “Go” o de reactivación económica. Y es que en rigor, la codicia puede haber frenado aquellas corridas a inicios de 2002, pero si las mismas no volvieron a repetirse, mucho tuvo que ver el comienzo del abandono del régimen neoliberal que había llevado al pico de la crisis social y financiera, pues los gobiernos que sucedieron a la primera Alianza tomaron medidas cada vez más distantes de las teorías de libre mercado, como la suspensión del pago de una deuda que asfixiaba al país, la imposición de retenciones a los ingresos extraordinarios de los agroexportadores para derivarlos directamente a las clases populares, o el congelamiento de tarifas, todo lo cual dinamizó el consumo interno y sentó la bases para un nuevo despegue.

La alianza Cambiemos, no solo no ha logrado que la codicia aleje al miedo, pues desde la primer suba fuerte de la tasa de interés se experimentaron tres corridas cambiarias y pocos apuestan a que la escalada se detendrá en el corto plazo, sino que en las últimas semanas demostró que el temor se apoderó de ella misma. No parece haber otra explicación para los últimos anuncios de congelamiento de precios en productos básicos, créditos populares (aunque a tasas siderales) y aplanamiento y cuotificación de tarifas, los cuales se encuentran en abierta oposición a sus concepciones neoliberales. 

Sucede que lejos de representar las modificaciones de fondo iniciadas luego de la caída de la Alianza y profundizadas durante el kirchnerismo, las tibias medidas anunciadas no solo siembran dudas sobre su efectividad, por su limitado tiempo y alcance, sino que exhiben a un gobierno errático, adoptando políticas de las que descree y en abierta contradicción con los objetivos que siempre sostuvo, como el achicamiento del déficit fiscal o el enfriamiento del consumo interno para disminuir la inflación. A un nuevo temor infundado al mercado por sus acciones, para la fórmula oficial serán necesarias dosis más altas de codicia, una carrera que difícilmente tenga un buen final.

@JBlejmar