Una fiscal de San Martín investiga la muerte de Diego Cagliero, un músico de 30 años, baleado por policías de la Bonaerense, en Martín Coronado, el domingo 19, horas antes de que en San Miguel del Monte se desatara la masacre. La versión policial circuló durante toda la semana como un “tiroteo tras un asalto comando a un supermercado”, durante el cual murió “uno de los asaltantes”. La familia de Diego realizó el sábado pasado una marcha frente a la comisaría de Eufrasio Alvarez, a la que pertenecen los policías involucrados, para denunciar que se trató de otro caso de gatillo fácil. La fiscal Gabriela Disnan, de San Martín, abrió dos causas, una sobre la versión policial, en la que ya indagó a los supuestos comandos y liberó a todos menos a uno (que tenía antecedentes de otro tipo), y otra sobre la actuación policial, apartó a la Bonaerense, llamó a Gendarmería a analizar el tiroteo en el que terminó muerto el joven músico, e investiga a más de una decena de policías que por el momento siguen en funciones. La intendencia de Tres de Febrero, encabezada por Diego Valenzuela, de Cambiemos, tiene como secretario de Seguridad al excapitán Juan Manuel Lucioni, dado de baja por Nilda Garré, por haber participado en un acto de lesa humanidad.

“La fiscal me dijo que si mi hijo estuviera vivo ahora estaría libre”, dijo a este diario, sollozando, Adriana García, madre de Diego. Y describió un video, que incorporó la fiscal a la causa, proporcionado por el supermercado Día, en el que se ve al joven músico tomando una caja de hamburguesas de la góndola, “va a la línea de cajas con otros amigos, salían del velatorio de un amigo, y cuando están por pagar las hamburguesas se ve a mi hijo que ve el altercado afuera, deja las hamburguesas en la caja y sale”.

El altercado se produjo porque alguno de los amigos se supone que guardó una petaca con alcohol sin pagar.

La madre sostuvo que la camioneta –que según la versión policial que circuló en los medios estaba ploteada con insignias de la empresa Aysa–, es del amigo que la conducía y que trabaja para Aysa desde hace dos años y meses. Y aclaró que en su parte trasera es “ciega” es decir, no se puede ver hacia el exterior. Según la versión policial del comando, la policía sostuvo que los 11 disparos policiales que tiene acreditados por el momento la fiscal respondieron a un disparo desde la camioneta, pero por el momento ni hay pruebas de que se haya disparado, ni hay manera de que desde la parte trasera de la camioneta hubieran disparado “a ciegas”.

Luego de la detención, en la que los jóvenes salieron de la camioneta con las manos en alto, los policías sostuvieron que encontraron dos armas. No está demostrado que las llevaran los jóvenes –no es para nada improbable que hayan sido plantadas por los bonaerenses para justificar sus disparos–, pero sí está demostrado que esas armas no fueron disparadas y que una de ellas es de aire comprimido.

Por otro lado, no consta que el supermercado Día haya denunciado que para retirar la petaca se hubiera amenazado con armas a los vigiladores.

Seis de los siete sobrevivientes fueron liberados después de la indagatoria, y el único que quedó detenido lo fue por contar con antecedentes de otro tipo, no vinculados al hecho. Lo que presupone que la fiscal no consideró como válida la versión policial sobre el peligroso comando y que en todo caso se podría haber tratado de una cuestión de hurto de mercadería por parte de alguno de los integrantes del grupo, que tampoco amerita intervención policial.

La declaración del conductor de la camioneta ante la fiscal describe la secuencia, sostiene que después del altercado se dirigieron a la casa de un conocido “a buscar un parlante, y de ahí nos fuimos a saludar a un amigo” y recién después, sin saber que los buscaban, salieron con la camioneta hacia la plaza a tocar música. Es decir, cuarenta minutos después del altercado, se produjo la intercepción policial. “Cuando volvíamos –sostiene el conductor en la declaración ante la fiscal–, ya sobre la avenida Márquez, antes de llegar a la esquina de Campo de Mayo se me cruzó una camioneta de la policía bonaerense a todo lo que da, me encerró de costado y yo aceleré del susto que tenía. Cuando aceleré me empezaron a efectuar un montón de disparos. Ahí hice unos 30 metros con la camioneta y como escuché los gritos de mis compañeros es que frené. Ahí nos bajamos todos y levantamos las manos. En ningún momento tuvimos un arma de fuego en el auto, no amenazamos a nadie por la ventana. Simplemente seguí derecho porque me asusté de la situación, estaban los policías muy alterados. Quiero aclarar que no somos un grupo de delincuentes o barrabravas. Somos un grupo de amigos que veníamos de despedir a un amigo que murió.”

En Tres de Febrero, la intendencia está en manos de Cambiemos, que a nivel nacional impulsa el manual Chocobar, de Patricia Bullrich, que defiende la idea de que la policía tiene que disparar y después preguntar. El intendente, Diego Valenzuela, nombró como secretario de Seguridad del distrito al excapitán del Ejército Juan Manuel Lucioni, dado de baja por Nilda Garré por participar en un acto en homenaje a los condenados por delitos de lesa humanidad. En su cuenta de Twitter, Valenzuela, tras la intervención policial publicó: “El centro de monitoreo 3FCOM de @Municipalidad3F colaboró en dirigir la persecución que detuvo a una banda que había robado un súper en Martín Coronado”.