La canasta de alimentos y servicios que se utiliza para determinar el nivel de pobreza escaló 2,9 por ciento en mayo. Las cifras oficiales acumularon así un incremento del 19,0 por ciento en los primeros cinco meses del año y un 61,1 por ciento en un año. Los datos exponen la aceleración de la inflación y su impacto sobre los sectores más vulnerables. 

El sostenido incremento en los precios de la canasta básica total junto con el deterioro laboral anticipan que los niveles de pobreza continuaron en aumento durante 2019. 

La canasta básica alimentaria, por su parte, marcó una suba de 2,0 por ciento. El indicador que determina el valor para el umbral de la indigencia trepó un 18,5 por ciento en lo que va del año y un 61,7 por ciento en doce meses. El fuerte incremento en las canastas que se ha venido observando en los últimos meses obedece a la aceleración de la inflación que registró con especial énfasis sobre los alimentos. 

Los datos oficiales del Indec establecen que un hogar con cuatro integrantes (compuesto por un varón de 35 años, una mujer de 31 años, un hijo de 6 años y una hija de 8 años) requiere 12.086,80 pesos por mes para adquirir la canasta de alimentos que ofrece los requerimientos calóricos mínimos para sobrevivir. La cifra representa un incremento de 4613,20 pesos más que un año atrás. 

El nivel de ingresos a partir del cual el mismo hogar supera el umbral de la pobreza es de 30.337,80 pesos mensuales, una suba de 11.544,30 pesos en doce meses. El aumento en la valorización de la Canasta Básica Alimentaria y la Canasta Básica Total se conjugan con un escenario recesivo donde las principales variables de ajuste son el empleo y los salarios.   

Durante mayo la medición oficial de inflación volvió a ubicarse encima del 3,0 por ciento, igual que los últimos cuatro meses. El indicador difundido la semana pasada marcó un aumento del 3,1 por ciento frente a abril. En la comparación anual la suba de precios al consumidor escaló a un récord del 57,3 por ciento, el nivel más alto desde 1991. Se acumula una racha de 16 meses donde la inflación se mantiene arriba del 2 por ciento mensual, de los cuales en 10 oportunidades superó el 3 por ciento. En alimentos y bebidas, cuyo impacto es más severo en los sectores más vulnerables contemplados por las canastas difundidas este martes, la escalada inflacionaria llegó al 65 por ciento anual. 

A pesar de la persistencia inflacionaria el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional consideraron que representó un dato favorable. Señalaron que el 3,1 por ciento de mayo marcó la segunda baja consecutiva, aunque evitaron precisar que lo hizo desde registros más que elevados como el 4,7 por ciento de marzo y el 3,4 por ciento de abril. El optimismo oficialista colisiona con el deterioro en las condiciones de vida. 

La valorización de las canastas realizada por el Indec es utilizada para determinar los niveles de pobreza e indigencia por ingresos. Las últimas cifras oficiales revelaron que durante 2018 la cantidad de pobres creció en 6,3 puntos porcentuales para pasar a alcanzar el 32 por ciento de la población al finalizar el segundo semestre. 

Las cifras dieron por tierra con la promesa del gobierno de Mauricio Macri de “pobreza cero”. Los datos del Indec representaron 2,9 millones de pobres en un año. Por su parte, la indigencia en la segunda parte del año pasado se ubicó en el 6,7 por ciento, 1,9 puntos por encima de igual período de 2017. 

Los especialistas coinciden en asegurar que aceleración de precios observada en el primer semestre, con los salarios todavía sin ser actualizados por las paritarias, provocará una nueva suba de la pobreza y la indigencia.