Con un futuro bastante incierto, su libretita personal y un estilógrafo 0.3, José González dejó Argentina para instalarse con su novia en Vancouver. Aunque no le estaba yendo nada mal en Buenos Aires, simplemente se le dio por hacer algo nuevo, otra cosa. Así, como un deseo recurrente que ha marcado las aventuras de su vida, dejó su casa en Avellaneda, al sur del conurbano bonaerense, y dejó también su trabajo estable en la animación para cadenas como MTV y Nickelodeon. Después de un tiempo, José González también se aburrió de Vancouver. Se le dio por hacer autostop por las rutas del norte y, sí, como en las mejores y peores road movies, una banda de rock en plena gira rutera los levantó y los dejó en St. John, el lugar donde finalmente se quedaron a vivir, en una provincia pequeñita al este del país, desde donde responde a este entrevista esquivando una tormenta de nieve. 

“Es bastante a trasmano, sería como vivir en Canadá, pero una cuadra a la vuelta”, intenta explicar. A González, se le dio luego por enviar ilustraciones para un periódico local, pero al final le ofrecieron tener su propia tira, una selección antojadiza, contemplativa, lisérgica y bastante anti-tira de diario, llamada Dave Spent a Few Days at the 6th Fort Waldegrave (“Se refiere a la dirección de la casa donde viví por unos años, y por la que pasaron muchas personas, entre ellos, Dave” es la insólita explicación que aparece en la página de internet donde están todas compiladas) “No pensé que me iban a dar tanta libertad porque yo no quería que las tiras tuviesen remates ni nada, era más un trabajo introspectivo. En la ilustración parece que todo tiene que ser simpático y es algo que no me sale”, explica con naturalidad. Pero como si todo este recorrido fuera poco, lo último que se le dio a José González fue por ir a un restaurant, emborracharse un poco y empezar a despotricar a viva voz contra el arte conceptual “Y ahí mismo me escuchó una curadora del museo local, no se cómo me pidió venir a ver mi trabajo, y me ofreció hacer una muestra de este proyecto narrativo autobiográfico en el museo”, explica. “¡De verdad sucedió así!”, agrega riéndose.  

 Todo lo que cuenta José González así, como si nada, parece una aventura tan impresionante e improbable que casi necesita aclaración de veracidad. Pero antes de todo eso, lo primero que dice del otro lado de la línea es: “¡Qué lindo hablar en español!”. Últimamente solo lo ha hecho con algún amigo por skype, o cuando se encuentra con su ahora ex novia, un par de situaciones que no invitan demasiado al diálogo. Lo hace ahora de una manera atropellada, con un acento argentino que crece y se entusiasma, casi como el espíritu de sus tiras. De todo ese vértigo, marcado por una vida nómade, la casualidad, y las oportunidades únicas que vienen con el movimiento, las cosas han resultado de una forma bastante natural para José. Lo bueno es que, en medio de toda esta vorágine, nunca dejó de dibujar y por eso mismo algunas de las postales de esta vida extraordinaria están recopiladas en Antes de volver, un librito que hace poco fue editado en Argentina y organiza un pertinente rejunte de sus aventuras a través de un largo viaje por Buenos Aires, Montevideo y Canadá. 

Se trata de algunos retratos de bitácora tan elocuentes como desordenados, con buen humor pero desde la reflexión más contemplativa e incluso melancólica, que repasan personajes queridos, lugares nuevos y puntillosos registros cuasi etnográficos tanto urbanos como agrestes. Casi como si fuera un álbum de figuritas de momentos al calor de las rutas, las terminales y aeropuertos: “No vengo de la rama de la historieta tradicional, es algo que parte más de la espontaneidad que en este caso da el viaje. Se parece más a la estructura en la que se filma un videoclip, o como los raperos arman las letras de hip hop, cortar, pegar y mover elementos. Creo que el libro tiene ese espíritu. Un viaje me daba la estructura narrativa basada en el movimiento que también ha tenido mi vida”, cuenta González.

Aunque puede resultar un poco esquivo –es un proyecto de belleza extraña y muy personal– Antes de volver se podrá encontrar el próximo sábado en Festival Sudestada de Dibujo e Ilustración, un encuentro organizado por Alejandro Bidegaray que reúne un pantallazo de lo nuevo y lo clásico de la historieta local, y que también editó este libro a través de Musaraña Editora, el brazo productor de su librería en Zona Norte. La editorial es responsable de libros de Powerpaola, Diego Parés, Max o Ana Galvañ, con la consigna de ver impreso los libros más caprichosos e inubicables que uno simplemente se moriría por ver editados. “¡Ale es un cebado!” se entusiasma González. “Es mi primer libro editado en Argentina y fue un trabajo muy bueno a distancia. Yo necesitaba un orden para esto que era un registro aleatorio de viajes”. En el libro, hay sucuchos de Buenos Aires, bosques del hemisferio norte y recuerdos de infancia en el conurbano. 

   Desde el trazo más suelto de un boceto dibujado en la terminal, hasta acabados paisajes intrincados que quitan el aliento, y desde tiras con historias completas a postales autoconclusivas a toda página con la misma espontaneidad con las que pasan las hojas de una bitácora, el libro antecede a un compendio de viajes que continuará con una aventura en autostop hasta México. Y se una a una trilogía editada en Canadá con la que el autor ganó popularidad por sus retratos de personajes urbanos, situaciones de bares y postales de la vida local con un estilo de primera persona en cámara subjetiva. Autobiográfico y muy amoroso con sus objetos de estudio, pero dejándose a si mismo afuera de escena. “Me molesta mucho cuando los dibujantes se quieren poner en el cuadro y usar a si mismos como el hilo conductor de las historias... bah, bueno, creo que ya iba a bardear”, se ríe y se ataja a si mismo. “Me imagino a un lector atomizado, que vive en la ciudad. La verdad, aunque ahora he tenido suerte y he podido ver todo esto, la primera vez que vi las montañas creo que tenía como 26 años. También me imagino a mi mismo cuando vivía en Avellaneda, miraba a las personas y no sabía bien qué había del otro lado del puente.” 

Antes de volver se consigue en la Feria de Editores del Festival Sudestada de Dibujo, que se realizará el viernes 24 en el Centro Cultural Recoleta. De 15 a 22. Gratis.