La crisis industrial sumó otra mala noticia con la suspensión completa de actividades de la autopartista Clapp, que afecta la fuente de trabajo de 40 personas. La empresa ubicada en el partido bonaerense de Brandsen venía aplicando suspensiones parciales al personal para afrontar la falta de trabajo a raíz de la crisis de ventas de los autos nacionales en el mercado interno y las dificultades de exportación a Brasil, pero la situación empeoró y cortaron toda la actividad productiva. De ahora en más, se acerca la posibilidad del cierre definitivo o de una profunda “reestructuración” que va a impactar de lleno en la plantilla laboral. La empresa es proveedora fundamentalmente de Peugeot-Citroën. “Este gobierno hizo inviable a la industria. Estamos tratando con un fantasma, con nadie, no te atienden y si te atienden te dicen que no pueden hacer nada. En las terminales hay problemas y en los autopartistas las dificultades son todavía más profundas”, señaló en declaraciones radiales Mario Manrique, secretario adjunto del SMATA.

La empresa Clapp produce mecanizados y ensambles de sistemas para la industria. Desde 1949 está ubicada en la localidad de Jeppener (2496 habitantes), partido de Brandsen. Según detalla en su sitio web, la compañía comenzó a producir desde 1962 componentes para el Citroën 2CV. En 1981 se comprada por el grupo Sevel, de la familia Macri y en 1998 se integró al Grupo PSA. El año pasado, PSA se desligó de la planta de Clapp, que siguió por sus propios medios hasta que ahora quedó en la cuerda floja. Circuló la noticia del cierre definitivo y el despido de 40 personas con el pago del 50 por ciento de indemnización y la otra mitad en 18 cuotas. Fuentes del sector autopartista advierten que se está negociando la posibilidad de continuar con la empresa pero aplicando un fuerte “plan de reestructuración”, con inevitable impacto laboral.

El autopartismo sufre doblemente la crisis automotriz porque por lo general se trata de empresa de menor porte que las grandes terminales. Tampoco cuentan con el negocio financiero de la venta de autos importados de Brasil, como sí hacen las automotrices impulsadas ahora todavía más por el plan oficial de subsidios a la compra de vehículos cero kilómetro. Según los últimos datos oficiales, el sector autopartista acumula entre enero y mayo una caída del 7,6 por ciento.

“En los autopartistas, las dificultades son todavía más profundas que en las terminales. Si bien hay muchas empresas proveedoras que acompañan los procesos de suspensión de las terminales con pago del 75 o 60 por ciento del salario, ahora estamos teniendo problemas superiores. Hay cierre de autopartistas nacionales y empresas internacionales se retiran del país. Lamentablemente, no tenemos respuesta por parte de los ministerios. Hoy estamos tratando que los compañeros puedan recibir sus indemnizaciones”, dijo ayer Manrique en declaraciones al programa radial Mañana es Tarde en AM 530. El dirigente gremial sostuvo que en la gestión de Mauricio Macri se perdieron entre 6 y 7 mil trabajadores en el bloque automotor. Criticó que “dentro el plan de incentivos para la compra de autos cero kilómetro, los 15 y 20 modelos que se venden son todos importados”.  "Este gobierno no tiene en cuenta a la industria porque considera que la rentabilidad económica de la Nación se encuentra en otras actividades, como las materias primas o en lo financiero”, agregó Manrique.

Una de las empresas multinacionales que retiró recientemente sus actividades del país es Faurecia, cuyo último reporte dirigido a inversores advierte que “la exposición de la empresa en Argentina fue reducida a través de la venta de la planta de interiores en --el partido de—Malvinas Argentinas”. Faurecia es una empresa francesa, la novena autopartista global, con 122 mil empleados en todo el mundo. Al revés del relato del Gobierno, que insiste en el supuesto entusiasmo que tendría el mundo cuando ve la política económica adoptada en la Argentina, Faurecia dice a sus accionistas que no se preocupen porque ya dejó de operar en el país.