Laura Novoa suelta una carcajada maléfica en la pantalla. Viste de cuero brillante y la rodea la exhuberante selva misionera. En Carasucia, con la magia de la naturaleza, que estrena este jueves, Novoa compone a Melany, una pérfida villana que toma el control de una empresa maderera en apuros financieros y pretende hacer ganancia a toda costa. Melany es una villana en plena forma, con todo y poderes (místicos y materiales) para corromper a los adultos de un pueblo y hacerlos actuar contra sus mejores intereses. Enfrente tiene a un puñado de niños, dispuestos a salvar los árboles protegidos por ley. El film de Gastón Gularte debía llegar a las pantallas nacionales a mediados de julio, pero los tanques hollywoodenses (y la desidia del INCAA al defender la cuota de pantalla) postergó su estreno hasta ahora.

En su encuentro con Página/12, Novoa hace hincapié en tres cosas: el trabajo con la vestuarista Miuki Madelaire, la producción regional (gran parte de la producción fue aportada por el gobierno misionero, y salvo dos actores, todos los técnicos son de esa provincia) y el mensaje que busca transmitir la película.

“¿Viste que en teatro los actores dicen que el personaje lo podés trabajar de afuera para adentro o de adentro para afuera? Bueno, con ese vestuario ya me habían hecho el personaje, ¡era muy fácil actuarlo!”, recuerda Novoa sobre el rodaje de Carasucia. “Era un personaje muy gracioso, ya con el vestuario, con esos trajes brillantes, engominados tipo Gatúbela, en medio de la selva misionera, pegados a las Cataratas del Iguazú, era espectacular y divertidísimo”, confía. A la ropa ajustada de cuero hay que sumar tocados y máscaras a tono, de materiales que contrastan fuertemente con los escenarios naturales que recorren todos los personajes. “Madelaire es de allá, una genia, el vestuario que propuso estaba buenísimo”, destaca la actriz. La producción no se agota en el esfuerzo de vestuario. La película tiene dibujos animados interactuando con actores y una cuota de efectos especiales que tomó un buen tiempo realizar.

En tiempos difíciles para el cine argentino, en que los directores reclaman falta de apoyo del organismo oficial encargado de respaldarlos, con la situación económica acuciante y una inflación que destroza cualquier planificación y presupuesto, llevar un film así a buen término parece una quimera. Curiosamente, hay algo en esa situación general y el móvil ganancial de la villana que interpreta Novoa que se unen.

“Es una película infantil que habla sobre la ecología y ahí me parecía buenísima la visión del director”, señala Novoa. “Además está hecha toda en el interior, con gente de Misiones, y eso también me parece muy valioso, ahora vengo de hacer un piloto de serie en Córdoba, me parece que hay algo en nuestro país que es súper interesante y tenemos que ver que no está todo en Capital”, plantea. “En Carasucia prácticamente era la única que no era de allá, estaba Gustavo Garzón también pero teníja dos líneas”, observa Novoa.

Para Novoa, lo más valioso de la película está en el mensaje que busca transmitir y que ella deseaba apoyar. “Hay algo que vienen a decirnos las nuevas generaciones y tiene mucho que ver con el planeta, y la película viene a poner eso en el centro”, explica. “Recién hacía una nota sobre la obra de teatro que estoy por estrenar y hablábamos de feminismo, mi hija, los hijos y demás, me parece que así como las pibas vienen a contarnos un montón de cosas sobre el feminismo y a enseñarle a mi generación a deconstruirnos y pensar el mundo de otra manera, también pasan otras cosas”, reflexiona. La actriz pone de ejemplo a su hijo menor, que con 10 años se volcó al vegetarianismo. “Vino un día y me dijo ‘desde hoy no como más carne, ni pescado, ni pollo, ningún animal muerto’, y yo pensé que se le iba a pasar, pero no”. Pasaron dos años desde ese momento y ahora se sumó su hija mayor (18). “Hay algo interesante en las nuevas generaciones, que vienen a decirnos cosas, a deconstruirnos y cambiar el paradigma; que una película infantil hable de esto me parece algo para escuchar”.

El núcleo del conflicto en Carasucia radica en la ambición desmedida de la CEO Melany. Su voluntad expresa de violar cuanta ley nacional y provincial esté en su camino. “Tiene un cuestionamiento a la ambición del ser humano y esa es otra cosa que me interesaba muchísimo, porque sino las películas infantiles se quedan en un cuentito que es como corto, ¿no?”, observa. “Poder hablar en una película infantil sobre ecología y el mal lugar al que nos llevan la ambición, el poder, el dinero, el que no importe nada más que la ganancia, que los villanos estén ubicados en ese lugar y los chicos en la ecología, me parece importante”.