La Asociación Bancaria (AB) derrotó a las patronales y en especial al Gobierno de Mauricio Macri. Consiguió que se aprobara la Convención Colectiva (CC) que el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, se venía negando a homologar. El aumento general acordado llega al 24,3 por ciento anual acumulado. Pero estará sujeto a revisión y actualización (“cláusula gatillo”) si la inflación de 2017 supera el 19,5 por ciento acumulado. Es factible y hasta probable que ese momento llegue antes de las elecciones de octubre.

La Paritaria horadó el techo que el oficialismo quería imponer para todas las tratativas. Como primera digresión relativa digamos que el impacto en el bolsillo de los trabajadores concernidos será mayor al porcentaje mencionado. Los convenios contienen muchas disposiciones, a veces anidan en ellos variaciones que la cifra difundida no explica o contiene. Para comprenderlos, deben ser leídos en su totalidad y no reducirse a un número.  Los bancarios, por caso, recibirán un bono anual complementario cuyo valor mínimo será $21.600 como mínimo y $ 39.000 para quienes más reciban. Volvamos al eje. 

La estrategia económica del Gobierno sufre un revés iniciático, que servirá de referencia para las CC que están por venir. 

El sector financiero no padecerá por pagar lo estipulado: le fue bien en la etapa kirchnerista y vive en el Paraíso de los contados y concentrados ganadores del modelo macrista. Las objeciones interpuestas por los representantes de la banca extranjera se explican mayormente por cuestiones ideológicas, lo que incluye demostrar poder.

El Secretario General de la AB, Sergio Palazzo, integra la Corriente Federal, el agrupamiento más coherente y combativo dentro de la Confederación General del Trabajo (CGT). Apeló a un sinfín de tácticas para llegar al objetivo, la movilización de sus bases entre ellas: se expresó en asambleas masivas en bancos de todo el país. La inminencia de una huelga de tres días hábiles que comenzaría al final de una semana aciaga para el macrismo aceleró el acuerdo.

Seguramente, el éxito  no se debió tanto a la virtual lesividad del paro. Es cada vez menos frecuente que esas medidas de fuerza damnifiquen a las patronales como, póngale, durante el siglo pasado. Con banca informática, atención a los jubilados que cobran (que los laburantes del gremio preservan) y en fecha de vacaciones ese daño no pintaba para ser tan severo. La cuestión era política y en ese terreno, repetimos, perdieron las patronales ariscas y el Gobierno.

El acuerdo servirá de caso piloto para las CC que se sucederán a partir del mes próximo. Los gremios chicos disponen de una referencia para acodarse a la mesa de negociaciones y pedir recuperación de parte de lo perdido en 2016 como consecuencia de la inflación récord.

Los popes sindicales menos batalladores de sindicatos o centrales “grandes”, de actividades no devastadas se verán en figurillas para transigir por cifras mucho menores y sobre todo para no tomar en cuenta las condiciones generales del acuerdo. 

Claro que el sector financiero está de parabienes, lo que no expresa para nada a los ligados a la producción. En estos, la principal reivindicación de los trabajadores, sin resignar al salario desde ya, será mantener las fuentes de trabajo, evitar la sangría de despidos y suspensiones.


Lo primero es el conchabo: Los sectores industriales, peculiarmente los ligados al mercado interno, atraviesan una coyuntura peligrosa. La merma del consumo popular, el diluvio de importaciones, el desdén (o, mejor, la direccionalidad) de la política oficial los colocan en una posición que oscila entre la decadencia o los cierres. La excelente nota de David Cufré en este diario del sábado 11 de febrero  (www.pagina12.com.ar/19523-villa-progreso) describe un cuadro que ya damnificó a los argentinos: las ciudades o pueblos sostenidos por la actividad manufacturera que se van marchitando y empobreciendo como secuela de un paradigma neoconservador. En tiempos del ex presidente Carlos Menem los primeros fueron los ligados a la energía, los construidos en derredor de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Hoy en día, primerean los que cobijan pequeñas y medianas empresas, que crecieron con la re industrialización que comenzó en 2001 y floreció durante los mandatos de los presidentes Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner.

La conducción actual de YPF añadió daño y una dosis de hiel a la destrucción. Según denunció el diputado Andrés Guzmán del Movimiento Evita acaba de comprar 500.000 pelotas de fútbol… en China. Las usa como premio para sus clientes habituales. Hasta ahora adquiría nacionales. El “compre internacional” (¿vivir con lo vuestro?) elegido por el macrismo pone en riesgo a Bell Ville, la localidad cordobesa en la que se fabrican pelotas de fútbol. No es el mercado el que les baja el pulgar, son funcionarios de una empresa estatal.

También transitan la cuerda floja las metalúrgicas, las textiles, las que producen indumentaria. Algunas aprovechan el verano para dar vacaciones a sus empleados, como un rebusque para capear el temporal. 

El conflicto de la empresa Banghó es otro caso testigo reciente, que trasluce la disparidad dentro de la clase trabajadora según el sector que las emplea. La victoria de la Unión Obrera Metalúrgica UOM en estos días fue (apenas y nada menos) frenar el cierre y las cesantías. Transformar despidos en suspensiones cobrando el 70 por ciento de las retribuciones. A diferencia de los bancarios, el avance no regirá para todo el año ni estará garantizado. Será otro modelo de lucha dentro de un año difícil.

La marcha programada para el 7 de marzo tiene como promotores a los sindicatos amenazados. La CGT adhirió y su conducción promete que asistirá una muchedumbre. La dos CTA siempre participan en esas movidas: agregarán número y fervor. La crónica de ese día no pasará solo por la concurrencia de la ex presidenta Cristina a los tribunales de Comodoro Py, como era el deseo oficial.

Las CC son una de las tantas instituciones laborales revitalizadas o resignificadas en la era kirchnerista. Su subsistencia es un escollo para el programa del macrismo, que concibe la competitividad en clave de reducción o supresión de los derechos laborales o sindicales. Serán una prueba de fuego de la representatividad de las cúpulas gremiales. 

Macri y el ministro de Educación Esteban Bullrich procuran suprimir autoritaria e ilegalmente la Paritaria Nacional Docente, que es desde 2008 otro hito de las CC. Los sindicatos de maestros son activos y batalladores, su contraparte son los estados nacional y provinciales. La huelga es una herramienta de la que se valieron en muchas ocasiones, siempre es problemática porque los gobiernos les endilgan perjudicar a las familias y a los chicos.


Una para el lado de la injusticia: El triunvirato que conduce la CGT pareció percatarse de que son fútiles las reuniones con funcionarios del macrismo, los cónclaves en Olivos o en la Casa Rosada. Los buenos modales no reditúan, tampoco los chirles pactos que firmaron. La disputa paritaria será, pues, la oportunidad que los pondrá a prueba. La huelga decidida para fin de marzo, una instancia de enfrentamiento, una herramienta para  pulsear con más vigor.

En ese contexto es entre inexplicable y frustrante que hayan apoyado la ley de reforma del Sistema de Riesgos del Trabajo que se aprobó en Diputados con más estrépito y menos votos que los previsibles.

El fragor producido por el descuento a los haberes jubilatorios motivó a la oposición complaciente (Frente Renovador y justicialistas no kirchneristas) a retacear su apoyo explícito. Canjearon el “sí” por la abstención. Pero al dar quórum posibilitaron un “avance” del macrismo en detrimento de los derechos, la salud e integridad física de los trabajadores.

Para no jugarse a fondo argumentaron que acompañaban una medida bancada por la CGT. Es un subterfugio, de su parte, pero no una falacia. La cúpula cegetista acompañó el proyecto: el triunviro diputado Héctor Daer se aprestaba a votarlo. Es una ley pésima, que no contempla la prevención y cuya base es entorpecer que los damnificados por accidentes o enfermedades laborales puedan litigar en Tribunales, sí consideran injustas las indemnizaciones administrativas... o si se las deniegan.

La contradicción de los jerarcas cegetistas es patente, en el futuro deberán optar y definirse mejor.


Perder de local: El conflicto entre la AB y el Gobierno tuvo su instancia judicial, también adversa al oficialismo. La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo falló, correctamente, a favor del reclamo del gremio. No es la praxis cotidiana dominante dentro del Poder Judicial, usualmente volcado con entusiasmo a favor de la coalición oficialista. Tanto que es atinado enunciar que la integra, casi tanto como los medios hegemónicos.

De cualquier forma, la magistratura no es maciza, unánime o monocolor. Las caracterizaciones binarias o maniqueas son, como en tantas ocasiones, imperfectas o insuficientes. Hay jueces, camaristas, fiscales, defensores oficiales que, contra la corriente y sus propios pares, se apegan al derecho y a sus deberes.

Al oficialismo lo descolocan los traspiés en Tribunales, un territorio en el que juegan en condición de local. El equipazo de Macri mordió el polvo en otras instancias judiciales. En el concurso de Correo Argentino con el valiente y serio dictamen de la fiscal Gabriela Boquin. Y en el amparo promovido por la jueza Elena Highton de Nolasco, vocal de la Corte Suprema quien ganó en primera instancia el derecho de seguir integrándola después de cumplir 75 años. El ministro de Justicia, Germán Garavano, resolvió no apelar y dejar firme la sentencia. A disgusto el gobierno no podrá designar otro miembro del tribunal o tercerizar esa decisión, en los compañeros senadores del Frente para la Victoria. La prerrogativa había sido condición de la aprobación de los pliegos de Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz. La Casa Rosada apostó fuerte contra Highton de Nolasco con plata prestada por los justicialistas, podríamos decir abusando un poco de la metáfora. De  cualquier manera, sumó un fracaso en un mes que le causa dolores de cabeza diarios.


Nuevos desafíos: En el primer año de mandato de Macri, la acción directa fue la más eficaz forma de resistencia. Las calles y las plazas seguirán siendo escenario privilegiado aunque se van sumando otros.

Comodoro Py es un bastión de Cambiemos. Tampoco es unánime pero es justo reconocer que jueces federales como Claudio Bonadio y Ariel Lijo o fiscales como Guillermo  Marijuán le son más funcionales y eficaces que muchos altos funcionarios del Ejecutivo. Pero en los expedientes ligados al Correo Argentino, a Highton de Nolasco o la AB el Foro le produjo sinsabores al oficialismo. Hace un año, todo (le) parecía más sencillo.

Las paritarias serán un ámbito de disputa, regulado, regido por una legislación todavía razonable. El ministerio de Trabajo viró 180 grados desde diciembre de 2016 pero, como se vio en esta semana, no siempre puede jugar bonito para las patronales.

Macri habló de sí mismo y de su gobierno, en una conferencia de prensa patética (ver nota aparte). Más allá de la retórica, son los hechos los que lo contradicen. Tanto que sus aliados mediáticos comienzan a regañarlo con asiduidad y acritud, lo que tampoco se veía en el pasado cercano.

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