Los feminismos; Ni Una Menos; el Paro nacional por el femicidio de Lucía Pérez; los paros internacionales de mujeres; la marea verde que reclamó por aborto legal, seguro y gratuito generaron prácticas de resistencia, reflexión y movilización durante los años que el macrismo impuso la doctrina de la resignación y la anestesia social. Más allá de las demandas de la agenda de género la presencia en las calles, asambleas, vigilias, lecturas y debates en las calles, redes, colegios, mesas, asambleas, encuentros, talleres, charlas y rondas fogoneó la politización de un sector incentivado a no politizarse o a rendirse ante la frustración.

Los resultados electorales del domingo, donde el 47 por ciento de la población respaldó a la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Kirchner contra el 32 por ciento que aceptó la continuidad del gobierno de Mauricio Macri junto a Miguel Angel Pichetto son algo más que una Primaria Abierta Simultánea y Obligatoria (PASO). Incluso que una elección de candidatos/as. La sorpresa no es sólo por los 15 puntos de diferencia sino por la sensación de una yegua indomable por el neoliberalismo que parecía domada y de golpe relincha. Pero los feminismos nunca dejaron de galopar como forma de resistencia, demanda y marcha.

No bajar la cabeza es parte de lo que sostiene poder subir la disputa política electoral. Los medios de comunicación, las encuestadoras y presidentes vecinos como Jair Bolsonaro se mostraron sorprendidos y condenaron la decisión democrática de los argentinos/as y los mercados directamente bajaron los pulgares del circo romano, donde el voto va a las urnas pero los organismos internacionales y los grandes grupos financieros y económicos tienen voto VIP para subir el dólar, la inflación, el riesgo país y la devaluación salarial como pista de aterrizaje para un nuevo país. Por supuesto, el castigo a la economía en crisis y otras causas inciden no solo en la victoria, sino en una elección histórica que vuelve a mostrar la llama encendida donde los ideales se sobreponen a las caricias significativas propuestas por los bots o la inteligencia artifical que maneja por control remoto las campañas electorales.

Pero no es una sorpresa para los feminismos que estar en la calle, caminar, encontrarse, pensarse, discutirse y disputar futuro fue parte de los motores que encendieron el fuego de la resistencia. “Hubo un campo de politización muy fundamental que se desplegó a partir de los feminismos y, fundamentalmente, como uso de la calle, militancias políticas, armado de redes. La conjunción de motivos feministas y prácticas de repertorio callejeras fue muy clave en la politización de las y los jóvenes. Hay que vincularlo con un proceso más amplio de politización de las juventudes en el kirchnerismo. Y, fundamentalmente, de una conmoción en la sensibilidad en los cuerpos, los afectos y las sexualidades a partir de la Educación Sexual Integral (ESI). Hay una confluencia de muchas pibas y pibes que se despiertan como militantes con el feminismo y se repolitiza en las elecciones. En los focus group daba que los temas que conmovían a los más jóvenes tenían que ver con feminismo, veganismo, vegetarianismo, cuidado de las especies y el ambiente. Eso se jugó a la elección. El aprendizaje de la pelea colectiva por los derechos es la principal experiencia frente a la cual combaten los gobiernos autoritarios y que les pibes mostraron ahora”, subraya María Pía López, socióloga y escritora y autora del libro Apuntes para las militancias. Feminismos: promesas y combates, de Editorial Eme.

La periodista Julia Mengolini fue una de las pocas periodistas que, lejos de bajar la cabeza, las ganas o los ideales, fundó su propia radio a partir del macrismo y generó un hit de comunicación independiente y adhesión de pibes y pibas. Ella escucha claramente cómo el fuego de pelear por el propio deseo, la autonomía del cuerpo, el repudio a la violencia pasó del cuerpo personal al cuerpo colectivo vuelto masa y vigilia. “Hay muchas pibas que entraron a escuchar la radio y, después, se politizaron mucho y vivieron estas elecciones con un interés y un apasionamiento que antes no tenían. Nos escriben mucho la frase `Gracias por hacer que nos guste la política`. Muchas entraron al feminismo por la lucha por el aborto y después entendieron un camino más amplio. Y muchas de las pibas recientemente politizadas se volcaron por la fórmula Fernández – Fernández y por la izquierda. Pero con un claro rechazo a las políticas neoliberales y macristas, y entendieron que en un contexto de restricción de derechos es muy difícil que puedas avanzar en un solo derecho y que, en un contexto de un gobierno popular, es mucho más fácil la conquista de nuevos derechos.”

“La política le ganó al lavado de cerebros permanente de los grandes medios”, rescata Graciela Morgade, decana de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA e investigadora sobre Educación Sexual Integral (ESI). “La lucha de los feminismos es teórica y es en las calles –describe- y ahí la marea verde empieza a tallar y la política pasó a tener cuerpo, atravesar las subjetividades y la vida y esa profundidad, sobre todo en la discusión sobre el aborto, pero ya desde antes en la acumulación de los feminismos y la disidencia sexual, fueron haciendo que la juventud pueda recuperar el sentido de la política y el sentido de los cuerpos en el sentido de lo personal es política. Poner el cuerpo y reconocernos como partícipes y protagonistas posibilitó que se pudiera vivir la política no desde el show, sino desde la experiencia”, evalúa.

Falta mucho para que la ESI se implemente realmente en todos los colegios y de manera plena. Pero a pesar de todo lo que falta, a partir del 2006 es mucho más relevante todo lo que se consiguió con la puerta abierta para hablar de derechos sexuales en los colegios. La investigadora Catalina González del Cerro realizó la tesis “Educación Sexual Integral, participación política y socialidad online: Una etnografía sobre la transversalización de la perspectiva de género en una escuela secundaria de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires” que rescata, justamente, el impulso de la politización de la revolución de las hijas a partir de poder hablar contra los femicidios, por el aborto legal, por cuerpos no binaries y contra el acoso de preceptores y docentes, entre otros temas: “La masificación de la demanda de los feminismos de los últimos años introdujo a los espacios juveniles una palabra clave: `femicidios` para dar cuenta de la dimensión social y no individual de los antes llamados crímenes pasionales. Y junto con ella se volvió más inteligible la violencia que representa responsabilizar a las mujeres (en general jóvenes) por sus propios asesinatos. "Para decir ni una menos hay que dejar de ver qué tan corta era la pollera de Melina" decían los carteles de los pasillos escolares en alusión a la joven (Melina Romero) tildada por Clarín como fanática de los boliches. Con esa idea llamaban a movilizar a las calles y a la vez exigían a las autoridades de la escuela que modifiquen los reglamentos institucionales que les prohibían a las chicas usar prendas tildadas de provocadoras. Si hacemos el salto a esta semana es probable que les jóvenes que se acercan a la política desde los feminismos identifiquen rápidamente la perversión del discurso de (Mauricio) Macri del lunes 12 de agosto, en el cual responsabilizó a les votantes por su empobrecimiento y por haber aspirado a una calidad de vida que no merecíamos.”

“A partir de Ni Una Menos empieza otro movimiento del feminismo en la Argentina que se expresa en la calle”, analiza Victoria Liendro, Responsable del Área de Diversidad Sexual de la Subsecretaria de Políticas de Género del Gobierno de Salta. Ella también destaca el debate por la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) y el efecto del proceso de participación de mujeres y trans en el futbol y en el deporte. “En los resultados electorales hay una gran incidencia de las juventudes que están instalando nuevos temas en la agenda pública de lugares de decisión y lo vemos en la decisión de Alberto Fernández de pronunciarse a favor del aborto. Y también en que somos muchas las jóvenes que disputamos lugares de poder en las provincias para un recambio generacional y de prácticas políticas y de la incorporación de las disidencias sexuales.”

SaSa Testa, becarix doctoral por el Conicet, maestrandx en Estudios y Políticas de Género por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), activista no binarie y docente de escuela media define: “Sinceramente son un dato no menor los resultados electorales porque la politización de las jóvenes generaciones transfeministas, feministas y de las disidencias de sexo–género tiene que ver con que constantemente se están preguntando y repreguntando acerca de la memoria y la identidad. No es casual esta decisión del pueblo vista en las urnas pensando en una perspectiva de género con un mandatario de turno que supo decir que a las mujeres les gusta que le digan un piropo aunque sea “que buen culo tenés” y, además, es importante la resignificación de la lucha transfeminista y feminista en relación a los parámetros de la violencia. No nos callamos más en violencias machistas y patriarcales. Y eso también se tradujo en que no nos callamos más a la hora de elegir un presidente para un próximo mandato”.

Desde Entre Ríos, Victoria Bózzolo, secretaria de Comunicación del Concejo Deliberante de Conocepción del Uruguay, apunta que la respuesta electoral es por la gimnasia de la participación y, además, por el impacto de las políticas macristas: “Tanto las mujeres como lxs jóvenes han sido lxs más perjudicadxs por las medidas económicas del Gobierno nacional. Las mujeres sufren más la desocupación y la informalidad y en un sistema patriarcal que se acrecienta por la crisis”.

La diputada Mayra Mendoza fue la ganadora del Frente para Todos en las PASO de Quilmes y superó al cocinero Martiniano Molina, actual intendente de Cambiemos. Ella rescata: “Las mujeres y las diversidades despertamos y estamos refundando un movimiento de masas nacional, popular, democrático y ahora feminista. No fue magia crearlo. Ese feminismo, que es la justicia social, brindó inclusión, seguridad y oportunidades a millones de mujeres. Esos años de un gobierno encabezado por una mujer presidenta fueron el colchón para que hoy estemos con herramientas y más empoderadas, cumpliendo con la utopía feminista, haciendo realidades y hechos efectivos. Y estamos convencidas, hoy más que nunca, que al odio se lo gana con amor, con organización y con sororidad”.

Hasta ahora, de 135 distritos de la provincia de Buenos Aires solo el 3 % era gobernado por intendentas. Siguen en carrera Mayra Mendoza en Quilmes; Florencia Saintout en La Plata; Mariel Fernández, en Moreno y Fernanda Raverta, en Mar del Plata. Las listas electorales no fueron justas con el nivel de incidencia social y política de los feminismos. Pero la pelea sigue y se acrecienta.

 

En la Ciudad de Buenos Aires, por el momento, sería reelegido el actual jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta. Pero el Frente para Todos pelea a partir de una unidad que trajo a sus filas a Victoria Donda, que se subió al escenario del triunfo del domingo con un pañuelo verde en su puño. Ella destaca: “Luego del Ni Una Menos el feminismo se constituyó como un nuevo sujeto histórico determinante para el devenir de la política en nuestro país. La marea verde movilizada a favor del aborto legal e impulsada por la revolución de les hijes fue, sin dudas, el punto más alto de esta creciente politización que se expresó tanto en la calle como en nuestros hogares y se propuso transformarlo todo. Los resultados electorales reflejan un fuerte rechazo a un gobierno que sumergió a más del treinta por ciento de la población en la pobreza con medidas que impactan de manera diferenciada en la vida de las mujeres y disidencias. El feminismo se expresó en las urnas exigiendo, entre otras cosas, nuestro derecho a ser libres y soberanas sobre nuestros cuerpos y nuestro plan de vida”.