El PIB se desplomó 2,5 por ciento en 2018 y se espera que este año vuelva a caer 2,6 por ciento, según estimaciones del Ministerio de Hacienda. Pese a que el titular de la cartera, Hernán Lacunza, proyecta un crecimiento del 1 por ciento para 2020, todas las fuentes consultadas por Página/12 anticipan una nueva contracción. Desde agencias internacionales hasta consultoras privadas y centros de estudios, advierten sobre una prolongación de la recesión. De confirmarse estos pronósticos, la actividad económica caerá tres años consecutivos, una estadística que no se daba desde el final de la convertibilidad, cuando el PBI cayó 4 años seguidos, entre 1999 y 2002. La causa más destacada por los economistas es el “arrastre estadístico” de la caída de este año, que comprometerá el crecimiento del año que viene. Durante todo el gobierno de Mauricio Macri, en tanto, la economía caerá en tres de los cuatros años de mandato.

Con este escenario, la llamada “maldición de los años pares” parecería hoy una bendición. El término fue acuñado por los analistas económicos ortodoxos para describir la caída de la economía en los años pares, ocurrida desde 2012 en adelante. Esto se dio luego de un crecimiento sostenido del PBI entre 2003 y 2011, con excepción de 2009. La maldición se romperá este año, cuando la economía vuelva a caer, esta vez en un año impar. Y el arrastre impactará en un nuevo desplome el año que viene. La calificadora de riesgo Moody´s proyecta un crecimiento para la economía mundial, pero para el caso de Argentina anticipa “que está lista para entrar en su tercer año de recesión”. Para 2020 estima una caída del 1 por ciento. En un informe publicado el jueves, explica que se debe a un deterioro en la confianza producto de las “secuelas” que dejó la reestructuración de la deuda y la incertidumbre política.

La consultora internacional Focus Economics, que realiza pronósticos para 130 países, publicó en septiembre las proyecciones para América latina. Estima una caída del 2,8 por ciento para este año y 1,4 para 2020. Los únicos dos países de la región con descensos este año y el que viene son Argentina y Venezuela.

A contramano de Lacunza

Guido Lorenzo, director de LCG Consultora, estima una caída del PIB para 2020 del 3,8 por ciento. Lo atribuye a tres causas: “Este año dejará un arrastre estadístico negativo de 2,8 puntos porcentuales. La inversión caerá por las limitaciones para retirar utilidades del país y las exportaciones sufrirán una contracción por una inflación creciente y un tipo de cambio que esperamos que se atrase en términos reales”, explicó.

Desde la consultora Invecq esperan una caída del 3 por ciento por una baja del consumo y las inversiones. Matías Surt, economista de esa agencia, explicó: “Sólo -1,8 por ciento será de arrastre de este año por la volatilidad financiera, la inflación y la caída del salario real tras las PASO”. Además, dijo que lo más preocupante es la estabilidad financiera ante la falta de financiamiento. “Se necesita crédito para renovar la deuda tomada y para financiar el déficit fiscal que para fin de año será de 4 por ciento”, agregó. En este contexto, estima que ante la falta de dólares, se podrían dar dos escenarios, ambos negativos: “Si dejan correr el dólar para no quemar reservas, eso llevaría a una mayor inflación, una caída en el poder adquisitivo y una baja en el consumo. De lo contrario, deberán reforzar los controles cambiarios, lo que generaría problemas en las cadenas productivas que dependen de insumos importados”.

En C&T Asesores Económicos anticipan una caída en 2020 del 2 por ciento. Camilo Tiscornia, director de la consultora, coincidió que la causa principal es el arrastre de este año: “Aunque el año que viene sea bueno, vas a tener que remontar una cuesta para poder dar crecimiento. Estás muy condicionado”. Además, dijo que la inversión se verá resentida ante la incertidumbre por las medidas económicas de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que estima serán los ganadores en octubre. Sin embargo, adelantó que la caída se verá aminorada por lo que se prevé un aumento del consumo y de las exportaciones.

En Ecolatina estiman una caída del 1,9 por ciento. A las causas ya mencionadas, Matías Rajnerman, economista jefe, sumó el impacto que tendrá el repago de la deuda externa. “Con el próximo desembolso, el FMI ya habrá entregado el 90 por ciento del préstamo. Si se mantienen las relaciones con el Fondo las posibilidades del sector público para traccionar son muy acotadas”, explicó.

El panorama más alentador es el que da Econviews, que prevé una contracción del PBI del 1 por ciento, explicada por “la persistencia de la caída del consumo privado en un 2,3 por ciento”, según Lorena Giorgio, economista senior de la consultora. “La performance de la actividad va a depender de cuán rápido el próximo gobierno logre recuperar la confianza de los mercados, lo que va a impactar en la inversión, y por supuesto que el tipo de cambio real sea alto para que las exportaciones mantengan dinamismo”, agregó.

Desde el Centro de Economía Política (CEPA) esperan tres escenarios distintos, según un informe elaborado por los analistas Eva Sacco y Hernán Letcher. En un primer escenario, la continuación de la política actual derivaría en una caída de la actividad del 10 por ciento. En un segundo escenario, un reordenamiento macroeconómico "rápido", con reestructuración de la deuda y baja de tasas, una reactivación del consumo derivaría en un crecimiento de entre 0 y 1 por ciento. En un tercer escenario, con una difícil renegociación con los acreedores, la mantención de altas tasas acotará la reactivación, que terminaría en -1 por ciento.