La producción y el consumo de artículos electrónicos se derrumbó hasta 71 por ciento en el primer semestre de este año, según la Asociación de Fábricas Argentinas Terminales de Electrónica (Afarte), que nuclea a las principales empresas fabricantes de aires acondicionados, televisores, celulares, microondas y electrónica para los autos. Los números en rojo se explican por la suba de precios provocada por la devaluación y la pérdida creciente de poder adquisitivo de la población. Desde la asociación esperan una nueva caída en los indicadores para lo que queda del año, porque consideran que ante la volatilidad del dólar y la inflación, los consumidores tendrán menor capacidad de compra. El repunte en la actividad llegaría recién a mediados del 2020. “La sensación es que este año estamos jugados, estamos ansiosos esperando la reactivación”, aseguró a Página/12 Federico Hellemeyer, presidente de Afarte.

En el primer semestre de este año, la fabricación de celulares cayó 26 por ciento, y el consumo bajó 24 por ciento, respecto al mismo período del 2018. El año pasado se habían vendido entre enero y junio 4,6 millones de celulares, mientras que este año se comercializaron 3,5 millones, lo que significa 1,1 millón menos de unidades. La demanda se concentró entre la gama baja (58 por ciento) y media (40 por ciento), mientras que la participación de la gama alta fue tan sólo del 2 por ciento. Así se desprende del informe titulado “Celulares, televisores y acondicionadores de aire, tres segmentos en busca de ventas”.

El mercado de los televisores fue el más afectado. La producción se desplomó 71 por ciento y el consumo, 56 por ciento, teniendo en cuenta el primer semestre de este año con respecto al del año anterior. Si bien una de las causas de esta caída fue la contracción del consumo, desde Afarte agregan que se acentúa más porque se lo compara contra el 2018 cuando fue el mundial de fútbol. Las caídas más fuertes se dieron en las categorías de mayor tamaño, que son las que tienen los precios más altos. Los led de 32 pulgadas mantuvieron su prevalencia en el mercado, y concentraron 4,7 de cada 10 televisores fabricados. Respecto a la calidad de la imagen, el segmento con mayor presencia fue el de menor resolución (el HD de 1280x720 pixels), que concentró el 47 por ciento de la demanda. Los Smart TV, que tenían un 91 por ciento de participación en la producción, bajaron a 81 por ciento. “Todas estas características reflejan la adecuación de la producción en un año no mundialista con restricciones económicas del mercado interno”, dice el informe.

En cuanto a los aires acondicionados, se observa una caída de la producción del 37 por ciento, pero un aumento del 16 por ciento en el consumo. La explicación es que se trata de un producto estacional, donde las ventas se concentran en el segundo semestre de cada año, pero como las ventas se frenaron a fines de 2018 por la megadevaluación, se concretaron en los primeros meses de 2019. Además, durante el verano se registró una baja en los precios de venta de 2,5 por ciento. Para fin de año se espera una producción de 850 mil unidades, cuando el año pasado fue de 1,2 millones. El pico de producción nacional se registró en 2015, cuando la producción fue de 1,8 millones de unidades.

Ansiedad por la reactivación

Las causas del desplome en la producción y el consumo de explican ante la falta de demanda registrada en el mercado interno. Por el relanzamiento del Ahora 12 se desaceleró la caída en en mayo y junio, pero no alcanzó para generar una tendencia positiva. “El Ahora 12 ayuda, pero son correcciones en un contexto ya de por si muy adverso”, explicó Federico Hellemeyer, presidente de Afarte. Además, la volatilidad del dólar impacta en la demanda, por la inflación y la pérdida del poder adquisitivo de los consumidores. Pero también en la producción, por la estructura de costos dolarizada. Del precio de salida de fábrica, el 70 por ciento de los insumos son importados en el caso de los celulares, el 50 por ciento en aires acondicionados y el 55 por ciento en televisores. Sin embargo, las subas de precios no acompañaron los saltos en el tipo de cambio. “Como la demanda no responde, tenemos pass through rezagado, y no hay más margen para resignar rentabilidad”, agregó Hellemeyer.

La situación actual llevó a que las fábricas trabajen con el 50 por ciento de la capacidad ociosa. “Tenemos un nivel de inversión para producir el doble de lo que hacemos hoy”, explicó Hellemeyer. En cuanto al empleo, se llevan a cabo suspensiones pero no despidos, por un acuerdo realizado con los sindicatos a fines de 2017.

Con un 2018 con números negativos y un 2019 con expectativas también sombrías, desde la asociación esperan que la reactivación se de recién a mediados del 2020. “La sensación es que este año estamos jugados. A la menor capacidad de compra se suma la incertidumbre electoral. Estamos ansiosos, pero el panorama es muy esquivo”, opinó Hellemeyer.

Tampoco se muestra optimista por el hecho de que un tipo de cambio competitivo les permita exportar la producción. “El dólar alto nos encarece nuestra estructura de costos”, explicó. Al mismo tiempo, dijo que la industria electrónica siempre miró el mercado interno porque el sector electrónico mundial es “hiper competitiva” con grandes jugadores como China, Corea y Vietnam. Y en la región, Brasil es uno de los grandes jugadores, con una escala de producción casi 10 veces mayor a la argentina, según una estimación de Hellemeyer.