"Con la canción como fusil y la voz como trinchera queremos construir un lugar igualitario y amoroso”, reza un poema colectivo que define a MUJERTROVA -sí, todo junto y en mayúsculas-, el movimiento de mujeres trovadoras que nació en 2013 y que hoy realizará su séptimo Encuentro Nacional para celebrar una vez más el canto social. “Actualmente existen un montón de colectivos de mujeres músicas en todo el país pero MUJERTROVA ha sido pionera. Hemos tenido esa visión antes inclusive de los asuntos que han reunido a las mujeres, como la ola verde o el NiUnaMenos”, contextualiza Paula Ferré, una de las fundadoras del colectivo.

“Fuimos pioneras en esto de reconocer el trabajo de las mujeres trovadoras de nuestro país y de América latina. El movimiento feminista adentro de MUJERTROVA es muy fuerte, pero no nacimos como tal, sino que devinimos en un movimiento feminista”, explica Ferrer sobre este encuentro que tendrá lugar a las 21 en Teatro Roma (Sarmiento 109, Avellaneda), con entrada libre y gratuita.

Como cada año, en esta edición se incorporarán nuevas trovadoras al movimiento: la colombiana Martha Elena Hoyos, la chilena Francesca Ancarola, la entrerriana Laura Balzer, la cordobesa Maru Chamella, la mendocina Sandra Amaya y las bonaerenses Marcela Gleiser, Luvi Torres, Alisa Kaufman y Aguamarina. "Las compañeras de Chile se organizaron en otro movimiento, Violeteras, y entre todas postularon y le pagaron el pasaje a una de ellas para participar en esta edición de MUJERTROVA", cuenta Ferré sobre esta dinámica solidaria que posibilitó la participación de la chilena Francesca Ancarola y que también permitirá que músicas argentinas viajen al país trasandino.

Esta idea de reciprocidad surgió de un viaje que hicieron este año con Cecilia Concha Laborde, trovadora chilena organizadora de Violeteras, al Festival Ella y Yo de Cuba. “Fuimos recibidas por Silvio Rodríguez y charlamos sobre el movimiento de mujeres en el Cono Sur e intercambiamos regalos”, cuenta con orgullo Ferré. “Y Silvio habló de la importancia de apoyar estos movimientos. Cecilia y yo fuimos a representar a 150 mujeres del Cono Sur. Es muy importante que haya una organización de mujeres con las mismas expectativas y una visión similar sobre el mundo. Es decir, buscamos que el mundo sea un lugar menos hostil y más diverso”, precisa.

En el encuentro del sábado, las mujeres “antiguas recibirán a las nuevas”, que van a interpretar sus canciones enteras. Serán 40 mujeres en escena. Y luego habrá un segmento grupal y compartido donde sonaran composiciones propias. Entre ellas, una canción inédita, "Agüita y revolución", de la guitarrista y compositora Sylvia Zabzuk. “Esa canción surgió cuando participé del primer Encuentro, en 2013, y habla de la originalidad de cada una y de la fuerza que tenemos las mujeres cuando nos encontramos y pujamos por un propósito común, algo que no solo ocurre en el canto, sino en otros frentes sociales”, resalta Zabzuk, quien nació en Misiones pero está radicada en La Pampa. “Me causó tanta emoción encontrarme reflejada en las otras compañeras cantoras que desde ese momento no me sentí más sola”, dice.

“La canción que empuñamos como mujeres cantoras es inclusiva y abraza todos los movimientos de las mujeres. Siempre estamos presentes en las manifestaciones y apoyamos ahora el proyecto de Ley de Cupo Femenino (en festivales y ciclos de música)”, detalla Zabzuk, y dice que el movimiento “fue nutriéndose y creciendo” con este proceso social. “Somos un montón, hay muchas generaciones adentro del movimiento y formas de pensar distintas”, destaca la charanguista y cantautora Aldana Bello. “Estamos todas más o menos en la misma frecuencia; pero después algunas estamos apoyando, por ejemplo, las disidencias y los géneros no binarios. Y eso es lo rico, que no haya un pensamiento único”, completa quien ese día presentará una cueca llamada "Parra Violeta", dedicada, claro, a la autora chilena.

Desde hace un par de años, además, crearon un circuito para replicar estos encuentros en todas las provincias y descentralizar la propuesta. “El trabajo colectivo nos llena de unión, fuerza y esperanza. Y nos sentimos muy fortalecidas cuando sabemos que estamos luchando codo a codo. Es un movimiento que no tiene techo y tiene una proyección artística y emotiva inmensa”, remata Ferrer sobre esta propuesta autogestiva.