Antes de que se inventara la computadora, esa palabra nominaba a la mujer experta en cálculos a mano. Así llamaba la Armada norteamericana a las matemáticas encargadas de resolver las tablas de balística y también, la NASA. Sí, primeras computadoras fueron seres humanos, más exactamente, mujeres programadoras con libretas de papel, que cambiaron el mundo.

La película Talentos ocultos retrata muy bien cuál era el papel de estas damas encargadas de realizar los cálculos de la NASA qué, en los 60s, luchaba por lograr la hegemonía en la carrera espacial. El film está inspirado en hechos reales y cuenta la historia de Katherine Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, las tres mujeres negras que hicieron historia en la primera órbita a la tierra, de la mano del astronauta John Glenn. Nominada a tres premios Oscars en una suerte de doble reivindicación: las mujeres no reconocidas en la historia ni en la Academia de cine, pues sólo seis mujeres negras ganaron la estatuilla en 88 años. 

La trama retrata el racismo y sexismo, el poco reconocimiento de su trabajo y el riesgo de quedar sin su puesto laboral cuando la primera computadora IBM llegó a los cuarteles de la agencia para lo que fuera el programa Apolo. La lucha por sobrevivir al ambiente hostil y a las malas condiciones laborales fue paralela a la que se dio para que no despidieran a las “computadoras humanas” con la llegada del dispositivo. Hoy, refleja dos temas actuales que aún no han sido superados: la discriminación por género y el “techo de cristal”, es decir, el obstáculo latente para cargos de mayor responsabilidad cuando no se es varón y blanco. 

“En el Conicet, hay igualdad de cuota entre mujeres y hombres pero cuando se desglosa la actividad por género, se observa que un 57 por ciento de mujeres tienen la categoría asistente y sólo un 25 por ciento llega a ser investigadora superior”, dice Dora Barrancos, integrante del directorio de Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, quien define a esta discriminación como prerrogativa inmanente ya que en la ciencia y la tecnología también hay valores patriarcales: “basta ver el minimo de mujeres que ganaron el premio Nobel, la desconsideracion como a Rosalind Franklin, la descubridora de la doble hélice del ADN que fue excluida de la historia por ser mujer”. Si bien Argentina está muy bien rankeada por la UNESCO con respecto a mujeres activas en la ciencia a nivel mundial, el famoso “techo de cristal” no es una excepción: “No es que las mujeres pierden su inteligencia para ascender en la estructura”, afirma. Desde el 2012, esta institución incorporó modificaciones para amparar al género, como que las comisiones de evaluación sean mixtas, la excepción por edad para los ingresos, según se tenga uno, dos o tres hijxs, el aumento de edad para aplicación como becarias o ingresos y la extensión de los plazos para los informes reglamentarios en el año del alumbramiento, que antes era inmediato y ahora tiene una prórroga de un año”. 

En la película, las protagonistas de Talentos Ocultos luchan por sus derechos y sin su valentía, la historia hubiera sido diferente. En la actualidad, hay cada vez más movimientos de mujeres programadoras que visibilizan las desigualdades de género pero también hay una resistencia: “muchas niegan que son discriminadas en la ciencia porque no quieren hacer actos partidarios. Prefieren la discreción porque siguen pensando con mentalidad patriarcal, sumado a que la ciencia es un dato objetivo y no se puede contaminar con un punto de vista que sería un invonceniente a la objetividad apartidista de la ciencia. Como el feminismo tiene un grado subjetivo, haria un desmedro”, concluye Barrancos.

En 1946, las mujeres matemáticas habían tenido otro gran logro con la programación de la primera computadora, la ENIAC. Aparecieron en la foto que ilustra el momento histórico pero el público las llamaban “refrigerator women” porque hasta entonces, las mujeres sólo aparecían en fotos junto a electrodomésticos. Cincuenta y un años después, fueron reconocidas e ingresadas al salón de la fama de Mujeres en Tecnología y dejaron de ser heladeras y ocultas.