Kartun no es de los que piensan que el arte y la política no se mezclan. Es por eso que públicamente suele reflexionar sobre la realidad actual. “Yo observo el contexto sobre todo desde el punto de vista del artista”, señala al respecto. “Si uno ve lo que ha pasado en estos cuatro años lo que ha sucedido es que todo se ha ido reduciendo”, sostiene. “Las políticas neoliberales desembocan siempre en lo mismo, porque parten de lo mismo, que es entender que la cultura no es una necesidad ni una inversión, sino un gasto. Continuamente aparecen protestas en relación a los presupuestos de cine y teatro, pero esto es incontenible, y no porque haya un plan de economía sustentable en relación a otras cosas sino porque se entiende lo cultural en un campo superfluo. Los artistas estamos acostumbrados a pasar malos momentos, pero esta situación no da para más. Todo se ha achicado a límites patéticos. Hay gente que ha recibido subsidios de Proteatro y que no ha podido hacer la obra porque con la cifra que le habían otorgado no podía hacer absolutamente nada. En los últimos 22 años, a partir de la Ley Nacional del Teatro, la actividad vivió un crecimiento continuo y sostenido, con algunos momentos de crisis pero siempre tirando hacia arriba, pero lo que vemos ahora es una decadencia”.