¿“Lo que quieren las guachas” es siempre lo que quieren? Esa es la pregunta que resuena en Mariana Bustinza y la impulsa a bucear en un territorio ya transitado por ella: el de las desigualdades, la discriminación, los prejuicios y la intolerancia devenida en agresión como modo de vincularse.

La creadora y directora de Menea para mí y Gorila (ambas actualmente en cartel) presenta su nueva obra de teatro, cumbia y danza: Lo que quieren las guachas. En un contexto político, social y cultural de visibilización respecto de las atrocidades del sistema patriarcal, Bustinza no es ajena a ello y pone en escena la tan debatida realidad y su comprensión (o no) del aborto clandestino.

“Lo que primero estaba en mi mente era lucha de clases. Y después empecé a escribir claramente sobre el aborto clandestino. Era un tema que estaba en el aire. Es algo que uno indudablemente vive, más si es mujer”, detalla Bustinza.

En una obra donde se contraponen elementos de la cultura villera y la cultura de la clase alta, la propuesta busca indagar sobre cómo es el impacto y resolución del momento en que se decide interrumpir un embarazo cuando las posibilidades no son justas.

Ornella Fazio (Yani), Luciano Crispi (Mariela), Iti el hermoso (Valentino), Sofía Black Kali (Mica), Ezequiel Baquero (Owen) y Martina Bajour (Sol), conforman el elenco que explora distintas formas de violencia, más descarnadas o más sutiles, pero no por eso menos violentas.

--¿Cómo fue el proceso de escritura de Lo que quieren las guachas?

--La obra la tengo en mente desde el 2016. Tenía la idea de una obra que contrapusiera elementos del barrio bajo, de chetos, ricos y aborto clandestino. Después, yo quedé embarazada y se me frenó todo. Y todo ese año no me pude poner a escribir. Recién este año, una vez que tuve armado el elenco, arrancamos a ensayar en marzo dos veces por semana bastantes horas para llegar a estrenar en agosto.

--¿Cómo fue la composición de los personajes?

--En todos los ensayos hubo mucha investigación. Siempre busco que los personajes no sean estereotipados. Trato de que la obra sea bastante real, de que a la gente le llegue y los pueda atravesar. Me preocupa encontrarle a cada uno de los actores lo que tienen del personaje y después hacerlo teatro. Yo siempre construyo desde adentro, desde el sentimiento. Después, el cómo habla, cómo se viste, si tiene o no peluca, pasa a ser anecdótico. Es importante igual, pero lo que más me interesa es construir de adentro hacia afuera, con la mayor profundidad posible, lejos de los estereotipos.

--¿Por qué decidiste hacer la obra en formato musical?

--Porque me gusta mucho la música y que canten. Y además sentía que con la música se terminaba de completar el sentimiento. Yo trabajé con Facundo Salas, que fue el que hizo las canciones de Menea para mí y también de Lo que quieren las guachas. Él compone de una manera que a mí me llega. Sentía que sus temas me terminaban de completar lo que yo quería que pasara en la obra.

--¿Además de la desigualdad social y la lucha de clases, hay algún otro tópico que atraviese Gorila, Menea para mí y Lo que quieren las guachas?

--Lo que siempre aparece en las obras a su modo es el amor y los pensamientos preconcebidos de las cosas. Y siempre hay algo de la esperanza de que el amor todo lo va a salvar. Gorila, Menea para mí y Lo que quieren las guachas abordan el tema de las clases sociales y la discriminación. Igualmente, en Gorila las clases no son tan diferentes y es una obra mucho más siniestra. Hay amor, pero un amor más siniestro. Pero, sí, la desigualdad y la lucha de clases es algo que siempre está. Me mueve mucho y me convoca a escribir sobre eso. Es algo que me pone mal y lo que me sale es escribir.

*Lo que quieren las guachas puede verse los jueves a las 21 en el Teatro El Extranjero, Valentín Gómez 3378.