El eco de los disparos retumba una y otra vez sobre la pista número 2 de atletismo del Cenard. No son ruidos de largada, esos que generalmente le dan la señal a Franco Florio de despegar de los tacos para salir a dejar la vida en los próximos 100 metros, sino que vienen del Tiro Federal Argentino, todavía utilizado por los fanáticos de la pólvora a pesar de que fue vendido hace casi un año.

En Núñez, terrenos como los del Tiro Federal, el Instituto Romero Brest o el Cenard corren peligro de extinción ante los depredadores inmobiliarios. Y en este último, el que también corre, pero para hacerle espacio al rugby y al atletismo, es Florio, flamante dueño del nuevo record argentino Sub 20 en 100 metros, tras lograr 10s51 a fines de octubre en el torneo Semana del Rosario, pulverizando la marca que ostentaba desde hace 20 años el jujeño Matías Fayos, con 10s57.

"El atletismo es muy competitivo, demasiado a veces. Gana uno y, si podes salir segundo o tercero esta buenísimo, pero gana uno. En cambio, en el rugby está lo de divertirse, que a mí me encanta, que es eso de que no puede ser que entremos a una cancha y la pasemos mal", explica a Líbero el joven de 19 años, wing de Belgrano Athletic que no esconde su preferencia por el deporte de la ovalada a pesar de su gran momento en las pistas.

-- ¿Qué fue primero: el rugby o el atletismo?

-- Creo que en mi ADN siempre estuvo lo que es la velocidad, porque ya de chiquito fui rápido. Pero al rugby jugué desde los cinco años, así que es como que siempre estuvo adentro mío. Y con el tema de la velocidad, ya desde chico sacaba diferencia en el club, entonces hay muchas destrezas que no aprendí, pero por falta de necesidad. Yo me divertía como cualquier chico yendo al club y no necesitaba aprender de pases y esas cosas que estos últimos años las voy entrenado y mejorando, de a poco.

-- Y a competir de manera oficial en el atletismo, ¿cuándo llegás?

-- Todo lo que es técnica de velocidad y entrenamiento un poco mas de élite fue a partir de 2016, cuando mi hermana me acercó acá, al Cenard. Ese año entrenaba una vez por semana a lo sumo, y cuando podía, y competí nada más que una vez. Creo que hice 11s36 la primera carrera y después, en 2017, me rompí justo los meniscos de la rodilla derecha y entonces los primeros meses como que me costó empezar.

-- ¿Cuánta importancia le das a lo natural, a lo que te tocó de nacimiento, y cuánto al trabajo?

-- El tema de la velocidad es un don, por así decirlo, que te viene en el ADN porque, vamos a ser realistas, hay alguien que la primera carrera hizo 10s70 y a mí me costó llegar a esa marca. Entonces, un poco es natural pero bueno, con la tecnología de hoy en día eso se va acortando bastante. Alguien que no es tan rápido, con un poco de técnica le puede ganar a alguien que tiene mejor ADN que él en ese sentido. Se va viendo cómo se va mejorando todos los años y es por la tecnología, los clavos, las pistas que van evolucionando, los entrenamientos, los estudios...

(Crédito: Alejandro Leiva)

-- En cuanto a esto de mejorar, ¿cuáles son tus puntos altos y cuáles los bajos?

-- En general, siempre tuve mejor sprint final, pero últimamente mejoré bastante el arranque y es uno de los factores por los que venimos bien en camino, por así decirlo. Después, no es que se pone un objetivo por mes, sino que vamos ajustando cosas muy detalladas. Para que te des una idea, si vos en los tacos levantás la cabeza apenas salís, perdiste toda la fuerza que estabas haciendo, je. Entonces, es muy detallado todo lo que hay que hacer. Por eso lo mejor que podes hacer es automatizar los movimientos, que te salgan naturales, que es lo mas difícil, para eso se entrena tanto.

-- Venís trabajando con la Selección de Seven, ¿te ves en Tokio 2020?

-- Hoy en día, a Tokio lo veo lejos en el tiempo. Aunque entreno con el equipo donde la mayoría va a ir, sé el nivel que tienen ellos y conozco el mío, que estoy en formación. Me encanta entrenar al lado de ellos porque son como lo mejor que hay en Argentina y, si algún día me toca jugar alguna etapa o algún torneo, feliz y a dar el máximo, siempre aprendiendo y a disposición del entrenador.

-- Habías empezado a estudiar en la UBA este año...

-- Sí, a principio de año empecé a estudiar en el CBC de Ingeniería, pero dejé porque me pasaba que entrenaba a la mañana, al mediodía iba a estudiar y, a la noche, estaba con el club o tenía que venir a atletismo. Era todos los días así y me venía costando pero lo que me pasó, más que nada, fue que no me terminó de gustar. Me pasaba que tenía tres horas de análisis matemático que se me hacían largas y me dije: "Uh, esto no es lo que me gusta".


-- Es un contraste fuerte llegar del mundo de la velocidad a sentarse en un banco, quietito, durante horas.

-- Buueno, imaginate. Me acuerdo que los profesores daban una hora y medio uno y, después, hora y media la daba otro. Ni ellos lo bancaban me parece, je. Así que me di cuenta que no era lo que iba a estar haciendo en los próximos seis años, así que tengo que cambiar de profesión. El próximo año estoy más decidido a que, lo que empiece, lo termino.

-- ¿Tenés una marca específica como objetivo?

-- Siempre vamos con objetivos por torneo. Pero una de las marcas que me había propuesto después de salir campeón nacional, cuando hice 10s60, era terminar el año con 10s40. Una marca para mí muy difícil, pero siempre trato de plantearme los objetivos así, porque me tiran para adelante.

-- El año lo finalizás en racha. En un mes metiste 10s57, 10s53 (no fue válida por exceso de viento a favor) y terminás con 10s51...

-- Por ahora.