El poder adquisitivo de la jubilación mínima se retrajo un 23,4 por ciento a lo largo del gobierno de Mauricio Macri. Ese resultado se explica porque los aumentos de los haberes quedaron por debajo de la evolución de la inflación en general y en particular de las subas de precios de los medicamentos, que en muchos casos están atados a la cotización del dólar, advierte un informe elaborado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA). Para la Defensoría de la Tercera Edad, el 60 por ciento de los jubilados son pobres, ya que con sus haberes no pueden acceder a comprar una canasta de bienes y servicios que permita cubrir sus necesidades básicas.

La jubilación mínima era de 4299 pesos en septiembre de 2015 y luego de cuatro años se ubica en 12.936 pesos, lo cual implica un aumento del 239 por ciento. En el mismo período, la inflación de precios minoristas superó el 350 por ciento de acuerdo a las cifras oficiales, mientras que la suba promedio de los precios de los medicamentos fue del 457 por ciento, calcula el CEPA. Incluso con la cobertura de PAMI, el aumento asciende a 297 por ciento, por encima del incremento del haber mínimo.

Parte del deterioro de los ingresos de los jubilados se explica por el impacto de la reforma previsional de diciembre de 2017. El aumento de la jubilación mínima en el primer año luego de la reforma fue de sólo el 28,4 por ciento, lo cual implicó un fuerte retraso frente a la inflación acumulada de 2018, que alcanzó el 47,6 por ciento. El CEPA calcula que el poder adquisitivo de la jubilación mínima se retrajo 23,4 por ciento si se compara el período septiembre de 2015 a septiembre de 2019.

El informe también advierte sobre “el aumento de medicamentos esenciales utilizados para enfermedades cardiovasculares, que han sufrido un ascenso sideral”. Entre las subas más pronunciadas está el Acenocumarol (Sintrom), un anticoagulante necesario para evitar Accidentes Cerebro Vasculares (ACV) en personas que padecen arritmias cardiacas y desde 2015 aumentó su valor al público en un 1148 por ciento (de 60,2 pesos a 752 pesos), al tiempo que el precio al afiliado de PAMI lo hizo en un 475 por ciento. El Atenolol, fármaco para el tratamiento de hipertensión arterial, taquicardias y otras enfermedades cardiovasculares, presentó un incremento del 1026 por ciento en su valor de venta al público y de un 563 por ciento para afiliados del PAMI. El antihipertensivo Telmisartán (Micardis) presentó un aumento de 777 por ciento en el valor de venta al público y de 473 por ciento en el plan del PAMI, mientras que el Carbedilol (Dilatrend) lo hizo en un 409 por ciento al público y 243 por ciento en el marco del PAMI.

“A esto se le suma el hecho de que PAMI dejó de entregar la medicación crónica gratuita a los dos millones de afiliados y para acceder a la misma se exige cumplir una serie de requisitos demasiados restrictivos. Esta situación trae como consecuencia que las personas mayores dejen de consumir su medicación o lo hagan de manera limitada para generar un ahorro económico en los gastos que estos demandan”, agrega el CEPA.

Desde la devaluación posterior a las PASO, el informe destaca una serie de fuertes subas de precios de remedios muy consumidos. La aspirina subió 32,7 por ciento, seguido del Asotrex (32 por ciento), Nefazan (26,2), Glaucotensil (25,8), Acimed (24,2), Louten (24,1), Lasix (23,6), Dolo Asotrex (23,2), Macril (23,2) e Idena (23 por ciento). Los laboratorios tienen al dólar como variable central para determinar los precios de los medicamentos. A partir de las subas de precios de la canasta básica junto a determinados consumos particulares de los adultos mayores, la Defensoría de la Tercera Edad calcula un costo de una canasta específica en 30.524 pesos que define la línea de pobreza. Según está medición, el 60 por ciento de los jubilados, que son los que cobran la mínima, son pobres.

La pensión universal para adultos mayores (por sus siglas, PUAM) es la propuesta del gobierno para reemplazar a la jubilación mínima a la que se accedía por los planes de moratoria. La PUAM representaba un valor 0,2 por ciento mayor a la línea de pobreza individual del Indec en marzo de 2018, pero en la actualidad ha caído a un 12 por ciento por debajo de dicho límite. El valor actual de la PUAM es de 10.350 pesos y la canasta de pobreza para un adulto es de 11.710 pesos aproximadamente.