Contra viento y marea, el cine portugués no descansa. Y la Semana de Cine Portugués, que hace siete años asomó su cabeza por primera vez en el panorama de ciclos y mini festivales dedicados a cinematografías de todo el mundo, desembarca nuevamente en la ciudad de Buenos Aires – como siempre, durante el último mes del año– para ofrecer un panorama de las imágenes y sonidos más recientes producidos en tierras lusas. Y algo más: como es la (sanísima) costumbre, los responsables de la programación de este evento incluyeron en la séptima entrega un par de títulos clásicos. La ambición es no sólo tender puentes entre el presente y el pasado sino también, como se afirma en el catálogo, demostrar que las películas forman parte de “una inmensa red de vínculos estéticos y resonancias visuales que hacen del cine portugués uno de los más extraordinarios del panorama mundial. Los compartimentos estancos del pasado se actualizan, el fondo refleja la forma”. En ese mismo texto se destacan asimismo algunos de los ejes temáticos que atraviesan los títulos que se presentarán este año en la sala de cine del Malba, a partir de hoy y hasta el próximo domingo 15: “mareas y marineros, luchas personales y colectivas, vacíos, muchos, pero también mucho amor y, por sobre todas las cosas, una inmensa esperanza en el futuro”.

Pedro Costa (ver entrevista) no es el único invitado de esta edición del encuentro anual. La realizadora Margarida Gil presentará al público porteño dos títulos vinculados directamente. Por un lado, su propia película Mar (2018), una reflexión, a bordo de una embarcación, sobre el estado de las cosas europeas, con protagónico de Maria de Medeiros­; por el otro, una copia restaurada de À Flor do Mar (1986), uno de los títulos menos vistos del cineasta João César Monteiro, de quien Gil fue colaboradora artística y compañera de vida hasta su muerte, en el año 2003. Ambos largometrajes forman parte de un foco titulado “Hay más mareas que marineros” (un viejo refrán lusitano), creado alrededor del 500 aniversario de la primera circunnavegación de nuestro planeta comandada por Fernando de Magallanes. Hay en el programa, por cierto, un film histórico –Peregrinação (2017), de João Botelho, basado en las memorias del explorador y aventurero Fernão Mendes Pinto, escritas en el siglo XVI–, pero la intención última de los programadores parece haber sido homenajear no tanto a personajes y personajes como a la influencia en ellos de las eternas aguas oceánicas. La joya de la corona será la proyección de otro largometraje restaurado recientemente por la Cinemateca Portuguesa, el film mudo de 1930 Maria do Mar, realización pionera de José Leitão de Barros y uno de los pilares esenciales del cine portugués temprano.

La sección Panorama, núcleo contemporáneo de la programación de la Semana, incluye A Portuguesa (2018), el film de la realizadora Rita Azevedo Gomes que sólo pudo verse en la Argentina el año pasado, durante su paso por la Competencia Internacional del Festival de Mar del Plata. Basada en uno de los relatos de Tres mujeres, del escritor austríaco Robert Musil, este notable film “de época” se centra en la reclusión de la esposa de un noble en un alicaído castello del norte de Italia, en algún momento del Medioevo tardío, excusa para reconvertir el cuento original en un delicado pero potente retrato feminista. Campo (2019), de Tiago Hespanha, es una de las última producciones de la cooperativa cinematográfica Terratreme (los responsables de A Fábrica de Nada) y en su aparentemente sencillo punto de partida –un registro documental de la vida en un campo de entrenamiento militar ubicado en las afuera de Lisboa– late un inquieto corazón dispuesto a encontrar enlaces y metáforas en la cotidianeidad del lugar y el resto del mundo.

Los directores Ico Costa y Manuel Mozos también están de visita en Buenos Aires, acompañando sus últimos trabajos. En el caso de Ico Costa, se trata de una sensible aproximación a un paraje rural y a sus escasos habitantes: Alva (2019) fue rodada en las cercanías del río del mismo nombre en un 16mm que les hace los honores a las abigarradas imágenes de los bosques y campos de cultivo. En el de Mozos, verdadero “abonado” de la Semana de Cine Portugués, los días y noches de un poeta semi retirado que sobrevive gracias a un pequeño local de compraventa de libros usados y cuyo nombre, como el de la película, es Ramiro (2018). Si Alva hará las veces de film de clausura del evento, el mediometraje Fordlandia Malaise (2019), de Susana de Sousa Días, abrirá esta noche, con la presencia de la directora, estos intensos cuatros días dedicados al cine luso. Su breve pero potente film ensayo, estrenado mundialmente en el Festival de Berlín, describe el pasado, el presente y el futuro que nunca fue de Fordlandia, un pueblo construido en los años 20 por Henry Ford, en plena selva brasileña, que pretendía transformarse en enclave de su imperio industrial. Hay todavía más títulos y un foco llamado “Travesías”, que el espectador podrá encontrar en las páginas del catálogo de este festival que ha llegado para quedarse y que avanza, sin prisas ni pausas, hacia su primera década de vida.

* Programación completa, salas, días y horarios en http://www.vaivem.com.ar/