La lectura suele transportar al que incursiona en ella hacia lugares y situaciones desconocidas, que son las que lo va conduciendo la escritura. Y más allá del género, los libros son una herramienta valiosa para descubrir culturas e historias inéditas. El deporte, en ese ámbito, también actúa como factor fundamental para que la literatura pueda explayarse sin límite, ante la gran cantidad de variantes que ofrecen las distintas actividades. La creación de Ediciones Al Arco, hace 16 años, aportó para que el sello se instale en el mercado como uno de los principales impulsores en esa alianza que conforman el juego y las letras.

Los creadores de la editorial, Julio Boccalatte y Marcos González Cezer, tuvieron la inventiva para lanzarla, pero también para sostenerse ante una crisis editorial que se agudizó en los últimos cuatro años.

“Vamos a varios lugares -cuenta Cezer- en los que evitamos los intermediarios para poder vender. Eso es algo fundamental ante la situación actual. Se pudieron vender libros muy económicos y en grandes cantidades. En varias ferias donde nos presentamos, nuestros libros eran los más económicos que había. Eso nos sirvió bastante porque había una rápida devolución de dinero, y eso lo utilizábamos para comprar papel para un próximo libro”. La otra ayuda que lograron fue a través de un programa radial, donde amigos le facilitaron publicidad que les servía para destinarla a la editorial. “La filosofía es que los libros circulen. No sirve que se queden en un depósito”, explica Cezer.

Por su parte, Boccalatte rescata que “la reducción de la tirada fue otro acierto. Generalmente hacemos mil ejemplares de cada libro, y en algunos casos dos mil. Entonces en los últimos años bajamos a 500. Eso redujo mucho los costos. Editoriales que impriman mil ejemplares no hay más”.

Para Cezer, la producción editorial cayó mucho debido a que “el libro pasó a ser un lujo, algo suntuoso. Encima el Estado se retiró de la compra, lo poco o mucho que te compraba el Estado era una ayuda, y en los últimos cuatro años se retiró de eso. Entonces, cuando quedas a la intemperie sobrevive el que puede. Estos cuatro años fueron fatales. Hay que tener en cuenta que nosotros no vivimos del sello editorial, eso es una gran ventaja”.

-¿Cómo le compiten a las grandes editoriales?

-Cezer: no hay competencia. Creo que hay lugar para todo el mundo. Si hay alguien que quiere comprar un libro de Planeta lo compra, si es bueno, y sino comprará un libro de Al Arco. Los libros nuestros siempre se vendieron bien.

-Boccalatte: lo que tienen las grandes editoriales es que ellos cuentan con la posibilidad de publicar libros que a nosotros nos gustaría haber publicado, pero no tenemos los medios. Nosotros tenemos que ver de que manera sostenemos un libro, para que iguale los costos para publicar el próximo.

El funcionamiento de Al Arco es “como una cooperativa -aclara Cezer-, y esa es la mística que tiene. Si nosotros tuviéramos que pagarle a los que escriben, y a los ilustradores, no lo podríamos sostener. El respaldo que tenemos es que, en 16 años, por acá pasó la plana mayor del periodismo deportivo de Argentina”.

Boccalatte expresa que no le preocupa la aparición de medios rápidos y masivos como los blogs, y que la dinámica que utilizan es la siguiente: “Viene un autor que nos propone algo, y si nos gusta y lo podemos publicar, lo hacemos. No estamos viendo como expandirnos en el mercado, ni a incursionar en el terreno de otras plataformas. Inclusive, cuando no tuvimos la plata para imprimir, se publicaron libros en PDF, para que la gente los pueda bajar y leer”.

Los libros en papel “son imbatibles -aclara Cezer-. Y la explosión de las redes sociales nos ayuda mucho. Y no hay nada como una historia bien contada, más allá del soporte. Pero nos gusta el papel”.

-¿En qué aspecto puntual sintieron la diferencia con el macrismo?

-Boccalatte: la comercialización de los libros está cambiando, y las mismas editoriales advierten que lo que más funciona es hacer una presentación y la venta directa. El circuito de librería fue aniquilado por el Gobierno anterior. Para colmo, te decían que pases a cobrar a los 50 días, y ahí te daban un cheque para otros 60 días. Es preferible hacer tres o cuatro presentaciones y venderlo en el momento.

Cezer: nos propusimos sobrevivir al macrismo y lo logramos, pero nos costó bastante.

Al Arco tuvo su mejor promedio de publicación de libros por año con entre diez y 12 títulos, y en el 2019 que se va bajaron a cinco. “Cuando había una decisión de apoyar a la cultura y a las editoriales, con el Gobierno de Cristina Fernández, podíamos trabajar muy bien”, recuerda Boccalatte. En ese sentido, las expectativas que tienen para la etapa que comienza en el país son enormes: “Nosotros hicimos libros para el Ministerio de Educación, porque ellos consideraban, al igual que nosotros, que los libros de fútbol fundamentalmente son una puerta de ingreso para los chicos a la literatura. Esa es una opción que puede llegar a aparecer nuevamente para nosotros. Y también para otras editoriales”, destaca Boccalatte.

-¿Se dedicarían a otro género que no sea el deporte?

-Cezer: nunca se sabe. A mí gustaría publicar historietas. Como hacer se pueden hacer muchas cosas, porque hay mucho talento. Creo que Al Arco tiene un prestigio dentro del deporte que se lo ganó bien. Y si hubiera empresas que se interesen en invertir en cultura sería enorme las chances de crecer.

Boccalatte: la editorial fue virando bastante, porque empezó siendo pura ficción, y ahora hay investigación, información y geografía también. Y además, Al Arco es de todos los periodistas.

“A uno le cuesta entender -remarca Cezer- como la AFA o los clubes no se interesan en comprar que libros que tienen que ver con su historia y su pasado. La gente se olvida, pero Al Arco fue la editorial que ayudó mucho para difundir la literatura deportiva. Hicimos que algunos abrieran los ojos, y coincidió también con un hartazgo de los periodistas en las redacciones, y tenían la necesidad de hacer algo distinto. Ellos querían desplegar algo que en sus medios no podían o no los dejaban”.

Al Arco vislumbra un horizonte diferente para el 2020, y que la lectura se recuperará al mismo tiempo que el mercado editorial.