El gobierno nacional dispuso que 2020 sea el “Año del General Manuel Belgrano”, por cumplirse 250 años de su nacimiento y 200 de su muerte. Se trata de uno de los padres fundadores de nuestra patria y, en la tradición de Caras y Caretas de reconstruir el presente a través de las vivencias que forjaron la idiosincrasia argentina, no podía faltar un homenaje a Manuel Belgrano. Estará mañana en los kioscos, opcional con Página/12.

María Seoane dedica su editorial a Juana Azurduy, porque “ninguna tuvo su furia, su tesón, su entrega, su pasión. Ninguna en el mundo, hasta ella –más allá de la mítica Juana de Arco– había llegado tan alto en la conducción de una guerra y de un ejército, en este caso, de la Independencia latinoamericana contra el imperio español. Ninguna perdió tanto ni lloró tanto mientras combatía. Ninguna fue tan amada por los gauchos y los indios que comandó ni fue tan respetada por el gran Manuel Belgrano, que le entregó su sable, que bendijo su uniforme, que confió en ella, como lo hizo San Martín”.

Felipe Pigna sostiene en su editorial que “la historia que durante mucho tiempo tuvo el monopolio de la formación de nuestros niños y jóvenes fue instalando la didáctica de la pobreza, haciendo gala del ejemplo para las futuras generaciones que implicaba la muerte de Belgrano en la más absoluta miseria”. Por eso desde la nota de tapa, que también escribió, destaca los múltiples aspectos del pensamiento y la acción de Belgrano que contribuyeron a la formación del país. Porque el creador de la bandera nacional fue también un gran estadista, precursor de la igualdad entre hombres y mujeres, militante de la educación del pueblo, defensor de los habitantes originarios, revolucionario de Mayo y guerrero de la independencia.

Alberto Lettieri reconstruye el contexto internacional entre 1800 y 1820, cuando Belgrano desarrolló lo más destacado de sus acciones políticas y militares. En tanto, Alberto Sileoni escribe sobre los modos en que Belgrano concibió la educación: “Se anticipó en la comprensión de la importancia estratégica que tiene la educación para las sociedades, por su triple racionalidad económica, social y política y por su trascendencia en consolidar la dignidad de las personas”.

“Lúcido observador de las transformaciones del mundo –sostiene Mario Rapoport–, alerta sobre la necesidad de no limitarse a la condición de lo que hoy conocemos como país primario exportador. Decía que ‘todas las naciones cultas se esmeran en que sus materias primas no salgan de sus estados a manufacturarse y todo su empeño es conseguir no sólo darles nueva forma sino extraer del extranjero para ejecutar las mismas y después venderlas’.”

Pablo Galand relata la historia y el contexto de la creación de la bandera: “Nombrado jefe del Regimiento de Patricios, la misión inicial que el Primer Triunvirato le encomendó a Belgrano fue bloquear el avance de las tropas realistas llevado adelante por Pascual Vigodet, gobernador español de Montevideo. Instalado en el lugar, Belgrano consideró que era necesario que sus soldados estuvieran provistos de un distintivo que los diferenciara de las fuerzas enemigas, ya que en muchos casos sus hombres no contaban siquiera con uniforme propio. Fue así que pidió permiso al Triunvirato para la portación de una escarapela que los identificara. La respuesta de las autoridades porteña fue afirmativa. Pero Belgrano redobló la apuesta y a los pocos días solicitó autorización para enarbolar una bandera con los mismos colores de la escarapela”.

Hugo Chumbita escribe sobre las ideas de Belgrano respecto de los pueblos originarios. Araceli Bellotta se ocupa de su ideario “feminista” (siempre para los cánones de la época). Hernán Brienza reconstruye la maravillosa aventura del Éxodo Jujeño, de agosto de 1812. Y Pablo Adrián Vázquez da cuenta de la participación de Belgrano en el proceso independentista.

En tanto, Alejandro Morea escribe sobre los últimos años de Belgrano y el fin de la revolución. Gustavo Sarmiento se dedica a las figuras de la política argentina que a lo largo de la historia han admirado a Manuel Belgrano. Chiara Finocchiaro rastrea las producciones de cine y TV que lo retrataron como personaje. Y Ricardo Ragendorfer trae una crónica policial negra situada en los años de la Inquisición.

El número se completa con una entrevista con el historiador César “Tato” Díaz, realizada por Gimena Fuertes, acerca de la relación de Belgrano con el periodismo. Un número imprescindible, con las ilustraciones y los diseños artesanales que caracterizan a Caras y Caretas desde su fundación a fines del siglo XIX hasta la modernidad del siglo XXI.