“¡A morir! Fue el formato con el que escuchaba cuando éramos chicos. ¡Una especie de tesoro tan preciado! Ir un sábado a comprar un disco era un ritual”, responde Bonzo Morelli cuando se le dice que editar en vinilo tal vez sea el mejor regalo. Su réplica es precisa, el disco en vinilo –términos que no hacía falta distinguir- es la alegría. Desde luego que La vida en blues (Típica Records) circula por las redes y tiene formato CD. Pero el vinilo, dicen, es otro cantar. “En una reunión, hablando, el vinilo fue la primer propuesta que se tiró. Obviamente que el tema de las plataformas juega hoy un rol fundamental, pero el vinilo es distinto. Es extraño verlo girar en la bandeja y que uno pueda escucharse”, dice el guitarrista a Rosario/12.

La vida en blues es el segundo disco en estudio del músico, junto a una cofradía de selección: Don Vilanova (Botafogo), Ciro Fogliatta, Claudio Gabis, Ricardo Tapia, Rubén Goldin, Caburo, Fabián Gallardo, Ike Parodi, Coki Debernardi, Gonzalo Aloras, Pablo Pino, Franz Funes, Popono. Y una banda eje sobre la cual gira –salvo excepciones- todo lo demás, con Pupe Barberis en batería, Lucas Russo en órgano Hammond, y Martín Valci en bajo. El repertorio, una predilección personal por algunas de las canciones que Bonzo lleva en el alma, junto a otras de composición propia. Entre ellas, “No Pibe”, “Rock de la Mujer Perdida”, “Pueblos del Norte”, “Tema de Pototo”. Es decir, una combustión de amor por la música, de agradecimiento en forma de canciones elegidas que comulgan con las propias, como “Carmelas Blues” y “Sofisaraga”: respectivamente, apertura y cierre del disco, como firmas de autor.

“El disco surge de Adolfo Abecasis, un primo que es como un hermano, a quien le gusta mucho la música. Fue él quien me hizo escuchar a mis 11, 12 años, a Pink Floyd y un montón de música. Ahora, casualmente grabé como homenaje algunas de esas canciones, que había escuchado en esos años, cuando era chico y que me quedaron en la memoria, como ‘Rock de la Mujer Perdida’ de Los Gatos, y ‘Tema de Pototo’, cuando por mi edad ni sabía quién era Spinetta”, continúa.

--Música que te llegó a través del vinilo, justamente.

--Creo que fue en Inglaterra donde hicieron un estudio de mercado, para ver cómo lograr que la gente volviera a comprar música, y llegaron a la conclusión de que la mejor manera era tener contacto físico. Es por eso que se vuelve a editar la música en vinilo. Así uno puede ver la tapa, las letras. ¡Uno aprendió inglés por fonética gracias a esas letras que escuchábamos!

--Hablabas del ritual de comprar y escuchar música, y creo que son rasgos presentes en el disco. El título, de hecho, es casi un manifiesto.

--La vida en blues hace un poco de referencia a Gershwin, por Rhapsody in Blue, pero si bien el blues es como un eje central, a partir de ahí derivan un montón de otras cosas. Tiene que ver con el tema de la ejecución del instrumento, más que nada. De hecho no es un disco de blues, aun cuando tiene algunos. En este sentido, la presencia de Claudio Gabis es un honor, como la de todos los invitados. Claudio es un gran amigo y es como un padrino para mí.

-Uno mira la nómica de músicos que interviene, y se puede señalar cuánta gente te reconoce y te aprecia.

-Se trata de gente con la que he compartido mucho, también escenarios. Con Botafogo pude tocar en Cosquín, así como él venir él a Rosario y tocar juntos. A Ricardo Tapia (La Mississippi) le había gustado mi primer material y se vino a tocar acá, hicimos un acústico. Y con toda la gente de Rosario tengo muy buena afinidad, musical y personal. El producto final es el disco, pero es también el resultado del camino recorrido durante casi un año, junto a Pupe Barberis, Lucas Russo y Martín Valci. Con ellos fuimos a grabar las bases a Buenos Aires con Álvaro Villagra (el ingeniero de grabación que ha grabado a Pappo, Ciro y Los Persas, Divididos, entre otros; además de participar en la mezcla del disco Supernatural, de Santana) y le gustó mucho la propuesta. Vio algo diferente. Y terminamos todos acá, en el estudio de Tincho Valci, en Long Play Records, donde grabé todas las guitarras y las voces de los invitados, incluso a Ciro Fogliatta. Todo esto te musicaliza la vida, es como tu banda sonora. El disco tiene tanto canciones como temas instrumentales propios. Canciones que homenajeo porque significan algo. A medida que las iba grabando y escuchaba, también recordaba qué discos había en casa. Es algo que te acompaña.

-Y que se comparte, le pasa también a quien te escucha.

-¡Si tengo que homenajear a todos los que escuché, debería haber sido un disco triple! Pero me decidí por los artistas argentinos que me significaron algo desde muy chico. En cuanto al rock y el blues, en los ’60 ya teníamos muy buena música. Creo que fue así en Inglaterra, Estados Unidos y con nosotros, cuando los países de habla hispana no tenían un movimiento de rock similar. Desde Litto en adelante, con el famoso tríptico entre Manal, Almendra y Los Gatos. Fue muy fuerte lo que pasó, musicalmente y socialmente.

Sobre la presentación, La vida en blues espera definir fecha para el mes de mayo en Teatro La Comedia, “en lo posible con la mayoría de los invitados. Y será en un teatro emblemático, porque allí fue donde vi a Seru, Spinetta Jade, Vox Dei, a tantos. Es un lugar que tiene que ver con todo esto. El disco refleja un poco ese momento y esas emociones que yo tenía viendo a esta gente. La Comedia me parece el lugar indicado, acorde con el espíritu del disco”, concluye.