Desde Tegucigalpa. Hoy se cumplen cuatro años del asesinato de la líder indígena y ecologista hondureña Berta Cáceres. Para conmemorar la ocasión y reafirmar que Cáceres sigue viviendo en la memoria y los actos de su pueblo, en el "imaginario de la resistencia", Página/12 entrevistó a su hija y sucesora. Bertha Zúñiga, la actual Coordinadora General del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (Copinh) cuenta cómo está la causa y cómo se vive en las comunidades y en el país, además de lo que representa ocupar el cargo que tenía su mamá.

- Se cumple el cuarto aniversario de lo que llaman “la siembra de Berta”. Quisiera arrancar por esa idea, de la semilla que vuelve a la tierra.

- Berta Cáceres fue una figura tan significativa para el pueblo lenca, para el pueblo hondureño, que a pesar de que se hace un acto criminal a su vida, siempre está siendo convocada en las disputas territoriales, en el imaginario de resistencia, en la necesidad de transformar el país por las condiciones de militarización, de despojo empresarial, de corrupción, de violencia generalizada. También creemos que conmemorarla a ella no puede ser decidido por los que la asesinaron, que están en la impunidad. No pueden imponernos una muerte, que es lo que se pretendió hacer, el arrebatarnos. Se trata de decir que Berta va a seguir brotando en muchas luchas, en las nuevas generaciones, en las luchas de las mujeres, que es tan urgente y que viene marcando mucha presencia. Eso significa para nosotros la siembra de Berta Cáceres.

- Los autores intelectuales nunca fueron señalados por la justicia, ¿Cómo se encuentra la causa?

- Nosotras hemos visto que el camino legal empieza a cerrarse. Ya vemos pocas posibilidades de alcanzar la justicia integral. La impunidad va a durar un tiempo. Va a romperse en algún punto del camino, pero en otras condiciones políticas que ahora no están dadas. Entonces, hemos aprendido de diversos pueblos, a innovar las estrategias jurídicas, políticas, de movilización. Debemos enfocarnos en evitar que sigan cometiéndose crímenes, en seguir defendiendo los derechos de las comunidades, el derecho a la consulta libre, previa e informada, que está siendo amenazada. Y ver cómo enfrentar al modelo extractivista de una manera más fuerte, porque sigue avanzando. Ahí una siente que ese asesinato, que en alguna manera debió contribuir para cambiar las condiciones estructurales del país, no está sirviendo. Avanza el control de los pueblos a través del control del agua. Privatizaciones, proyectos ante la escasez que ya se empieza a sentir en muchos lugares. Represas, el uso del agua para la minería, los grandes proyectos turísticos, las limitaciones a la pesca artesanal y la promoción de la pesca industrial. Tantas cosas pasando alrededor del agua.

-¿En qué estado está la construcción de la represa y cuál es la situación en las comunidades?

- La concesión está parada. Nosotras seguimos pidiendo la cancelación del proyecto hidroeléctrico Agua Zarca, que tiene un permiso de operación por 50 años. El Estado no ha hecho nada para quitarle la concesión y nos parece un acto simbólico muy importante. Por otro lado, quedaron instaladas todas las condiciones de ruptura del tejido social. No se ha hecho nada en cuanto a reparación a la comunidad que ha sido afectada, no sólo por el asesinato de Berta, sino por otros. Son constantes las denuncias que acompañamos como Copinh, por ataques a las personas que están recuperando las tierras que fueron vendidas ilegalmente a DESA. El Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) puede reclamar la concesión como suya y reiniciar el proyecto. Es un peligro latente y lamentamos que el Estado sólo quiera apantallar la justicia sentenciando a los autores materiales. Lo que ellos llaman energías limpias son un negocio muy lucrativo, por el que está participando la empresa privada y por el que en realidad hay una guerra contra muchas comunidades indígenas, campesinas.

- En este contexto toma mucho peso la Ley de Consulta Previa que mencionabas.

- Esta ley pretende reglamentar el Derecho a consulta previa, libre e informada establecida en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero con el fin de quitarle la decisión a las comunidades en los territorios, porque hoy representan el mayor obstáculo a las inversiones nacionales y transnacionales. Para nosotros, es como escupir a la memoria de Berta Cáceres y es legalizar el saqueo, el despojo, e instalar esa violencia de Río Blanco multiplicada por mucho. Estamos creando alianzas entre pueblos para enfrentarnos a la situación, pero conocemos la correlación de fuerzas desfavorables que hay en el Congreso Nacional y en toda la institucionalidad de este gobierno.

- ¿Cómo te sentís ocupando el cargo de Coordinadora General que tenía tu madre?

- Es un desafío asumir una organización que ha sufrido tal vez el golpe más importante. Berta no sólo era la coordinadora, sino que era una estratega, una persona que representaba mucho para las comunidades lencas. Su asesinato fue un ataque contra el Copinh, y ni empezó ni terminó ahí. Hemos enfrentado mucha criminalización por seguir defendiendo los territorios. Afortunadamente, ha habido un pacto colectivo de echar a andar la organización, de las comunidades reafirmando su lucha. Por supuesto es duro. Ahora somos un grupo de gente bastante activa y siempre nos preguntamos cómo hacía ella. Porque hacía todo lo que nosotros hacemos diez, doce personas. Yo la admiro cada vez más, no sólo la cantidad de trabajo que hacía, sino también su inteligencia, su camino de coherencia, su astucia. Ella siempre decía que los pueblos sin astucia no pueden librar sus luchas. Es aprender de las luchas colectivas, de la memoria de los pueblos, de su espiritualidad. Es el desafío más grande que yo he asumido en mi vida. Creo que sin el compromiso colectivo, sin el apoyo no sólo en el trabajo, sino que humano, afectivo, que sobre todo me han dado muchas mujeres y mis compañeras y compañeros de mi pueblo, sería básicamente imposible.

- ¿Cómo miran al futuro cuando el presente es de una correlación de fuerzas tan desigual?

- La situación en Honduras es horrible. Desde el Golpe de Estado pasan cosas que nosotras nunca imaginábamos que fueran a suceder. Nuevas leyes que legalizan la persecución, la militarización, la corrupción, la impunidad. Pero a mi que me ha tocado acompañar a distintas comunidades, viajar a distintos lugares del territorio, yo miro mucha esperanza, mucha decisión de la gente. Siento que ese sueño de Berta Cáceres no se ha desvanecido por completo. Entonces mientras haya gente dispuesta a luchar, tenemos que seguir. Sabemos lo que hay que hacer, los próximos pasos. Articularnos, sobre todo. Dialogar. Saber que es una lucha antisistémica, integral. El reto está en construir y en tratar de reconstruirnos, porque también hay vicios organizativos, hay riñas entre los procesos. Si no aprendemos, vamos a seguir en un círculo vicioso. Creo que hay que ampliar la lucha, hacer mucha labor educativa, social, en todos los aspectos. Y desde ahí, vamos a lograr ese sueño refundacional para transformar este país.