Para Matías Bonazzola, no hay imposibles. O al menos eso pretende demostrar el piloto bonaerense, que alimenta la posibilidad de ser integrante del staff del TC 2000, pese a conducir con una sola mano, por una discapacidad en su brazo izquierdo.

Bonazzola, de 35 años, lleva ya más de catorce temporadas subiéndose a diferentes vehículos de competición y su próximo objetivo es sumarse a una de las divisionales más reconocidas del automovilismo local.

Nacido en la localidad de José C. Paz el 4 de octubre de 1984, la vida de Bonazzola cambió "por completo" hace dieciocho años, cuando circulaba con su bicicleta por la ruta 202 y fue atropellado por un camión.

"Recibí un fuerte impacto", recordó Matías sobre el fatídico accidente. "Cuando toqué el asfalto, un hueso del hombro izquierdo me cortó los nervios del brazo", explicó el piloto, que como consecuencia de ese golpe perdió la movilidad en la extremidad superior izquierda.

Lejos de amedrentarse, Bonazzola continuó pensando en desarrollar su pasión, que era y es el automovilismo. Por eso, el bonaerense estuvo de acuerdo en la operación que le realizaron en el 2003 en el "plexo braqueal", lo que le permitió recuperar el movimiento en el hombro izquierdo.

Pese a la discapacidad, su sueño se mantuvo intacto. "A los 21 años me subí a un karting", rememoró en una entrevista con la agencia Télam. "Fue medio a las escondidas porque mi familia no quería saber nada", agregó. A los 29, con un entrenamiento metódico y sostenido, Bonazzola debutó sobre un pequeño bólido en el kartódromo de la localidad de Zárate.

La intervención de Juan Tardito, quien supo competir tanto en karting como en otras categorías zonales de automovilismo, resultó fundamental para Matías. Gracias a sus gestiones ante el Automóvil Club Argentino (ACA), Bonazzola pudo conseguir el apto médico, y así logró la habilitación para correr.

El tesón y coraje de "El Terito", como le dicen, hizo el resto. Luego de seguir disputando competencias en karting, el piloto pudo dar un salto importante en su carrera en 2018, cuando fue invitado por Martín Amer para conducir un Ford Fiesta del Turismo Internacional. El ingreso a las categorías de vehículos con techo ya estaba dado.

"Me adaptaron la caja de velocidad de cinco marchas para tirar los cambios desde el volante", contó el piloto, que también relató que concluyó sexto en esa primera carrera. Más tarde, en una competencia disputada en el autódromo Roberto Mouras de La Plata, logró una pequeña hazaña. "Largué último y llegué a pelear por el tercer puesto", recordó.

Varios jefes de equipo de categorías nacionales ya habían observado las capacidades de Matías. Uno de ellos, Juan José Monteagudo, titular del equipo JM Motorsport del TC 2000, lo convocó para una prueba "en el autódromo" Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires.

"Me adaptaron también el Fiat Tipo con la dirección y la selección de marchas. Pusieron dos levas a la derecha del volante. Anduve bien y quedé a 1s. 4/10 del tiempo de punta en la categoría", relató con una sonrisa pícara.

Bonazzola continúa entrenándose en el Centro de Alto Rendimiento de la Asociación Argentina de Volantes (AAV) en el autódromo porteño. Y mientras disfruta de "pequeños mimos" como la condecoración que le entregaron en enero en el Museo Juan Manuel Fangio de Balcarce.  "Fue por mi ejemplo de vida, temple y perseverancia", expresó.

Matías reveló, además, que mantiene "una buena amistad" con Andrea Di Palma, una de las hijas del recordado Rubén Luis, y charla "bastante seguido" con el asturiano Fernando Alonso, bicampeón mundial de la Fórmula 1. Pero la idea fija del bonaerense está centrada "en conseguir el presupuesto necesario" para sentarse a un automóvil del TC 2000 para seguir demostrando que en su carrera no hay imposibles.