El Fondo Monetario Internacional calculó que la Argentina tendría que reducir sus pagos de deuda externa en un rango de entre 55 a 85 mil millones de dólares durante los próximos diez años para recuperar el sendero sostenible de sus pasivos. El “alivio” de la deuda se podría conseguir no solamente con una quita nominal en el valor de los bonos, sino también mediante la extensión en el vencimiento de los bonos, períodos de gracia y recorte de las tasas de interés. Por otro lado, el organismo prevé que este año la economía nacional caiga 2,3 por ciento y se recupere lentamente en 2021, a medida que los efectos adversos de la pandemia del coronavirus se vayan disipando.

El Fondo publicó el documento elaborado como resultado de varias visitas a Buenos Aires y reuniones con miembros del equipo económico. El ministro de Economía, Martín Guzmán, también visitó las oficinas del organismo en Washington y mantuvo charlas por videoconferencia para explicar el plan económico y compartir números y proyecciones. El primer objetivo político del gobierno está cumplido, ya que buscaba que el Fondo admitiera que la deuda no es sostenible sin una “decisiva operación de deuda, con una contribución apreciable por parte de los acreedores privados, que reduzca el nivel de deuda y las necesidades de financiamiento bruto”, según definió el propio FMI. En el informe de 18 páginas no hay consideraciones fuertes sobre qué rumbo debiera tomar la política económica, aunque sí hace énfasis en la “consolidación fiscal”, que implica recorte de gasto público. De todas formas, en la actual coyuntura de crisis sanitaria, hasta el FMI está apoyando las medidas de expansión fiscal y de contundente intervención del Estado en la economía nacional.

¿Por qué la deuda no es sostenible?

El FMI tiene responsabilidad en la crisis de la deuda argentina, al otorgar un préstamo de 44 mil millones de dólares para financiar un programa económico que fracasó por su propio peso. Sin embargo, el organismo no realiza autocrítica en el documento. Más bien se limita a recordar que en la última revisión realizada durante la gestión de Mauricio Macri, había señalado que “la deuda era sostenible, aunque no con gran probabilidad”. Advierte que a partir de ese momento, el peso argentino se depreció un 40 por ciento, subió el riesgo país, cayeron las reservas internacionales y el PBI. “Como resultado, la deuda está cerca del 90 por ciento del PBI a fines de 2019, 13 puntos por encima de la proyección de julio de 2019”, dice.

Este año, el país debe afrontar vencimientos de deuda por el equivalente a 13,3 por ciento del PBI, de los cuales 6,1 punto corresponde a deuda en moneda extranjera, “por encima de la posibilidad de la Argentina de generar esos recursos”, dice el FMI. Son unos 22 mil millones de dólares en obligaciones nominadas en moneda extranjera. Para 2021, los vencimientos en moneda extranjera llegan a 19,2 mil millones de dólares; en 2022, de 32,1 mil millones de dólares (de los cuales 18,8 mil millones corresponden al repago del programa con el FMI que firmó la administración de Macri) y en 2023, de 30,9 mil millones (19 mil millones del préstamo del FMI).

El actual nivel de reservas internacionales del Banco Central, la estimación de flujo de divisas por la vía comercial y financiera y el ingreso de inversión extranjera directa ya era insuficiente para afrontar esos vencimientos antes de la situación del coronavirus. El actual escenario profundizó ese diagnóstico.

La renegociación

El organismo calcula que es necesario un alivio que va de 55 a 85 mil millones de dólares en los pagos de la deuda en moneda extranjera en los próximos diez años. Ese monto está en línea con la deuda que tomó el gobierno de Mauricio Macri. En otras palabras, para recuperar la sostenibilidad hay que tratar de que el mundo condone una buena parte de la deuda que tomó Macri, de la cual el FMI fue partícipe necesario, con el paquete de rescate de 44 mil millones de dólares. “El alivio de la deuda necesario debería reducir las necesidades de financiamiento bruto de Argentina a un promedio de alrededor del 5 por ciento del PIB”, explica el FMI.

El “alivio” de la deuda se basa en la renegociación con los bonistas privados que está llevando adelante el Ministerio de Economía pero también en la firma de un nuevo acuerdo con el FMI para refinanciar la deuda con el organismo. “Hay muchas combinaciones de parámetros de reestructuración de la deuda, como reducciones del valor nominal, extensiones de vencimiento, períodos de gracia y recortes de las tasas de interés. Estas podrían proporcionar el alivio mínimo requerido en el servicio de la deuda en moneda extranjera que aseguran que relación deuda/PIB caiga con alta probabilidad”, dice el informe.

¿Qué va a pasar a corto plazo?

El FMI calcula que este año la economía va a caer un 2,3 por ciento y que 2021 arrancará con una “recuperación gradual a medida que los efectos adversos de la pandemia del Covid-19 vayan mermando”. “La recuperación estará impulsada por una suba de la demanda externa y del consumo doméstico seguido por la mejora de la inversión”, dice el organismo.

El Fondo asume que el gobierno va a avanzar en un acuerdo social con gremios y empresas y que los controles de precios van a relajarse hacia la segunda mitad del año. Los controles de capital continuarían y se lanzarían medidas para impulsar la inversión en Vaca Muerta. “Después de una moderada expansión fiscal para hacer frente a los efectos de la pandemia, se podría alcanzar un superávit fiscal primario del 0,8 por ciento del PIB para 2023”, calcula el informe.

De todas formas, toda proyección está sujeta a un alto grado de incertidumbre. “El riesgo principal a corto plazo se relaciona con un impacto negativo más fuerte y prolongado de lo previsto de la pandemia del coronavirus, con efectos aun más adversos sobre la economía global y la argentina”, advierte el Fondo.