“¿Y ahora qué hacemos?”, se preguntó más de un gamer. Y no de los de videojuegos, que con banda ancha están cubiertos. El problema se lo plantearon quienes juegan analógico: rol, juegos de mesa, wargames o cartas coleccionables. ¿Cómo siguen las campañas? ¿Cómo se vicia en tiempos de pandemia? Acá, el NO te ofrece una pequeña guía para mantener vivas las aventuras, batallitas y anécdotas jugonas.

Rock and rol

Descartado el chat –que puede ser muy caótico– y el rol por mail –¿tan 2001 ibas a ser?–, la tecnología ofrece una enorme cantidad de opciones para conferenciar. En estos días de coronavirus se puso de moda Zoom, pero los roleros más curtidos usan Roll20, que permite la opción de meter mapas, música ambiente, gestionar hojas de personaje e imágenes. Pero para muchos su sistema de voz no es muy bueno y lo combinan con el más consolidado Discord para conversar, un factor que no deja de ser central en la experiencia rolera.

¿Otras opciones? La plataforma de Arsat –sí, nuestro Arsat– ofrece Conferences, como alternativa para videollamadas grupales. Se puede crear gratuitamente un canal en https://jitsi.dcarsat.com.ar. Y si uno insiste en pagar, ahí anda Fantasy Grounds, una mesa de juego virtual, lo que lleva al siguiente punto...

 

Poné la mesa

Las mesas son los grandes escenarios de estas juntadas a tirar cartas, rolear o hacer la guerra con miniaturas. Quizás por eso haya simuladores virtuales de... bueno, de mesas. Uno de los más célebres es Tabletopia, que se consigue gratis en Steam y es exactamente eso: una mesa que se puede customizar a gusto. Además, por unos pocos pesos adicionales se consigue cantidad de juegos ya montados para jugar con otros jugadores.

Ojo: Tabletopia tiene varios problemas. El primero es que es un sandbox. Así que uno tiene que hacer todo de cero. Y puede ser hermoso plantearse convertir la mesa virtual en un tablón de las medidas ideales para montar una partida de ejércitos de miniaturas, pero luego aparecen los problemas de cómo representarlas. Es fascinante, pero es un laburazo y salvo que en el grupo haya varios que se den mucha maña, puede terminar la cuarentena antes de estar listos para jugar. Y eso sin contar que la batalla misma luego podría durar tanto como en persona... Y otro asunto de Tabletopia es que resulta mejor jugar con gente de confianza, porque no hay ningún mecanismo de juego que garantice que del otro lado cumplan las reglas.

 

La alternativa más fuerte es Tabletop Simulator. El producto de Berserk Games tiene a su favor gráficos mejor cuidados para los juegos que ya vienen incluídos y los que se pueden agregar como expansiones (con un sistema similar al de Tabletopia). Las expansiones están a valores similares que las de su contraparte pero, en este caso, el simulador en sí ya tiene un costo. Y aunque es accesible ($224,99 en Steam), puede alejar a quienes sólo quieren probar qué onda.

¿Hay más alternativas? Claro: Board Game Arena y Happy Meeple están ahí con buena cantidad de juegos de mesa conocidos listos para jugar con otras personas o “contra la máquina”. Ah, en cuanto a los clásicos...

Táctica y estrategia de la cuarentena

La opción digital de los juegos de mesa “clásicos” siempre está disponible. Basta con googlear “ludo + online”, “Pictionary online”, “TEG online” o cualquier otro y aparecerán opciones, sino oficiales, suficientemente “parecidas”. Algunas, como Tegnet, son viejas conocidas de quienes vician a última hora del día y tienen una buena comunidad construida alrededor. Y ni hablar del ajedrez, que tiene decenas de opciones online, muchísimas de ellas con comunidades online rankeadas con sus propios sistemas de calificación ELO. Si para muchos la cuarentena es un modo de vivir sencillamente, en esos juegos también hay un modo de volver a las fuentes.

Pero los fans de los juegos más modernos, sobre todo de la variedad “eurogames” también tienen muchas opciones y muy buenas. Epic Games, por ejemplo, tiene las licencias de Ticket to Ride y del Carcassone, adaptados con muy buenos resultados. La cuarentena obligada puede ser una enorme oportunidad para probar nuevos juegos si ni la juntada virtual con amigues es posible ni hay un delivery de tableros a mano. Y una gran fuente de información e inspiración para buscar opciones es el portal Boardgamegeek, que lleva 20 años como referencia insustituíble del género.

 

Prepárate para la guerra

Los wargames tienen una extensa nómina de juegos épicos con versiones digitales o presencia en plataformas como Tabletopia o Tabletop Simulator. Pero una buena opción lejos de la fantasía épica es Fly Casual, que emula el juego de miniaturas X-wing, basado en Star Wars. Mientras tanto, los maestros de la guerra pueden usar Battlescribe para ensayar combinaciones de bandas o ejércitos para el próximo encuentro. El ejercicio teórico en estos casos se parece bastante al onanismo, pero bueno: la abstinencia puede ser dura para el gamer.

Es que, además, los videojuegos basados en miniaturas, como Total War: Warhammer (que se puede jugar gratis desde Steam este finde), suelen presentar varios problemas: rara vez capturan la experiencia de juego real y muchas veces reemplazan la dinámica por turnos por decisiones en tiempo real. Por eso hay que sacarse el sombrero con los desarrolladores de Fumbbl, la versión hecha por fans de BloodBowl. Podrá ser menos vistosa que la adaptación oficial, pero tiene una comunidad fantástica que, para empezar, no está compuesta de caprichositos que abandonan el partido cuando ven que están por perder o se les muere su jugador estrella.