¿Será por esa necesidad –medio argenta, medio humana– de competir por cualquier motivo? ¿Será porque hay debates que vale la pena dar? ¿O será porque estamos bastante al pedo y todo lo que nos distraiga se vuelve atractivo? El aislamiento obligatorio nos recluye en la virtualidad, y esa misma virtualidad nos propone saltar el distanciamiento a través de dispositivos digitales. En esa especie de círculo viscoso de irrealidad conviven shows streameados por Instagram, obras de teatro subidas a Facebook y la verdadera vedette socialmediática de esta cuarentena: los “Mundiales” de Twitter.

Martina Mendoza tiene 20 años y estudia simultáneamente Comunicación Social en la UADE y Crítica de Arte en la UNA. No le venía dando mucha bola a la red del pajarito, la usaba solo para seguir algunos escritores y periodistas y no tenía más de veinte followers. Pero en una noche de stress y angustia –está cursando ocho materias a la vez, totalmente sobrepasada– salió de la cama con la necesidad de pensar en cualquier cosa para distraerse. “Vi que los Mundiales en Twitter se estaban convirtiendo en un boom. Yo soy oriunda de Pehuajó, así que se me ocurrió hacer uno sobre ciudades de la provincia de Buenos Aires medio en joda”, se sincera.

 

“Los del interior tenemos esa cosa de orgullo de pueblo, de sentirlo como propio, y que a su vez marca una diferencia con el que es de Capital. Se venían haciendo Mundiales de varias cosas, pero que tenían que ver más con los gustos personales. En cambio el que propuse está relacionado al concepto de grupo y de pertenencia: lo mismo pasa con un Mundial de fútbol, en el cual uno es hincha de algo de lo que forma parte”, amplía Martu, quien en al instante empezó a acumular numerosos seguidores en su cuenta @unfarol gracias a una propuesta que se destacó por encima de las demás.

Era una joda y quedó

“Al principio lo tomé más como un chiste, una joda”, reconoce Martina. “Es que se me había ocurrido hacerlo únicamente con los pueblos que están alrededor de Pehuajó, que es donde tengo amigos, como Mones Cazón, Capitán Sarmiento, Madero o Guanaco. ¡Me resultaba gracioso que compitieran entre sí! El tema es que se viralizó, aunque a la vez hubo quejas por la ausencia de otros pueblos. Así que tomé nota y decidí armar una especie de Fase 2, para luego hacer competir a todos esos ganadores. Ahí es cuando empezó el Mundial de verdad.”

Con excepciones como los grandes conglomerados (conurbano, La Plata y Bahía Blanca, al igual que localidades costeras), el Mundial alistó 32 distritos del interior provincial ubicados en su mayoría sobre las rutas nacionales 5 y 226, las cuales conforman –vistas de manera cenital– una especie de cruz en la pampa bonaerense. Y, no por casualidad, ambas se unen justamente en Pehuajó, la ciudad natal de Martina.

#QuedateEnCasa como Martina Merlo, la creadora del Mundial de pueblos bonaerenses. Foto: Cecilia Salas

 

“En todas las instancias hubo pica y se volvió bastante viral, porque todos empezaron a ponerse la competencia al hombro”, reconoce Marta Merlo, seudónimo con el que maneja su cuenta @unfarol. Sin embargo, el Mundial pegó un vuelo astronómico a partir de las semifinales, donde Chivilcoy y Olavarría se volvieron TT en Twitter y, tras superar respectivamente a Tandil y Balcarce, protagonizaron una ceñida y surrealista final que convocó casi 130 mil competidores a lo largo de 24 horas.

“Cuando el Mundial y las ciudades se volvieron tendencia, me pareció una locura y no salía de mi asombro. ¡Hasta los intendentes se lo tomaron muy en serio! Luego entendí que a ellos, como municipio, les sumaba mucho. Nunca me había dado cuenta de eso”, reconoce Martina, quien todavía no acredita que el gobernador bonaerense Axel Kicillof haya aprovechado el Mundial para opinar desde su Twitter.

El fútbol que le gusta a la gente (de Twitter)

Fue tal la conmoción causada por la final que la competencia trascendió el voto-a-voto y derivó en campañas alternativas. Los memes estuvieron a la cabeza entre la inventiva y la gastada, sobre todo cuando se supo que Chivilcoy salió campeón con casi el 54 por ciento de los votos, lo que además le valío su propio himno campeón hecho por DJ Lup en clave reggaetón, titulado La perla del Oeste por el apodo de esta ciudad de casi 90 mil habitantes ubicada más bien en el norte de la provincia.

Entre los memes aparecieron Maradona con la cara del escudo campeón levantando la Copa en México ’86, Messi maskeado del subcampeón Olavarría lejos del cetro perdido en Brasil ’14 o un auténtico abonado a la generación memética: Pity Martínez encarando hacia el arco vacío de Madrid como forma de sintetizar la resolución ya irreversible de un resultado. También aquel meme de las multitudes celebrando frente a la municipalidad ganadora, en un photoshop que ironiza no sólo sobre el festejo de un Mundial de Twitter, sino también sobre la posibilidad de congregarse en plena cuarentena.

Hasta incluso hubo una especie de batalla de gallos –vía Twitter, claro– iniciada por el olavarriense Samuel Bickart, quien le mojó la oreja a Chivilcoy tratándolo de “pueblo fantasma”. Naturalmente, la respuesta no se hizo esperar y el chivilcoyano Damián Mariani levantó el guante para cerrar con un punchline épico: “Pueblo fantasma, así nos llamaron / Somos “pueblo fantasma” porque nos vieron y se asustaron”, tiró en un cierre que incluso generó que lo postularan para la Freestyle Master Series de Argentina.

 

Pero como toda compulsa frenética, apasionada y para la historia, ésta también estuvo atrasada por polémicas, acusaciones y tensiones. La más notable acaso haya sido aquella que denunció la intervención de trolls y bots en las votaciones. “Estuve atenta a los votos y de ambos lados había cuentas falsas… los dos estaban haciendo cualquier cosa”, reconoce Martina. “En definitiva cada uno juega su juego y en un momento tuve que salir a aclarar justamente que no había reglas, porque me estaban acosando con que me iban a clausurar la cuenta. Lo cual no me interesaba, porque antes del mundial tenía apenas 20 seguidores. Fue una situación medio chota, poniendo mi cara como si tuviera la culpa. Solo quería que se diviertan, no que se queden enojados”, concluye Martina, quien igualmente quedó cebada con el formato y ya organizó uno nuevo: el Mundial de capitales de provincias argentinas.