El fútbol argentino vuelve hoy a la lógica que lo caracterizó por más de 30 años bajo el mando de Julio Humberto Grondona. En la Asociación del Fútbol Argentino habrá una elección para votar anticipadamente la reelección de Claudio “Chiqui” Tapia, en forma de virtual, sin nadie que objete nada y con Central y Newell’s alineados en la propuesta. Tapia negoció el voto entre bambalinas con cada club, aunque canayas y leprosos encontraron una rápida sintonía con el candidato ante la aprobación al pedido por anular los descensos. En Arroyito, además, tendrán más contención a sus problemas financieros, mientras que en el parque Independencia la votación de hoy es una reconciliación luego de apoyar en los últimos años las listas opositoras al oficialismo.

Superliga recibirá hoy su acta de defunción. El invento que impuso Mauricio Macri como presidente de la Nación para debilitar a la ya muy debilitada AFA suponía el primer paso camino al desembarco de las sociedades anónimas. Pero Superliga solo cambió una cosa en el fútbol argentino: repartía los fondos de televisión sin hacer negocios financieros, como la AFA de Grondona. Las transferencias eran directas, sin descuentos ni maniobras que perjudicaban a los clubes. Por lo demás, funcionó como acostumbra el fútbol argentino, con los clubes de más peso excluyendo a los de menos influencia.

Pero los clubes no perdieron el hábito de cambiar ante cada necesidad y los reclamos que no canalizaba Superliga iban a AFA. Y allí Tapia encontró una oportunidad cuando los argentinos le impidieron la reelección a Macri octubre pasado. Tapia propuso adelantar un año los comicios en AFA para aprovechar el viento de cola y garantizar cuatro años más en el puesto. Inició conversaciones con cada club por el voto y dejó sin representantes a Superliga.

En la ciudad el reclamo era unánime: suprimir los descensos. Cuanto menos, que no sean cuatro. Primero se pasó en la negociación a tres descensos, después a dos y una promoción y para dejar alegres a todos. La pandemia fue la excusa ideal para directamente suprimir la pérdida de categoría en la temporada que concluyó el 20 de marzo, con el inicio de la cuarentena.

Con esta tranquilidad, Central y Newell’s dieron su apoyo a la maniobra de Tapia que hoy se concreta con su singular reelección. Pero canayas y leprosos negociaron además otros beneficios. Con la AFA otra vez al frente de la organización de los torneos, Central tendrá más oportunidades para hacer frente a sus problemas económicos sin ser sancionado.  Arroyito no ha cumplido con ninguna de las transacciones por la compra de pases de jugadores en los dos últimos años (todas debieron ser renegociadas) y el plantel profesional dejó de tener sueldos al día hace tiempo. Estas irregularidades en Superliga ameritaban una sanción. En AFA también, claro, pero siempre se puede conversar.

En cambio Newell’s hoy levanta la mano por Tapia en una confirmación de la reconciliación de partes, luego de que el presidente Eduardo Bermúdez apostara en 2016 por la oposición, por entonces liderada por Marcelo Tinelli. Esa apuesta política fallida le costó puntos a la Lepra cuando presentó documentación apócrifa: primero tres unidades, luego dos y finalmente solo uno, entre las apelaciones, rectificación y devolución de puntos que sucedieron en los tres últimos años.