Las esquirlas de la extrañeza que causó esa literatura sin parangón en el país se prolongan en el rescate de su obra periodística. El joven mendocino de poco más de veinte años está en San Juan, a mediados de enero de 1944, para escribir sobre el terremoto en el diario La Libertad. “El cronista ha visto en esta rápida visita a la ciudad devastada todo un mundo de desgracias y calamidades, con el espíritu encogido ante la magnitud del drama que sufre la población de esta capital (…) En pleno centro, en lugares de reunión tan propicios para la hora en que ocurrió el sismo -las 20.52- como son las confiterías y los bares, ha escuchado escalofriante relatos sobre la cantidad de personas que podían haber quedado bajo los escombros de los edificios. Y no eran muy exagerados cuando el que escribe pudo observar en la mañana de hoy que un piquete de bomberos extraía de la Confitería del Águila alrededor de un medio centenar de cadáveres -muchos- que eran trasladados inmediatamente a las morgues improvisadas”, se lee en “Las confiterías céntricas fueron sepulcros de muchos sanjuaninos” incluido en Escritos periodísticos (Adriana Hidalgo), primera recopilación de la obra periodística de Antonio Di Benedetto, realizada por Liliana Reales, que abarca más de cuarenta años de trayectoria periodística: de 1943 a 1986. La mayoría de las crónicas, entrevistas y artículos fueron publicados en Los Andes -diario donde Di Benedetto fue subdirector-, pero también en otros medios como La Prensa, Clarín y La Nación.

   La selección Escritos periodísticos viene a saldar el agujero negro que había en torno a la obra del autor de Zama. La edición incluye como “anexos” la conferencia “Nuestra experiencia frente al cine y la literatura” -que pronunció en la Universidad de Cuyo el 19 de octubre de 1970-, un breve texto autobiográfico, que fue publicado por primera vez por Günter Lorenz; y diez entrevistas periodísticas que le hicieron entre 1972 y 1986. “No estaba compilada su obra periodística; por lo tanto era desconocida. Sus textos periodísticos ayudan a conocerlo mejor en muchos sentidos. Me parece fundamental porque es una fuente impresionante de revelaciones, como si fuese un árbol genealógico  y arqueológico también sobre cómo se genera su escritura y cómo él va a canalizar esa escritura para el periodismo y para la literatura, generando un puente muy visible entre los textos periodísticos y los literarios”, plantea Reales, docente e investigadora de la Universidad Federal de Santa Catalina (Brasil), a PáginaI12. “El joven Di Benedetto va mostrando una escritura que después se va afirmar con el tiempo como muy poco retórica; es lacónico, es elíptico, es austero. Todo esto está en sus textos periodísticos, que contienen como micro relatos; es impresionante cómo va a conjugar la literatura y el periodismo de una forma tan brillante que diría que muy pocos lo han logrado con ese estilo tan cuidado e inteligente que él tiene”. 

   El cálido acento mendocino de Reales no juega a las escondidas. “Di Benedetto innova el lenguaje periodístico en una época en que el lenguaje periodístico argentino era extremadamente retórico -advierte-. Como periodista, era poco compinche con los lectores: no les guiña el ojo, raramente lo hace, no busca aprobación, sino que entra directo con su estilo. Él se hace cargo de su estilo, que lo va a pulir a lo largo de su vida. Sus primeros textos periodísticos más interesantes son del terremoto de San Juan. El periodismo fue muy importante en la vida de Di Benedetto, no fue un modo de ganarse la vida, como les pasa a muchos escritores. El periodismo le dio las mejores dichas y las peores desdichas”.

   El 24 de marzo de 1976 Di Benedetto (1922-1986) fue detenido y encarcelado por la dictadura cívico-militar. “Como subdirector del diario Los Andes, Di Benedetto se negó a silenciar abusos y atropellos a los derechos humanos, cuando la provincia de Mendoza estaba intervenida, antes del golpe militar. Cuando le pidieron que no publicara determinadas cosas, él las autorizó y las publicó. Esta es una explicación muy potente de por qué fue encarcelado y torturado. El propio Di Benedetto dijo que él creía que lo habían encarcelado por su actitud como periodista. Su ética, su defensa de la libertad de prensa y su amor por la democracia son incontestables”, pondera Reales y explica lo que generó el exilio en el autor de excepcionales novelas como Los suicidas y El silenciero. “Volver del penoso exilio a Buenos Aires fue algo muy doloroso para él. Él no pudo regresar a Mendoza porque se quedó sin comunidad, sin familia, sin nada. Él sufre los efectos de la desaparición: desaparece todo ese ambiente, ese lugar donde él era una persona reconocida y respetada. El diario Los Andes fue uno de los mejores diarios del interior de Argentina -si no fue el mejor- durante la gestión de Di Benedetto. Él llevó al diario a un nivel de calidad y penetración en la comunidad mendocina muy grande. El exilio fue para él muy difícil; andaba con una valija, viviendo en habitaciones humildes, sin muchos recursos, con poco dinero, y eso no es fácil de soportar para la posición económica, social e intelectual que había tenido en Mendoza. Es muy cruel tener que dejar todo, sentirse un huérfano y tener que empezar todo de cero para un hombre que entonces tenía más de 50 años. Al regresar, encontró una Argentina muy fragilizada, que se estaba recuperando del mayor desastre de su historia. Di Benedetto no encontró un lugar y vivió una orfandad tremenda”. 

–¿Qué fue lo que le llamó más la atención de los textos periodísticos de Di Benedetto?

–Hay una integración entre el lenguaje periodístico y literario de  una manera muy sutil. Cuando me puse a investigar, fui con mucha humildad a los archivos porque nunca sabés qué te van a deparar. Yo fui a buscar de una forma medio voraz si él había escrito textos que lo hubieran puesto en peligro o que fueran más comprometedores y no hubieran sido bien vistos por la represión en curso. Y no encontré nada firmado por él. Di Benedetto no hizo ese tipo de periodismo de análisis político. Lo que hizo fue reportajes y crónicas de sus viajes. Este libro es muy importante porque completa la obra de Di Benedetto. Hay crónicas muy hermosas escritas por él, que le pueden interesar a cualquier lector.