Hace 18 años asesinaban a Darío y Maxi en el Puente Pueyrredón. Aquel 26 de junio de 2002 una enorme manifestación que reclamaba por pan y trabajo y denunciaba las políticas neoliberales, fue reprimida brutalmente. Maxi fue herido en la Estación Avellaneda (hoy Estación Darío Santillán y Maximiliano Kosteki) y Darío, en un enorme acto de solidaridad, volvió al lugar de la represión, para pedir por la vida de ese pibe que no conocía. Fue asesinado por la espalda por la policía.

Durante estos 18 años hemos salido a las calles a reclamar justicia. Para que se investigue a los responsables políticos de la Masacre, como el ex presidente Eduardo Duhalde y el ex gobernador Felipe Solá, entre otros. Pero también para recordarlos y seguir peleando contra las injusticias. Así nos fuimos organizando nosotras, las mujeres. Primero en las asambleas de mujeres en el puente Pueyrredón, donde comenzamos a reflexionar sobre nuestros lugares dentro de la organización, sobre métodos de cuidado en relaciones sexuales, sobre nuestras maternidades, sobre la violencia machista. Las compañeras lesbianas levantaron sus voces también, “saliendo del closet” y haciéndose visibles. Entendimos que es con todes, y allí nuestras compañeras travestis y trans fueron nuestras guías. Nos miramos y nos encontramos para seguir avanzando.

En el puente, en los comedores populares, en los barrios. Nos repensamos, nos cuestionamos y formamos parte de un movimiento que creció enormemente los últimos años. Fuimos las protagonistas de nuestra historia, allí donde nadie nos veía, en los territorios más olvidados, fuimos pintando de violeta y verde nuestra vida y nuestras organizaciones.

Este 26 la pandemia nos encuentra también en la calle: parando la olla, recibiendo donaciones, realizando postas sanitarias en los barrios más castigados. Muches compañeres, pero en su mayoría compañeras, se exponen al coronavirus, a la violencia machista, a la invisibilidad del patriarcado, a la crudeza del capitalismo; haciendo lo que hay que hacer con extremo cuidado, autorganizades, garantizando un plato de comida, día, tarde y noche a las familias que menos tienen, en todo el territorio nacional.

Este 25 y 26 nuestro homenaje a Darío y Maxi será en cada olla popular. Las mujeres, lesbianas y trans los homenajeamos multiplicando su ejemplo. Poniendo el cuerpo. Con el amor, la entrega y la convicción de que nuestros sueños se organizan y se conquistan. Somos quienes silenciosamente sostenemos las casas y hoy también nuestros espacios de trabajo, y enfrentamos esta pandemia que nos mata.

Ya no nos callamos. Y nuestra lucha contra el olvido y la impunidad nos hacen alzar la voz. Porque recordar a Darío y Maxi, como a tantos luchadores y luchadoras que dieron su vida por una Argentina más justa e igualitaria, es construir nuestra memoria como pueblo. Y comprometernos a seguir peleando para cambiar todo lo que deba ser cambiado. Aunque se nos vaya la vida. 

*Referenta nacional del Frente Popular Darío Santillán y de La Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP).