“Señor Presidente, le pido respetuosamente que inicie alguna gestión para repatriar a mi hijo, apresado injustamente en una causa arbitraria que tiene motivación política y ninguna prueba en su contra”, dice la carta que Hugo Molares le envió a Alberto Fernández. Molares es el padre de Facundo Molares Schoenfeld, un fotoperiodista que se encuentra detenido en Bolivia desde el 29 de noviembre, cuando se desató el golpe de Estado contra Evo Morales y él se encontraba trabajando allí para una revista argentina. Facundo, además, está muy mal de salud y su familia teme por su vida en el medio de la pandemia de coronavirus. “Debe ser repatriado de manera urgente para ser atendido”, afirma la carta dirigida al Presidente y firmada por organismos de derechos humanos, sindicatos y personas del ámbito de la política y la cultura. Además, el Papa Francisco pidió reportes de la situación del fotógrafo al obispo de la ciudad de El Alto, donde se encuentra el penal en el que está preso.

Tal cómo contó este diario , el fotoperiodista había llegado a Santa Cruz de la Sierra para cubrir las elecciones en octubre del año pasado y por una insuficiencia renal fue internado el 11 de noviembre en el hospital Japonés de dicha ciudad. El 12 su padre viajó a buscarlo y, una vez que identificó a Facundo, fue apresado junto a su compañera, con quien había viajado, en una comisaría en la que estuvieron detenidos 25 horas. En la carta enviada al Presidente, Hugo recuerda que “cuando estaba secuestrado en la comisaría de Monteros por el solo delito de haber ido a ver a mi hijo que estaba internado en terapia intensiva en estado de coma inducido, con respiración asistida y sondas, tuve que soportar al oficial interrogador que me refregara con una mueca que en mi país el presidente era Macri, y que no esperara nada, ninguna ayuda, ningún auxilio de él”. 

En diálogo con PáginaI12, Molares también recuerda que esa noche, desde su celda, pudo oír distintas atrocidades del golpe que comenzaba aquella semana en Bolivia. “Mi celda estaba cerca de la entrada, entonces a través de una ventanita podía escuchar todo lo que decían. Esa madrugada salieron tres partidas de policías y entraron con tres muertos”.

A Hugo y su mujer los liberaron bajo amenaza de muerte el día 14 por la madrugada, pero a Facundo, el 6 de diciembre, y sin orden judicial, lo llevaron al penal de Chonchocoro --uno de los más peligrosos de Bolivia--, donde todavía se encuentra con prisión preventiva por su presunta participación en el bloqueo de un puente. “A mí me dijeron que me convenía irme de Bolivia porque si nos quedábamos nos iban a masacrar”, recordó el padre.

Según explica en el escrito, a su hijo "lo sometieron a una parodia de audiencia, vulnerando todos sus derechos, en especial el de la legítima defensa, nombrando una defensora de oficio el mismo día de la audiencia, con la presencia de tres fiscales y cinco abogados de la parte querellante en una causa que se había iniciado quince días antes y en la que Facundo ni siquiera estaba mencionado”. 

“De esa audiencia figurada, donde además se montó un show periodístico que lo exhibió de modo denigrante semidesnudo en silla de ruedas, convaleciente de terapia intensiva y aún bajo los efectos de fármacos que le impedían mantenerse erguido, surge el dictado apresurado de prisión preventiva, violando sus derechos humanos más elementales”, agrega Molares en la carta.

Con respecto a la salud de Facundo en estos momentos, su padre comentó que “si bien de ánimo está estable, su salud física no está bien”. “Después de mucho esfuerzo y por medio de gestiones del abogado, de los organismos de derechos humanos y del consulado, logramos que se revea su situación médica en Chonchocoro y el médico de la cárcel dijo que necesitaba atención urgente y una revisión médica y oftalmológica, porque ha perdido casi por completo la visión del ojo derecho”, detalló. Sin embargo, esos estudios siguen pendientes y las autoridades del penal no quieren realizárselos.

La familia del fotoperiodista ha recibido muestras de solidaridad y adhesiones de todas partes del mundo. La CIDH, por ejemplo, interpeló a las autoridades bolivianas requiriendo información sobre la situación de Facundo y el Comité de Solidaridad Internacional y Lucha por la Paz (Cosi) se ha expedido en más de una oportunidad solicitando su libertad y repatriación. También han manifestado su solidaridad distintos organismos de derechos humanos nacionales, como Abuelas de Plaza de Mayo, APDH,  HIJOS, entre otros. 

Pero, además, el Papa Francisco "también está  preocupado y al tanto de la situación", afirmó Molares. Esta semana la familia recibió en Trevelin, la ciudad patagónica en la que viven, al obispo de la ciudad de Esquel que les acercó una carta de su par de El Alto boliviano, donde se encuentra la cárcel de Chonchocoro, explicando que por indicación del Papa había pedido un informe de la situación particular de Facundo. 

"Además del padre de Facundo, soy abogado y puedo decir que él es un preso político que está siendo utilizado por el gobierno de facto como un rehén", explicó Hugo Molares, que se desempeña como juez de Paz de Trevelin. 

“Facundo está en la cárcel más dura de Bolivia", remarcó Molares y explicó que Chonchocoro "está a 4500 metros de altura y por las noches la temperatura desciende a 5 o 6 grados bajo cero". "Obviamente no hay calefacción y, si no te lleva comida un familiar, te dan alimento una  sola vez al día. Imaginate esa situación estando enfermo, con hipertensión arterial y un edema pulmonar, como está mi hijo”, expresó desesperado Hugo. "Queremos y necesitamos que vuelva a casa."

Informe: Melisa Molina.